El venció en los penaltis a la Real Sociedad, tras empatar a uno al final de los 90 minutos y de la prórroga, y será uno de los finalistas de La Cartuja el próximo 6 de abril.

Encuentro que arrancó de la típica manera en que lo hacen este tipo de eliminatorias: con muchas imprecisiones, aunque es de justicia mencionar que la Real arrancó con un punto más de lucidez y acierto, eso sí, sin acercamientos peligrosos. Tampoco ayudó el diluvio de los primeros minutos a hacer del espectáculo algo más atractivo para el espectador.

Pasado el ecuador de la primera parte, llegó el primer lanzamiento del partido obra de Arsen Zakharyan desde la frontal del área, que atrapó entre sus brazos Dominik Greif sin demasiados apuros.

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Replicó bien el Mallorca minutos después, con un lanzamiento de Cyle Larin que se marchó desviado del palo izquierdo defendido por Álex Remiro.

La ocasión más clara de los primeros 45 minutos llegó en forma de pena máxima a favor del conjunto txuri urdin. Brais Méndez fue el encargado de lanzarlo, aunque Grief adivinó las intenciones del centrocampista gallego y detuvo el disparo centrado desde los once metros.

Lo de los penaltis es algo que, precisamente, al centrocampista no se le ha dado nada bien esta temporada y es que de tres lanzamientos desde el punto de penalti, Brais ha errado los tres.

La Real, muy académica en su juego aunque sin tirón, y el Mallorca, que jugó bien sus cartas, embocaron el túnel de vestuarios, con bastante más cara de satisfacción por parte de los futbolistas bermellones, que vieron cómo casi se les pone en contra la eliminatoria.

La reanudación no pudo empezar mejor para el club mallorquín, con un gol de Giovanni González tras un centro impecable de Jaume Costa desde la banda que puso en jaque a la escuadra realista.

Tocó buscar la remontada para la Real, que empezó a achuchar al Mallorca en busca de un tanto que le diese la oportunidad de irse a la prórroga, primero con un disparo lejano de Javi Galán y seguido un peligroso centro de Take Kubo que no encontró rematador en el área.

Siguió con esa insistencia el club donostiarra ante un Mallorca que se encontró cómodo en ese registro de superioridad sin tener la posesión, aunque sin demasiada claridad.

Es entonces cuando apareció el capitán del equipo txuri urdin. Mikel Oyarzabal, quien había ingresado a los pocos minutos al terreno de juego. Un contraataque conducido de manera fantástica por los realistas acabó en una definición soberbia delante del portero previo pase al hueco de Brais.

La inercia positiva hizo adquirir a la Real una superioridad pasmosa sobre el desarrollo del partido. Becker, con su desborde particular, lanzó desde fuera del área un gran disparo que repelió a córner el meta Greif.

En los minutos finales del choque, el centro del campo brilló por su ausencia. El partido entró en una fase de correcalles en el que un gol te daba el pase a una final de Copa del Rey. La duda en este nuevo contexto, residió en saber a qué equipo beneficiaba más.

La Real no paró de intentarlo, aunque no hubo manera para los de Alguacil de penetrar la muralla roja y el partido se tendría que decidir en la prórroga.

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Al arranque del tiempo añadido, el club txuri urdin tuvo una doble ocasión clarísima para adelantarse en el marcador, primero con un remate de Mikel Merino despejado en línea de gol, y luego un rechace que disparó a bocajarro Kieran Tierney despejado por Samu Costa con la cabeza y también bajo palos, que tuvo que ser revisado por el VAR, ya que el balón no rebasó la línea del todo.

Tras el descanso, el partido siguió en esa fase de descontrol que, sumado al cansancio lógico de ambas escuadras, se tradujo en pocas ocasiones. A lo que siguió el final de la prórroga, y por ende, el pase a la final de La Cartuja en manos de Remiro y Greif.

Y en los penaltis, ya sabemos lo que puede pasar. La suerte te sonríe, como no lo hace. En este caso, no le sonrió a un Mikel Oyarzabal que fue el único en fallar uno de los diez penaltis lanzados. El primero de ellos. Y es que el guion del fútbol, a veces, es muy cruel o muy benévolo, ya que siempre depende del prisma del que se mire. El Mallorca estará en la final de La Cartuja. Le toca esperar para saber si será ante el Atlético de Madrid o ante el Athletic Club.

Segunda final de Copa del Rey para Javier Aguirre y la cuarta para el Mallorca

El Mallorca disputará la cuarta final de la Copa del Rey de su historia tras vencer este martes en la tanda de penaltis a la Real Sociedad en el Reale Arena, y su entrenador, el mexicano Javier Aguirre, la segunda desde su llegada a los banquillos del fútbol español en 2002.

El club balear no se clasificaba para el choque decisivo del torneo copero desde 2003, cuando se proclamó campeón al vencer al Recreativo de Huelva en Elche.

Es el único trofeo de la Copa del Rey que los bermellones lucen en sus vitrinas en los 108 años de historia de la entidad; las otras dos finales las perdió ante el Atlético de Madrid, en 1991, y el Barcelona, en 1998.

Javier Aguirre, entrenador de los mallorquinistas desde marzo de 2022, dirigió a Osasuna en la final de 2005 que los navarros perdieron en la prórroga (2-1) frente al Betis.

La historia del Mallorca en las finales de la Copa del Rey empezó a escribirse con Lorenzo Ferrer en el banquillo. Su equipo llegó al choque decisivo ante el Atlético de Madrid en el estadio Santiago Bernabeú tras eliminar al Sporting de Gijón en las semifinales.

Un gol de Alfredo en el minuto 61 dio el triunfo a los colchoneros que dirigía Iselin Santos Ovejero ante el Mallorca de Ezaki Badou, Miguel Ángel Nadal y Álvaro, entre otros.

Siete años más tarde, los bermellones dirigidos por el técnico argentino Héctor Cúper, volvieron a jugar una final, convertida en leyenda por su dramático desenlace.

Enfrente estaba el Barça de Louis Van Gaal en el banquillo, y figuras mundiales como Figo, Luis Enrique, Rivaldo en el campo.

Los azulgranas se proclamaron campeones en la tanda de penaltis (1-1 en el tiempo reglamentario) ante un Mallorca que resistió de manera heroica con nueve jugadores sobre el césped, y en el que Stankovic falló la pena máxima que le daba el título a su equipo.

En 2003, el Mallorca de Gregorio Manzano levantó el trofeo de la Copa del Rey derrotando 0-3 al Recreativo de Huelva de Lucas Alcaraz en el estadio Martínez Valero de Elche.

Con los argentinos Leo Franco, Ariel "Caño" Ibagaza, el uruguayo Walter "Rifle" Pandiani y el camerunés Samuel Eto'o, entre otros, los bermellones elebraron a lo grande el primer título oficial de su historia.

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