La vida de los luchadores profesionales no es sencilla, ya que salen todos los días de la semana a los cuadriláteros de México y el mundo con la obligación de entregarlo todo, enfrentando el riesgo de sufrir lesiones o incluso perder la vida.

Estos escenarios, en la mayoría de las ocasiones, son ignorados por la afición, lo que genera en Magnus una valiosa reflexión y petición para los seguidores, quienes no logran comprender del todo, lo que hay detrás del espectáculo. "Nos ponemos la máscara y se nos olvidan un poco los sacrificios. Esa es la magia de la lucha libre, pero tengo experiencia fuerte, en alguna ocasión no podía ni caminar. La gente paga un boleto y no se da cuenta de que uno también es un ser humano. Les pediría ser más empáticos. Nosotros siempre salimos a entregarnos".

El joven esteta reveló que más allá de las molestias físicas, su mayor sacrificio radica en estar lejos de su pequeña hija, quien vive en Estados Unidos. "La clave para ser un buen papá luchador es hacer del tiempo momentos de calidad. Cada vez que tengo descanso, busco tomar el boleto de avión para cuidarla, protegerla y consentirla. Hay ocasiones en las que no puedo verla por uno o dos meses. Es una niña que me da mucha paz y ánimo para salir a dejarlo todo", estableció.

Su mayor deseo, confiesa, es ver a su hija involucrada en la lucha libre... "Tiene todo el talento para ser luchadora profesional. Lo trae en la sangre por su abuelo y padre. Hay que apoyarla".

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