¿Cómo llegó Daniel Lajud a Agrinio, Grecia, sede del equipo Panetolikos de la Superliga? Historia llena de coincidencias, aderezada por el esfuerzo de un futbolista que quiere trascender, ser alguien...
Lajud nació en Veracruz hace 25 años, pero curiosamente juega para la selección de Líbano, tiene pasaporte español, debutó profesionalmente en el Monterrey, triunfó en el Atlante y ahora juega en Grecia.
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“¿Cómo es que mi bisabuelo llegó a México? No lo sé. La verdad es que no he profundizado mucho”, dice el futbolista, desde la llamada Cuna de la Civilización.
Está muy ilusionado: “El apoyo de mi esposa es grande; gracias a ella estoy aquí, tranquilo”.
Agrinio queda en el centro de Grecia, lejos de Atenas, la capital. “No es muy grande”, comenta. “Hay varios restaurantes, cafeterías, museos para aprender. Todo está muy bien, la gente excelente, pero... ¡cómo batallo con el idioma! Casi nadie habla inglés, así que uno se hace entender a señas, o con el telefonito”.
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Mas si en la calle hay un problema de comunicación, ¿cómo le hace en el campo de juego? El futbol es un idioma universal, pero “el técnico [Giannis Petrakis] habla inglés... No mucho, pero tenemos, y digo tenemos, porque hay varios latinos en el equipo, uruguayos, argentinos y españoles, un traductor que está con nosotros en el vestuario, en la banca, y nos dice lo que tenemos que hacer”.
Poco a poco se gana minutos en cancha: “Es un futbol rápido, dinámico y fuerte, y nosotros [los mexicanos] somos bien vistos. Está Orbelín [Pineda] en Primera [División], y varios en Segunda. En las tribunas me han dicho que la cosa se pone seria, hay violencia; los seguidores son algo serio”.
No cualquier veracruzano que debutó en Monterrey, jugó en Atlante, tiene sangre libanesa y pasaporte español, se atreve a ir a Grecia: “Vale la pena. ¿Sacrificio? Quizá estaba mejor en el Atlante, pero este es el primer paso, quiero jugar contra Olimpiakos, el AEK, y después la Champions”.
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