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Nueva Orleans.— Hoy se llevará a cabo el partido más esperado del año. La definición de toda la temporada de la NFL culmina en el Caesars Superdome, donde los Chiefs de Kansas City buscarán la gloria frente a unos Eagles de Filadelfia cuyo único pensamiento es cobrar revancha.
Y a pesar de ser un juego con varios tintes de familiaridad, la realidad es que este Super Bowl tiene un sabor especial, puesto que varios de sus elementos son muy particulares, de modo que presenciaremos un evento único e irrepetible.
El ambiente de Nueva Orleans es digno de una fiesta de Super Bowl, por algo es la undécima ocasión que la temporada de NFL culmina en esta ciudad, más que cualquier otra; es el octavo juego que se llevará a cabo en el Caesar Superdome, los otros se jugaron en otro recinto.
Tendremos una revancha, los Chiefs que ya son constantes protagonistas en este juego, y los Eagles, que quieren cobrarse la afrenta por el descalabro del Super Bowl LVII (35-38 fue el marcador final a favor de Kansas). Hasta este punto todo parece familiar, pero es la primera ocasión que un equipo intentará alcanzar un tricampeonato en la NFL.
Ganen o pierdan los de Kansas City, será un evento histórico, ya que los Eagles podrían levantarse como los héroes que derrumbaron el legado de los Chiefs, cuando estaban a punto de lograr algo inédito.
El medio tiempo
Kendrick Lamar hará su aparición en el tradicional show de medio tiempo, para desatar la energía con su hip-hop, y también será la primera ocasión que un presidente de Estados Unidos —en este caso Donald Trump— se presente al Super Bowl para atestiguar la historia; todo está listo para un evento sin precedentes.
