En días pasados, fui testigo del amor que le tiene la afición mexicana a la Selección. Pasan y pasan los años —y por más que algunos medios de comunicación y muchos sabios no cesan en querer destruir la reputación del Tricolor— éste parece blindado.
En alguna ocasión, hemos ido al repechaje con Oceanía para obtener el boleto mundialista, y se han sufrido derrotas escandalosas, como el 7-0 con Chile, pero ni así el amor por el Tricolor se ve afectado. El patrocinador que más beneficio tiene con su alianza es Adidas. No importa si la playera es blanca, roja, guinda, verde o negra, el aficionado siempre portará sus colores.
Todo esto se debe a que la construcción de la marca, por parte de la FMF, ha sido la correcta a lo largo de muchos años. Por supuesto, apoyada por la llamada Doña Tele y los propios dueños de los equipos de la Liga MX, quienes han entendido que su producto estrella se llama “Selección Mexicana de Futbol”, producto que —hasta ahora— ha sido sólo de dos empresas a lo largo de los años, pero la promesa es abrir los derechos de transmisión a todos los que puedan tener acceso a la “joya de la corona”.
El martes, la afición se volcó al Coloso de Santa Úrsula, coreó el nombre de todos los seleccionados, arengaron al Chucky Lozano como un verdadero ídolo; apoyaron, jamás abuchearon, y cerca de 70 mil aficionados se volvieron parte de ese proyecto llamado Tricolor. No importan las formas, la táctica, el arbitraje... Lo más importante es el amor por esa playera, la cual está blindada ante cualquier maldad de los cangrejos futboleros.
Mención especial al mercado estadounidense. Más de 30 millones de paisanos radicados en ese país se han convertido en un consumidor constante, apelando a la distancia, a la falta de arraigo, al extrañar las raíces, y de ahí se han convertido en una máquina de billetes verdes, los cuales —más allá de robustecer las arcas de la FMF— sirven para construir proyectos que necesitan subsidio, como las Selecciones Menores femeniles y varoniles, y obviamente toda la operación del organismo máximo de nuestro futbol.
Disfrutemos como aficionados los próximos meses, es el camino a una Copa del Mundo, evento que viviremos en nuestro país por tercera ocasión.