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Una pantalla gigante recibió a los fanáticos de Justin Timberlake cuando entraban por los túneles del Palacio de los Deportes. Al salir del pasillo oscuro, siguiendo la luz, lo primero que veían era la pantalla de más de 10 metros de ancho por 4 de alto, que proyectaba paisajes, que transportaban al público a un ambiente distinto al del hierro y concreto del recinto.
Desde cielos rojizos, hasta carreteras desérticas, todo en medio de luces estroboscópicas de todos colores, principalmente rojas y blancas, que ya encendían y apagaban antes de que Timberlake saliera al escenario para involucrar al público y hacer que estuviera inmerso.
Todos los juegos visuales salían de una estructura igual de grande que la pantalla que colgó del techo del Palacio, escenas de vigas metálicas, que sostenían a su vez las luces que brillaban en el rostro de las miles de personas que ya se disponían a bailar con Timberlake.
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Después de horas de espera, finalmente las luces se apagaron oscureciendo todo el recinto, la pantalla se encendió y ahí, proyectado apareció Timberlake, su rostro enorme cantando avanzando hacia adelante, era tan grande que daba la sensación de tenerlo a centímetros de distancia.
De la tarima emergió el cantante acompañado de una orquesta de más de 10 músicos, cinco bailarines lo acompañaron en el primer tema “No Angels”, donde saludó al público con un “!Vamos¡ México City”.
Mientras en la pantalla se derretían los colores al ritmo de “Lovestoned”, Justin comenzó a demostrar su destreza, moviendo el cuerpo por completo, controlando desde las puntas de los pies hasta los hombros, girando sobre su propio eje, todo en una coreografía veloz vestido en un traje negro y con lentes oscuros.
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“Lile o love you”, continuó el repertorio, con un Justin bailando al ritmo de la música, pero también con los gritos de fondo de sus seguidoras, que cada que él movía la cadera, sacudía los hombros, o miraba atento al vacío, incluso una sola sonrisa ponía a gritar a las 17 mil personas.
Luego, el piano sonó una melodía lenta, mientras Timberlake agradecía con una reverencia a su público que comenzó a gritar todavía más fuerte, y sosteniendo el grito por varios segundos ante la sonrisa perpleja del cantante, que comenzó a interpretar “Tecnicolor”.
Toda interpretación siguió acompañada de proyecciones de objetos en la pantalla, elementos visuales que cambiaban de color, o se derretian, o de forma plástica se moldeaban al ritmo de la orquesta y la voz del cantante.
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“Viva México, Se sienten bien esta noche Ciudad de México, mi español es una mierda pero su inglés es muy bueno verdad, ¿Cómo se sienten? Se ven bien Ciudad de México, ustedes se sienten bien”, dijo Timberlake, siendo su primer discurso de la noche. Continuó con temas como “Cry me a river”, “Summer love”, hasta “Say Something”, o “Mirrors”.
Para “Future sex”, e “Imagination”, la parte de en medio de la pantalla se desprendió acercándose al público frente al escenario, lentamente, como si se tratara de un rectángulo flotando se acercó al punto de tenerla casi encima, permitiendo ver aún más de cerca todos los juegos visuales.
Así continuó desplazándose la pantalla, de adelante hacia atrás como teniendo vida propia en los temas “Cry Me a River”, y “Let The Groove”, donde imágenes de olas rompiendo se proyectaron, dando una sensación de que el agua podía salirse del encuadre. Entonces la pantalla se inclinó hacia adelante, quedando en diagonal y luego completamente horizontal al público, flotando por encima de Timberlake.
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Pero la pantalla gigante, y todos los recursos del espectáculo no le bastaron al cantante para estar cerca de su público, pues decidió bajar del escenario y caminar entre las barricadas para bailar y cantar muy cerca de los que estaban en la parte más baja de las gradas.
Antes de cerrar, Justin dedicó sus últimas palabras “Los amo a todos”, dijo con tropezado acento e interpretó su último bloque de canciones donde cerró con “Mirrors”, nuevamente con la pantalla desplegada por completo, hipnotizando al público impresionado por las imágenes las texturas, acompañadas del hit más importante de Timberlake.
