En la historia del Club Puebla, pocos nombres resuenan con tanta fuerza y reverencia como el de .

Nacido orgullosamente en la Angelópolis, Lapuente no solo fue un estratega brillante, sino también un símbolo de identidad poblana, quien, con trabajo y entrega durante décadas, llevó a la institución a los más grandes escenarios.

La llegada al banquillo camotero en 1978 marcó el inicio de una era dorada para La Franja, donde la pasión se transformó en títulos y el estilo de juego adquirió carácter propio, liderando a una gran generación de futbolistas.

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Con él en la banca, Puebla conquistó dos campeonatos de liga en las temporadas 82-83 y 89-90, elevando al club a la élite del futbol mexicano y dejando una huella imborrable en la memoria de sus aficionados, quienes no olvidan verlo recorrer el césped del Estadio Cuauhtémoc, levantando los trofeos y agradeciendo a los fanáticos por su apoyo incondicional.

Además de los dos títulos de liga con los camoteros, en su etapa como estratega de la institución levantó la Copa México, el Campeón de Campeones en la 89-90, así como la Concachampions en la 90-91.

Manuel Lapuente y su paso como futbolista del Puebla

Antes de convertirse en uno de los entrenadores más emblemáticos de la Liga MX, Manolo Lapuente dejó una huella significativa como jugador del Club Puebla.

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Durante su etapa como jugador del equipo poblano, entre 1970 y 1974, Lapuente se ganó el respeto de la afición por su entrega en la cancha y su compromiso con los colores del club.

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