Un choque de cabezas cambió los planes y el rumbo de Irene Aldana en su presentación en la noche mexicana de la UFC en septiembre pasado en Las Vegas. La sinaloense se medía entonces a la brasileña Norma Dumont, pero en los segundos finales del segundo round, una brutal cortada en la frente le originó a la tricolor una hemorragia, que confiesa “no la dejaba ver”.
La artemarcialista de peso gallo recuerda aquel momento como un episodio de aprendizaje, sobre todo por ser algo inesperado: “nos preparamos para todo menos para un cabezazo”.
“Eso sí fue algo completamente nuevo (el cabezazo) y sólo en ese momento recuerdo que lo único que quería hacer era poder ver, porque tenía muchísima sangre en la cara. No pensé en la cortada, no pensé en otra cosa más que en poder ver para continuar, y en ese momento con la adrenalina, realmente estás enfocada en pelear; estuvo muy intenso, muy interesante, es una experiencia más”, dijo Aldana en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes.
Lee también Irene Aldana pelea por sus sueños y para ser ejemplo en la MMA desde la UFC
Al episodio dos le faltaban pocos segundos, en los que Irene trataba de hacer guardia, quitarse la sangre del rostro y conectar a su oponente.
“He trabajado para que nada me afecte (al momento de las peleas), no iba a parar, mi mente estaba enfocada en seguir, en terminar la pelea, pero sí era frustrante el hecho de que no podía ver por la sangre. Nunca pensé en el corte o en si detendrían el combate, lo único que quería era conectarla (a Dumont)”, confesó.
A unos meses de aquel suceso, la cicatriz no refleja el brutal corte que sufrió. Irene lo atribuye primero al trabajo de los médicos, pero también a su alimentación y descanso.
Ahora, con esa derrota en la que vivió el choque de cabezas inesperado, Aldana no cesa en el sueño de ser campeona de la UFC y toma todo lo que vivió en la ciudad del pecado como motivación “para seguir adelante, para no dejar este sueño y para ser una digna representante de este deporte para los mexicanos en el mundo”.