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Esta Fashion Week en Milán fue un huracán. Comenzando con la revolución que fabricó Gucci para generar una nueva experiencia hasta la evacuación de Milán provocada por el Coronavirus, pasando por la noticia de Raf Simons como co–creativo de Prada y las fuertes declaraciones de Giorgio Armani sobre la industria y las tendencias efímeras de las que somos víctimas. ¿Qué faltó? Nada: hubo drama, suspenso, emoción, sorpresa y hasta alerta sanitaria. Estuvimos en primera fila y lo vivimos todo.
A mí me fascina vivir en los backstages de la semana de la moda. Se vive la adrenalina a flor de piel y te enteras de todo el chisme. Ves a las modelos de hombro a hombro, las técnicas de los maquillistas y peinadores . Con suerte entrevistas a los directores creativos, y es un germinar de creatividad y aprendizajes.
Para esta edición, una de las casas italianas más fuertes comenzó abriendo sus puertas a los asistentes y mostrándonos a manos llenas qué sucede tras bambalinas de una manera elegante y teatral. Como siempre, Gucci nos habló de una mayor apertura en la industria y la revelación de procesos y secretos que se mantenían escondidos tras el telón.
El casting de Ferragamo fue de mis predilectos porque revivió a varias modelos consagradas como: Carolyn, Arizona, Irina, Saskia y Doutzen, que aunque no les he perdido de vista sí fue una grata sorpresa verlas de nuevo en pasarela. Paul Andrew nos sigue sorprendiendo y Ferragamo sigue en el buen camino que mezcla moda, calidad y coherencia.
Otra grata sorpresa fue el amanecer de Hugo Boss el domingo por la mañana en un escenario violeta con orquesta en vivo. ¿Qué más se puede pedir para finalizar la semana? Música clásica en vivo armonizando un desfile impecable y elegante, en una paleta de color acertada sin llegar a ser estridente pero en las dosis adecuadas.
Mi re-see predilecto fue Bottega Veneta , probablemente porque es la it brand del momento. Entonces, sabemos que todo lo que haga va a ser objeto de deseo en la temporada. Pude apreciar de cerca la manufactura y materiales de primera. Auguro que las botas y bolsos seguirán siendo los predilectos del street style .
Dolce & Gabbana me sorprendió positivamente. La dupla se fue a la sobriedad y la manufactura destacando la riqueza de su equipo y su experiencia en mano de obra. El negro, gris y blanco fueron la constante, extraño para los diseñadores. Por aquí y por allá unos detalles en rojo para equilibrar lo masculino y femenino . Grandes tejidos en suntuosas y proporcionadas siluetas destacaron en la colección. Los trajes sastre en tres piezas adornadas con labios rojos me parecieron geniales. Me imagino llevando estos power suits.
Después del desfile de D&G , todo colapsó por el coronavirus y, literalmente, salimos corriendo de Milán, antes de que cerraran las fronteras. ¿Más drama? Imposible.
Con cariño,
Gina