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El histórico cuarto lugar conseguido en el salto de altura durante el Mundial de Atletismo celebrado en Londres, catapultó al mexicano Édgar Rivera. Le otorgó un privilegiado lugar, los reflectores de la prensa y el reconocimiento de quienes creen en el talento nacional.
Su historia es digna de contarse, su talento es innegable, incluso ha sido reconocido y respaldado por instituciones dentro y fuera del país. Hoy, este joven no se conforma y visualiza un futuro aún más prometedor y exitoso.
—¿Cómo viviste el Mundial?
—Fue una gran experiencia, me preparé todo el año para esta competencia y estuve muy contento de haber desempeñado y ejecutado en la competencia cuando debía. Este fue ya mi tercer Mundial y después de los Olímpicos del año pasado tenía muchas ganas de desquitarme, porque ahí no me fue tan bien.
—¿Qué cambió de Río 2016 a esta competencia?
—En Olímpicos sentí que no disfruté el momento, y tras analizar me pregunté cómo es posible que después de prepararme tanto, de tanto entrenamiento, de tanto sacrificio no disfruté la competencia. De eso me lamenté mucho y por eso este año quise cambiar eso, aprender a relajarme y disfrutar las competencias, y me funcionó, estuve muy constante en las alturas y en parte fue gracias a eso, porque aprendí a relajarme, a controlar los nervios y la ansiedad.
—¿Superaste tus expectativas?
—En el Mundial no tenía expectativas, el objetivo era estar en la final, entre los 12 mejores, y ya logrado el pase estaba muy contento porque nunca había habido un mexicano en la final en salto de altura en un Mundial. Fue un buen logro, y en la final era dejar todo el carácter y hacerlo lo mejor posible, ya cuando estuve en posición de luchar por las medallas fue un momento que no me lo creí... estoy motivado por los retos que siguen.
—En nuestro país persiste el tema de la falta de recursos para atletas de diversas disciplinas, ¿cómo ha sido en tu caso?
—Desde que inicié en el atletismo estaba consciente de que no hay mucho dinero de por medio. Un atleta de esta disciplina no va a ganar ni cerca de lo que gana un futbolista, o un basquetbolista. A mí éste me llamó la atención, me llena de pasión, pero yo he tenido oportunidades de beca deportiva. Conseguí una primero en Tucson, Arizona; me pagué la Universidad y después tuve la buena suerte de recibir un apoyo por parte de la IAAF en Alemania y eso, aunque no necesariamente se ha reflejado en dinero que esté guardando, sí en becas para mi desarrollo.
—¿Qué viene para ti?
—El año que viene empieza el ciclo olímpico con los Juegos Centroamericanos en Colombia, estoy con toda la actitud para seguir preparándome y representando a México con mucho orgullo. En 2020 en los Juegos Olímpicos yo tendría 29 y sería una buena edad para llegar al mejor nivel que podría alcanzar, no sé cuánto más alcance mi cuerpo después de entonces, pero me gustaría plantearme tener un buen resultado en Olímpicos.