Titán ha sido uno de los nombres de la lucha libre mexicana que más fuerte suenan en Japón, territorio que en los últimos años ha visto al esteta tapatío, con su espectacular estilo aéreo, conquistar a los fanáticos.
El gladiador es parte de la facción denominada “Los Ingobernables de Japón”, que rápidamente se ha posicionado en la New Japan Pro-Wrestling.
El trayecto no ha sido nada sencillo, ya que requirió de mucho trabajo para llegar al cuadrilátero, teniendo que pasar por varios oficios para cumplir su sueño de ser luchador profesional.
"Gracias al ejemplo de mi papá siempre he trabajado mucho, recuerdo que a la par de entrenar, a los 17 años trabajaba en un lote de automóviles en el que lavaba los coches, después estuve en una agencia de publicidad repartiendo productos en las principales calles de Guadalajara. También laboré en una tienda de magia, en un tianguis y fui mesero en fiestas", compartió en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes.
Esa época difícil la soportó el hoy estrella del Consejo Mundial de Lucha Libre, gracias a la motivación que le generó Místico, luchador al que veía en la televisión y quien ahora es su compañero en la empresa mexicana. “Todos los sábados veía las funciones que se grababan en la Arena México. Quería ver a Místico, siempre fue una motivación, me encantaba ver la forma en la que transmitía su pasión. Ahora es un compañero y amigo”.
Con más de 15 años en los cuadriláteros, Titán mira hacia atrás y valora lo vivido, lo aprendido y espera que las nuevas generaciones sigan su ejemplo.
“Mi sueño era llegar a la Arena México, pertenecer al Consejo Mundial de Lucha Libre. Sabía que ahí habían estado los mejores luchadores de México, que gracias a su esfuerzo y empeño tuvieron oportunidad. Les diría a los jóvenes que se esfuercen, sean disciplinados, buenas personas y se acerquen a Dios. Todo se puede lograr, si yo pude ustedes también”, recalcó.