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La Selección Mexicana se consagró campeona de la Liga de Naciones de CONCACAF por primera vez en su historia. Sin embargo, no todo fue fiesta durante la gran final ante Panamá. Por momentos, el partido se detuvo por culpa del grito considerado homofóbico.
Al minuto 82, después de un saque de meta de Orlando Mosquera, el público mexicano gritó con fuerza el "pu...", motivo por el cual Mario Escobar, árbitro guatemalteco, hizo sonar su silbato y llamó a los jugadores a reunirse en el centro del campo de juego.
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Después de cuatro minutos, el árbitro reanudó el partido. La final se detuvo por unos momentos por culpa del grito considerado homofóbico por parte de la afición mexicana, en protesta por el desarrollo del partido, el cual hasta el momento de la detención del mismo iba 1-1 entre México y Panamá.
Las pantallas del estadio mostraron un mensaje para calmar a la afición que decía lo siguiente: "Paso 1. El árbitro ha detenido el partido por gritos discriminatorios. Si este comportamiento continúa, serás expulsado del estadio, el partido podría ser suspendido o abandonado y no habrá reembolsos. La discriminación no tiene lugar en el futbol".
Finalmente, Raúl Jiménez volvió a ponerse el traje de héroe y con un doblete, selló el triunfo de México y el primer título en este joven torneo en CONCACAF.
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