Los ánimos estaban calientes en el Diamante de Fuego. El duelo entre Guerreros de Oaxaca y Diablos Rojos del México se había puesto tenso tras la expulsión del lanzador estadounidense Robert Dugger.
El veterano de 29 años fue retirado del juego tras un pelotazo a Moisés Gutiérrez. Mientras se preparaba el relevo — que no estaba listo — por parte de la tropa bélica, las cámaras que apuntan a los aficionados se dirigieron a una particular cartulina de color rosa fosforescente.
“Celebrando el fin de mis quimios”, se leía en el letrero de una fanática, de quien se desconoce aún su nombre. Acto seguido, los casi 20 mil aficionados que abarrotaron el estadio Alfredo Harp Helú comenzaron una porra en honor a su resiliencia.
“¡Sí se pudo, sí se pudo!”, corearon los asistentes al inmueble de la capital mexicana lo que provocó que la aficionada rompiera en llanto ante las cámaras. La camaradería de la afición escarlata quedó exhibida en uno de los actos más nobles jamás vistos en los seis años de actividades en la casa de los Pingos.
