cayó hoy goleada por 1-4 ante Japón en un amistoso disputado en Wolfsburgo que pone contra las cuerdas al seleccionador Hansi Flick que una vez más se ha mostrado impotente para recuperar la mejor versión de la Manschaft.

Flick había anunciado antes del partido que había terminado el tiempo de los experimentos, pero ya el planteamiento inicial resultaba bastante experimental, no en cuento a los jugadores sino en cuanto al esquema y al reparto de demarcaciones.

Formalmente Alemania jugaba con una defensa de cuatro pero la idea era que ésta se convirtiese en una línea de tres con posesión de pelota y que Joshua Kimmich abandonase el lateral derecho para pasar a engrosar el centro del campo.

Para ello, quedaban tres centrales, pero uno de ellos, Niko Scholetterbeck, tenía que convertirse en lateral izquierdo cuando los japoneses tenían la pelota. Hacia adelante el planteamiento funcionaba hasta cierto punto. Hacia atrás Schlottebeck vivió una pesadilla.

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El primer gol japonés llegó, en el minuto 11, por su banda con un centro de Sugawara que encontró a Hunya Hito en el primer poste, donde tocó la pelota con el pie derecho para batir a Marc André ter Stegen.

Alemania encontró el empate en el 19 por medio de Leroy Sané, que culminó una buena jugada colectiva, iniciada por Kimmich que se había desplazado al centro.

Pero Japón volvió a golpear dos minutos después, otra vez por la derecha. Sugawara centro casi sin resistencia y en el área apareció Uedo para definir.

Alemania hubiera podido encajar el tercero antes del descanso, pero una gran parada de Ter Stegen lo evitó después de que Ueda encontrara el camino libre hacia la portería tras interceptar un pase de Schlotterbeck que buscaba a Antonio Rüdiger.

En general Japón mostraba una clara superioridad, no sólo en el marcador. Ganaba la mayoría de los balones divididos, fabricaba ataques rápidos y sabía salir bien de los intentos alemanes de presionar alto.

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De Alemania lo mejor en ataque eran los desbordes de Sané por la derecha que causaban cierta zozobra en la defensa contraria.

En la segunda parte, Japón pareció más cerca del tercero que Alemania del empate. Los alemanes tenían más la pelota, pero no generaban acciones de peligro. Atrás Japón parecía haber encontrado la fórmula para controlar a Sané.

Del otro lado si había ocasiones, suficientes como para pensar ya que la cosa podía terminar en debacle y si ésta sólo se consumó en los minutos finales fue porque antes Ter Stegen lo había evitado.

El tercer gol llegó en el 89, marcado por Asano, en una jugada que se originó en una pérdida de balón de Robin Gosens. Luego la catástrofe se consumó en el descuento cuando Tanaka hizo el cuarto de cabeza.

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