Iracundo, Alan Mozo volteó a buscar un culpable mientras Johnny Russell celebraba el gol (27’) que dio al Sporting Kansas City la victoria (1-0) y el boleto a los dieciseisavos de final en la Leagues Cup, pero el lateral derecho encontró algo que no imaginaba: sus compañeros le cargaron la responsabilidad de la anotación.

Ese fue el Rebaño Sagrado que se presentó en el húmedo césped del Children’s Mercy Park: un equipo confundido, poco solidario, incapaz de mostrar la más mínima pizca de asociación.

Fracaso monumental de las Chivas en la primera edición multitudinaria del torneo que enfrenta a los 18 clubes de la Liga MX con los de la Major League Soccer.

En un Grupo de tres conjuntos y con dos boletos a la siguiente ronda, el Guadalajara se quedó fuera. Terminó último, detrás de los clasificados FC Cincinnati y Sporting Kansas City.

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El coraje y rabia que mostraron Jesús Orozco Chiquete y Fernando Beltrán no existió para futbolistas como Alexis Vega, Érick Gutiérrez, Víctor Guzmán y Roberto Alvarado, quienes deambularon durante casi todo el tiempo que estuvieron en el campeonato.

Uno de los equipos que eran considerados candidatos naturales para pelear por el título, protagonizó un papelón. El líder del futbol mexicano mostró todas sus carencias ante el par de equipos de la MLS que le pasaron por encima.

Es cierto, la victoria del Sporting Kansas City fue apretada, con una importante dosis de dramatismo, pero se debió más a ese nervio que suele generar ir arriba en el marcador por la mínima diferencia, porque el trámite sobre el campo fue sencillo durante muchos minutos para el conjunto estadounidense, cuyos futbolistas se regodearon al tocar fácil y hacer posesiones muy largas, más allá de que no generaron peligro en la portería defendida por José Rangel.

Correr con la pelota cansa, pero fatiga mucho más si se persigue para ganarla.

El problema para el Guadalajara fue que elementos como Vega y Gutiérrez jamás aceleraron, ni siquiera su corazón.

El refuerzo de lujo para las Chivas demostró por qué volvió de Europa. No se trató de una decisión arriesgada, fue lo normal para un chico al que hasta le cuesta un partido con cierta velocidad.

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Esa que imprimieron los canteranos Juan Brígido y Yahel Padilla cuando ingresaron al terreno de juego, pero Veljko Paunovic les otorgó pocos minutos. El entrenador serbio se la jugó con los nombres y no le resultó.

Ha protagonizado su primer gran fracaso al frente de las Chivas, que volverán a México presas del escarnio popular y con un mazazo anímico, sin olvidar que ahora vendrán tres semanas de inactividad, con el riesgo que conlleva.


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