Es el “beat” que marca el ritmo, el “punch” que subraya un gesto concreto o el clímax que corona una coreografía. La música es esencial para que un programa no resulte plano. Pero encontrar la adecuada no es sencillo.

La gestión de los se ha convertido en un entramado cada vez más complejo, con límites difíciles de sortear con canciones disponibles solo en determinados países, durante un tiempo limitado o bajo condiciones muy restrictivas.

Sara Hurtado, entrenadora de la pareja formada por Sofía Val y Asaf Kazimov, que competirán en los próximos Juegos Olímpicos de Milán, conoce bien esta problemática. “Cada programa es una batalla”, confiesa en declaraciones a EFE.

Para tratar de facilitar este proceso, la ISU (International Skating Union) impulsa ClicknClear, una plataforma que ofrece música libre de derechos o con licencias temporales, delimitadas por país y titularidad. Val y Kazimov han podido bailar al ritmo de Ricky Martin y de Muse gracias a esta herramienta. Hurtado explica que, en el caso de Martin, la licencia llegó casi por casualidad, gracias a un contacto personal. Muse, en cambio, se “ha bailado mucho”. “Cuando una canción se ha patinado mucho, inevitablemente surgen comparaciones”, apunta.

La entrenadora apuesta por empezar con algo nuevo y refrescante, que no “resulte repetitivo” y permita “mostrar mejor el estilo y la personalidad” de los patinadores. Porque, a pesar de que Vivaldi sea un clásico recurrente, “Billie Eillish puede llegar a las nuevas generaciones”.

Esta limitación, lamenta Hurtado, frena la evolución y la contextualización del deporte. “No poder usar músicas actuales se ha convertido en un hándicap muy importante”, declara.

“Muchos de ellos han aprendido a hacerlo por ellos mismos”

La llegada del streaming, las normativas sobre música online (especialmente con plataformas como YouTube) y las exigencias técnicas han hecho obligada una edición profesional.

“Desde el principio, los deportistas tienen que contar con alguien que se encargue de esto”, explica. “Muchos han aprendido a hacerlo por ellos mismos; otros recurren a productores”. El problema, subraya, es que el coste y la gestión de los derechos recaen ahora en el patinador.

Esta dificultad afecta también a otras disciplinas, como la natación artística o la gimnasia rítmica. Hurtado recuerda el caso de Alejandra Quereda, seleccionadora nacional de rítmica, quien pudo contactar directamente con el compositor de una pieza para un programa. “El autor se la cedió agradecido”, cuenta.

Lee también

Sofía Val y Asaf Kazimov en el Campeonato de España Iberdrola de Patinaje sobre Hielo  - Foto: EFE
Sofía Val y Asaf Kazimov en el Campeonato de España Iberdrola de Patinaje sobre Hielo - Foto: EFE

Un nuevo mercado para la industria musical

Hay “entrenadores que han montado cortes hechos con IA”. Hurtado cree que “es un gris complicado que hay que pulir para salvaguardar la parte que le corresponde al artista”, confiesa Hurtado. No es la primera vez que multan a patinadores como a los patinadores estadounidenses Alexa Knierim y Brandon Frazier por usar “House of the rising sun” sin los permisos necesarios.

Para Hurtado, la solución pasa por “hacer la música desde cero”, sobre todo en disciplinas como la danza libre que no tiene las restricciones de la rítmica. Una oportunidad para la industria musical y la composición.

Lee también

Sofía Val y Asaf Kazimov en el Campeonato de España Iberdrola de Patinaje sobre Hielo  - Foto: EFE
Sofía Val y Asaf Kazimov en el Campeonato de España Iberdrola de Patinaje sobre Hielo - Foto: EFE

Google News

Noticias según tus intereses