tiene una misión principal y personal en su vuelta a la Selección Mexicana, la tercera.

Esa misión es sacar la espina de sus dos grandes fracasos: los Mundiales Corea y Japón 2002 y Sudáfrica 2010.

Espinas que él mismo reconoce, lo dejaron marcado… “Me marcaron para mal los dos Mundiales. En lo de Estados Unidos (octavos de final del 2002) me equivoco y lo asumo. Hago otro esquema sobre la marcha sin entrenarlo y es un error gravísimo. No tuve un plan B, no lo tuve y nunca más me volvió a pasar. Siempre tuve un plan B, C, D… Bueno, en ese entonces tenía 40 años, estaba muy joven”.

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Y en Sudáfrica 2010, “esa rueda de prensa, mirando hacia abajo… Son dos imágenes negativas. Nuca más di una rueda de prensa así, enojado. No debo de estar enojado con la gente, aunque nos daban por muertos, no quería salir. Lo hice por reglamento y esa fue mi condena, además de que perdimos”.

Pero hay otras cosas positivas: “Las dos calificaciones, ganamos los siete partidos. Estábamos liquidados y en ambos Mundiales pasamos (a octavos de final)”.

Y llamó a tomar las “armas”, “hay que volverse a ilusionar y no con palabras, si no con hechos. Vamos a prepararnos y vamos a perder, claro, es parte del aprendizaje, que seamos objetivos con las derrota y victorias que seamos exigentes porque hay material humano”.


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