Irreverente, oscuro pero romántico, con aire pueril y atrevido, así fue el diseñador Alexander McQueen, a quien también se le conoció como el 'hooligan de la moda'.
Respetado en su natal Inglaterra y en el resto del mundo por sus diseños que iban de lo punk a los encajes transparentes. Hoy se cumplen ocho años de su muerte, que cimbró los tabloides especializados en tendencias y estilos.
Su aportación y creaciones lo colocaron en el top del exquisito mundo del diseño y, con tan corta carrera, en 1996 ganó su primer premio como Best British Designer of the Year. Sus propuestas dejaron a más de uno sin aliento.
Fueron casi 20 años de carrera en los que vistió a gente de la realeza inglesa y a cantantes tan originales y afamadas como Lady Gaga y Björk. Su vida inspiró a la creación de tres conocidas biografías, una obra de teatro, un documental y exposiciones especiales como en el Museo Metropolitano de Nueva York... Y es que su vida y legado hicieron adorarlo e iluminaron las pasarelas de la alta moda inglesa.
Nacido en un estrato socioeconómico de clase media alta y egresado de uno de los mejores colegios de diseño, compañero de Stella McCartney y John Galliano, McQueen erigió un imperio con su propia marca. Se sabe que no logró reponerse ante la muerte de su madre y de su mejor amiga y mentora, Isabella Blow, pérdidas que lo arrastraron a una depresión severa.
Trascendió que su fortuna fue heredada a sus perros, a organizaciones benéficas, a un centro budista y a albergues para perros y gatos desamparados. También dejó parte de su fortuna a varios familiares.