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Hoy, las imágenes de deportistas de alto rendimiento llorando, de inmediato se vuelven virales. Las lágrimas pueden ser de tristeza o felicidad. La tenista Maria Sakkari vivió ambas situaciones en cuestión de 26 días.
El 28 de agosto, la griega lloró desconsolada tras su eliminación en primera ronda del US Open. “Tal vez necesite parar, estoy sufriendo en la cancha”, dijo en aquella ocasión.
Antenoche, el rostro de la nacida en Atenas volvió a llenarse de lágrimas, pero fue por ganar el Guadalajara Open, torneo al que contempló en su calendario porque quería estar en un entorno de alegría para superar el “difícil capítulo” que vivió en el último Grand Slam.
“[Esta semana fui] una jugadora muy feliz”, compartió la campeona, en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL Deportes.
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Previo a su participación en el torneo de la Perla Tapatía, indicó al Gran Diario de México que “el objetivo principal es ser feliz y seguir peleando en su temporada”, por lo que venir a México la ayudaba mentalmente: “Amo la atmósfera que generan [los aficionados]”.
Ese apoyo del público fue parte fundamental para que Sakkari pudiera conquistar su primer título WTA 1000, mismo que obtuvo tras imponerse en la final (parciales de 7-5 y 6-3) a la estadounidense Caroline Dolehide, aunque puntualizó que —tanto en la final como en sus juegos previos del torneo— se mantuvo en una misma línea.
“Fui muy sólida dentro de la cancha, muy determinada. [Una jugadora] que peleó cada punto sin rendirse y creyendo en sí misma”, aseveró la raqueta griega.
Sakkari levantó el trofeo, miró al cielo y sonrió, porque la victoria más importante de su carrera tiene una dedicatoria especial: su abuelo, quien la apoyó en sus inicios en el deporte blanco y falleció en 2022.
“Lo dediqué a mi abuelo, quien antes era mi entrenador, y estaría muy orgulloso de mí. Estoy muy feliz por mi familia”, señaló.
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