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Ensenada.— Durante los últimos 16 años, José Chon Ascensión Acevedo ha entrenado a aproximadamente 400 jóvenes dentro del ciclismo. Para él, cada uno representa un nido. Uno de ellos, Isaac Del Toro, segundo lugar en el Giro de Italia.
Desde su taller, en la colonia Morelos en el puerto bajacaliforniano, recuerda una canción: Mi árbol y yo, de Alberto Cortez. Con ella piensa en todos los niños que han tocado a su puerta para entrenarse bajo su estilo, sin cobrarles, priorizando su salud emocional.
“Es que la canción dice que lo sembraron de niño, luego él se fue de la ciudad y volvió y cuando regresó el árbol ya estaba grandote y le dice: ‘,írame, estoy lleno de nidos’ y para mí cada nido es un niño desarrollado. Valoro más lo bonito que lo inconveniente en esto, el día que me muera me voy a ir muy feliz”.
Entre 2008 y 2010, cuando ya era conocido como entrenador, llegaron los padres de Isaac y le pidieron ayuda para entrenarlo, porque ambos trabajaban. No lo dudó... Como en otras ocasiones había dicho que sí y esa vez no fue la excepción.
Al menos tres veces por semana lo recogía en su casa y los llevaba a entrenar en La Coqueta, su camioneta. Durante los últimos días el nombre de Chon y el de Isaac se han esparcido en medios locales y nacionales. La gente se le acerca y él platica sobre los recuerdos de sus primeros años. En el taller cuelga una lona que dice: “Los pupilos del Chon”, donde aparece el rostro de Isaac portando el uniforme de su equipo en el Tour de France.
