George Foreman pasó a la historia como uno de los mejores campeones de peso pesado de todos los tiempos.

El nacido de Marshall, Texas, fue parte de una gloriosa era donde los pesos completos eran protagonistas de batallas de leyenda, como la que protagonizó el propio Foreman contra un tal Muhammad Ali.

Y la llamaron: “La Batalla de la Selva”.

El 30 de octubre de 1974, en Kinshasa, Zaire, se realizó la que todos esperaban en esos tiempos. El campeón, George Foreman, quien ostentaba una marca de 40 victorias, sin una sola derrota, y el retador, Muhammad Ali.

Más de 60 mil aficionados acudieron al evento patrocinado por el presidente-dictador de ese país, Mobutu Sese Seko, quien estaba ávido de legitimar su mandato y mostrar al mando que su nación estaba en vías de la modernidad.

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De su bolsa, salieron los cinco millones de dólares para cada boxeador, que en esa época era una cantidad más que estratosférica.

Foreman, desde un inicio, fue visto como el chico malo de la película, el que representaba el imperio estadounidense y sus actitudes desde que pisó suelo africano no le ayudaron mucho.

Ali fue la contraparte. Era el rebelde, el que se había atrevido a oponerse al sistema, el que se había negado a pelear en Vietnam y lo que provocó que fuera despojado de su título mundial desde 1967, el cual no había podido recuperar al caer ante Frazier.

El sistema le había negado la oportunidad de volver a ser el rey de los pesados, esta le cayó del cielo, ya que su economía no era la mejor.

Foreman, en 1973, hizo añicos a Frazier en Jamaica. Lo derrumbó seis veces durante toda la pelea. El combate se detuvo por dignidad, el referee no resistió que Frazier fuera tan lastimado, humillado.

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El combate inició a las 4 de la mañana de Zaire, hora ideal para que los televisores de Estados Unidos no se perdieran el evento.

Y la campana sonó. En el primer round, Muhammad Ali sorprendió y se fue al ataque. George Foreman lo resintió, le cayeron varios golpes, aunque al final igualó.

Pero, después, comenzó el baile… Ali hizo lo que sabía: “Volar como mariposa y picar como abeja”, se dio cuenta que lo que tenía que hacer era cansar al campeón, no dejarse alcanzar, el poder de puños del titular no era para menos.

La fue de Ali. Con el paso de los rounds, la cara del campeón se comenzó a hinchar por los golpes del retador, que no se cansaba de vociferar sobre el cuadrilátero: “Me habían dicho que pegabas fuerte, George”, mientras que la gente gritaba “¡Ali, Bumbaye!” (Ali, mátalo).

En el octavo round, George Foreman se fue a la lona, y ahí cavó su tumba. El referee no lo dejó levantarse, el combate terminó y su reinado había terminado.

Foreman nunca aceptó la derrota. Dio muchas excusas tras el combate, dijo que el ring era más corto, que la lona era más suave, que lo habían drogado antes del combate.

George Foreman falleció este viernes a los 76 años. Foreman fue campeón olímpico y dos veces campeón del mundo categoría de peso pesado.

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