En uno de los estadios más incómodos de la Liga, el Real Madrid escaló hasta el liderato tras superar 0-2 al Getafe, domado en el Coliseum por la eficacia de Joselu, autor de un doblete que selló un triunfo serio y excesivamente plácido de los hombres dirigidos por Carlo Ancelotti.

Joselu aprovechó su oportunidad en medio de las rotaciones de su entrenador. Fue uno de los siete cambios del técnico italiano. Sentó a Rodrygo y dio toda una lección de rematador para reivindicarse como una opción más que válida para tener más oportunidades. Sus cifras no están nada mal: ya suma 13 goles en todas las competiciones.

La batalla que se esperaba en el Coliseum no pasó de ser una ligera escaramuza para el Real Madrid. El Getafe, siempre combativo, acudió a la cita con un currículum envidiable como local. Quitando el partido de castigo en el Metropolitano en el que perdió ante el Rayo, no conocía la palabra derrota como local. Y sólo había encajado cuatro goles.

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Pero Bordalás cometió un pecado imperdonable de inicio. Pensó demasiado en el Real Madrid y minimizó sus armas para anular al equipo de Ancelotti. Puso a Djené a perseguir a Bellingham, a Carmona en el lugar más influyente de Greenwood para ayudar con Vinícius en las coberturas y colocó al atacante inglés arriba junto a Borja Mayoral.

Con Greenwood encorsetado, sin su potente llegada desde atrás, el Getafe se anuló a sí mismo casi por completo. Y al Real Madrid, con sus cambios con la vista puesta en el Atlético de Madrid, le bastó con poner orden, sensatez y arremangarse un poco para dejar al Getafe sin argumentos.

El esfuerzo y la escoba la puso Tchouaméni, que se hinchó a robar balones. El medio francés ha crecido muchísimo desde las críticas que recibió en la Supercopa. Aquellos días ya pasaron y en el Coliseum dio una pequeña 'master class' de gran recuperador en la primera parte.

Esta vez, junto a Modric y Valverde. El primero, ausente en los últimos encuentros, se sacó de la chistera una buena cantidad de pases y movimientos marca de la casa. Una delicia para el amante del buen fútbol y una lástima ver cómo el croata, si nadie lo remedia, se va despidiendo del Real Madrid jornada a jornada.

Anulados por completo los hombres de Bordalás, el Real Madrid, incluso a medio gas, parecía inmensamente superior. Un dato: el Getafe no probó ni una sola vez a Lunin en el acto inicial. Y, sin muchos fuegos artificiales, el equipo de Ancelotti lo hizo hasta en cinco ocasiones.

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Una, en fuera de juego, acabo con un disparo al larguero de Joselu; otra, de Vinícius, la frenó Soria en un mano a mano; Valverde, desde fuera del área, mandó la pelota por encima del larguero; y Joselu, hasta en dos ocasiones más, facturó otro disparo que salvó Soria y, al cuarto de hora, abrió el marcador.

Con una gran jugada de Lucas Vázquez, que desbordó a Gastón por la derecha y centró al corazón del área, Joselu se elevó por encima de Duarte y cabeceó un tanto merecido a la mayor consistencia de un equipo que se marchó satisfecho al vestuario.

Bordalás no tuvo más remedio que hacer cambios para intentar coser a un grupo descompuesto. Se fueron Djené, Duarte y Carmona y entraron Jordi Martín, Latasa y Diego Rico. Colocó a Greenwood en su sitio, la banda derecha, puso a Latasa de compañero de Borja Mayoral y Diego Rico, un lateral puro, se colocó en la izquierda con Jordi Martín. Es decir, el Getafe dejó atrás los experimentos para recuperar su esencia.

Ancelotti se vio obligado a sustituir a Rüdiger, lesionado tras un choque con Greenwood al borde del descanso. Salió Camavinga y Tchouaméni tuvo que retrasar su posición al centro de la defensa. El Real Madrid perdió a su escoba y, con el británico en su sitio natural, la banda derecha, el Getafe, por fin, comenzó a carburar.

Y casi nada más salir al terreno de juego, Greenwood lanzó un disparo contra el palo, puso dos centros muy peligrosos y comenzó a amenazar a un equipo que cortó de raíz el impulso azulón con otra aparición de Joselu. El delantero blanco recogió al borde del área un pase de Vinícius, sentó a Alderete y con un certero zurdazo abortó la reacción del Getafe.

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En ese momento, el Getafe casi se derrumbó por completo. Apenas disfrutó de un fogonazo de Greenwood. Poco más. Y aún quedaba media hora para el final. El Real Madrid la utilizó para gustarse en exceso, como Vinícius, que pecó de ostentoso en dos ocasiones ante Soria. No sentenció, el Getafe aún estrelló otro balón en la madera a través de Mayoral y no hubo un conato de reacción de casualidad.

Al final, la incertidumbre no hizo acto de presencia en el lado madridista, que acertó de pleno en su planteamiento. Sin fuegos artificiales, con mucha seriedad y buena actitud, sacó adelante un partido a priori muy complicado que domó Joselu con un doblete que vale un liderato.

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