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Sergio Pérez firmó una de sus peores temporadas en la Fórmula Uno, pero —sobre todo— la de los resultados más decepcionantes como piloto de Red Bull Racing.
El mexicano tuvo que conformarse con un octavo lugar en el campeonato, luego de que apenas pudo sumar 152 puntos en 24 carreras, mismas que conformaron la temporada más larga que se ha disputado en la máxima categoría del automovilismo.
El resultado es pobre comparado con lo hecho el año pasado, cuando finalizó como subcampeón y su labor resultó determinante para que la escudería austriaca se llevara el cetro de constructores.
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Entre abandonos, choques con el muro y otros competidores, fallos en el RB20, problemas en las estrategias y los fatídicos sábados de clasificación, el jalisciense sufrió y pagó las consecuencias, reflejadas en las alarmantes estadísticas, que no han hecho otra cosa que darle volumen a los rumores sobre su futuro, con todo y que tiene firmados dos años más con el equipo de Milton Keynes.
Checo, quien comenzó 2024 con la etiqueta de ser el subcampeón del mundo, pasó de tener un arranque prometedor (con cuatro podios en cinco carreras) a brillar por su ausencia entre los primeros tres lugares. Por si fuera poco, hacía cinco años que no terminaba la campaña con al menos una victoria, lo que refleja lo duro que fue su año.
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Desde que se convirtió en volante de la escudería austriaca, el nacido en Guadalajara había logrado cerrar 2021 en cuarto lugar, con 190 puntos y un triunfo; 2022, en tercero, con 305 unidades y dos carreras ganadas; mientras que en 2023 fue segundo, con cosecha de 285 puntos y de nueva cuenta dos victorias.
Y lo que más duele a Red Bull es que su desempeño contribuyó a no refrendar el campeonato de constructores. A final de cuentas, Max Verstappen sí hizo lo suyo.
Año para el olvido, de aprendizajes, como el mismo Checo lo ha expresado, pero —a la vez— una campaña que no puede repetir, en especial si todavía integra la formación del equipo donde está el campeón del mundo.
