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Han pasado 14 años del último partido de Javier Aguirre al frente de la Selección Mexicana. Fue, el 27 de junio de 2010, en los octavos de final de la Copa del Mundo de Sudáfrica. El Tricolor cayó (3-1) contra Argentina y fue el punto final para el Vasco.
Pero la vida le abrió nuevamente las puertas de la Selección y tras un ir y venir por cinco países diferentes, comienza su tercera etapa... No con la urgencia de 2001 o 2009, pero sí con la obligación de sacar a México del bache.
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Previo a los Mundiales de Corea-Japón 2002 y Sudáfrica 2010, Aguirre llegó al banquillo con la eliminatoria en marcha y con el riesgo de que México quedara eliminados, pero se vistió de héroe y salvó ambos barcos.
Hoy la historia es diferente. Aguirre toma una Selección en crisis, en un bache de varios años, pero con la ventaja de ser uno de los tres (Canadá y Estados Unidos) anfitriones para el Mundial del 2026.
Juan Carlos Rodríguez, comisionado presidente de la FMF, fue quien eligió al técnico para que fuera, por tercera vez, quien apague el fuego. No hay margen de error, enfrenta a una intrascendente Nueva Zelanda pero desde ya debe cambiar el chip y el futbol a unos jugadores que parecen renovados. A dos años del próximo Mundial el equipo nacional debe despertar.
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