La velocista italiana Valentina Petrillo, hizo historia este lunes al convertirse en la primera mujer transgénero en competir en unos Juegos Paralímpicos al hacerlo en atletismo, en los 400 metros clase T12 de invidentes, convirtiéndose en un referente e inspiración para el colectivo LGTBIQ+.

"He vivido el día más importante de mi vida deportiva", confiesa la italiana de 50 años al llegar a meta tras debutar en el imponente Estadio de Francia, cumpliendo un sueño que llevaba demasiados años persiguiendo, desde Atlanta'96, cuando aún era un hombre.

Ese sueño comenzó de pequeña, a los seis años, cuando vio a su ídolo, Pietro Mennea, ganar los 200 metros masculinos en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980.

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“Desde ese momento tuve el sueño de emular a Pietro, vestir la camiseta de la selección nacional, ir a los Juegos Olímpicos y ganar una medalla como él pero no era tan fácil porque aparte de las cualidades necesarias nací como un hombre en Nápoles, en un barrio peligroso, y yo me identificaba como mujer. Eso era un gran problema en un sitio conflictivo”, declara.

Aún así, el atletismo no fue siempre el principal deporte a practicar ya que llegó a formar parte de la selección de fútbol sala italiana, ganando once títulos nacionales.

En 2017 dijo basta. Pensó que era el momento de dejar de ocultarse y tratar de ser y vivir cómo realmente se sentía, una mujer. Inició el cambio de sexo en 2019, en 2021 se convirtió en elegible para competir en la categoría femenina bajo las regulaciones del Comité Paralímpico Internacional y en 2023, a efectos legales de la administración italiana, terminó su transición a mujer.

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“El atletismo siempre ha sido una válvula de escape para mí y me ha ayudado a mejorar mi autoestima en un entorno que también podría ser hostil para las personas discapacitadas. Correr me hace libre. Es lo único que me gusta hacer y lo hago con pasión. Siempre he corrido y hacerlo aquí, ahora, como mujer, me hace sentirme realizada. No puedo pedirle a la vida nada más que eso. No ha sido fácil pero lo he logrado”, confiesa.

París, dónde ha hecho su debut en los Juegos Paralímpicos, es una ciudad a la que siempre estará ligada por este y otros motivos Valentina Petrillo, ingeniera informática de profesión.

“Es la ciudad donde me diagnosticaron la enfermedad de Stargardt -degeneración macular genética sinónimo de pérdida progresiva de la visión- en 1988. En ese momento hice un viaje desesperado para llegar a la Universidad de Créteil y reunirme con un experto, que finalmente le dio un nombre a la enfermedad. Luego volví a competir en el Gran Premio de atletismo hace dos años, y el año pasado, en 2023, gané dos medallas de bronce en el Mundial en el estadio de Charlety", subraya.

Estar de nuevo en París y cumplir el sueño de ser atleta paralímpica la ha dado la condición de referente, algo que ella lleva con orgullo.

“Estoy aquí para valorar la libertad de expresión y dar esperanzas de tener un futuro mejor para todos. Espero que mi experiencia sirva de inspiración a las personas para que no se encierren en sí mismas, sino que encuentren la fuerza para salir de ese armario en el que puedan estar, ya sea como personas transgénero, como personas que no se identifican con ningún género o como personas con alguna discapacidad”, señala.

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