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La final de la Europa League entre Sevilla y Roma tuvo de todo; pasión en las tribunas, goles, tiempos extra, penales y lamentablemente, polémicas arbitrales.
Incluso, el director técnico de la Loba, José Mourinho, esperó a los árbitros al final del partido para decirles que su actuación fue vergonzosa. Sin embargo, el calvario para Anthony Taylor, juez central del encuentro, no terminó ahí.
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Horas después del partido, Anthony Taylor acudió al aeropuerto de Budapest en Hungría para subirse al avión de regreso a su casa, pero se encontró con cientos de aficionados de la Roma que también esperaban el vuelo a Italia.
Desgraciadamente, los 'tifosi' increparon al árbitro y a su familia, a través de insultos, y en el peor de los casos, hubo gente que lanzó botellas hacia ellos.
El reclamo principal de los aficionados romanos fue por un supuesto penal en el segundo tiempo de la final cuando el partido ya se encontraba empatado 1-1. La polémica surge alrededor de una mano del futbolista brasileño del Sevilla Fernando.