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Muchas veces se ha pensado que la música y la son musas separadas: una inspirando discos y la otra elevando las “primeras impresiones”. Pero si algo hemos aprendido durante los conciertos que han pasado por la Ciudad de México es que nada es al azar y que solo ciertas celebrities logran unir estas dos ramas en un ecosistema limpio, reconocible y con narrativa propia.

Pasó con Lana Del Rey en 2023, pasa cada año en el Electric Daisy Carnival, con Oasis en aquel Britpop summer donde los Adidas Samba eran prácticamente uniforme, y hasta con Taylor Swift, cuya llegada a México convirtió Midnights en un código de color. Nadie se quedó afuera del dress code que cada evento masivo imponía —o proponía— en el país.

Entre guiños rave, un futurismo que coquetea con la alta moda y una impecable curaduría de looks que se sienten íntimos, la llegada de a México convirtió al Radical Optimism Tour en un laboratorio visual y un ejercicio de estilo que reedita las calles de la capital.

Foto: Instagram @dualipa. La cantante británica-kosovar pisará por tercera vez tierras mexicanas con su música
Foto: Instagram @dualipa. La cantante británica-kosovar pisará por tercera vez tierras mexicanas con su música

Dua Lipa y el estilo

Hablar de Dua Lipa es ir más allá. Es rastrear el estilo de una cantante británica que, desde los días de “Be the One” y “IDGAF”, entendió que la estética también es discurso; una artista que reescribió códigos que sus antecesores no dominaban y una de las celebridades más virales que la era digital ha producido.

Entre campañas con Saint Laurent, una línea de skincare junto a Augustinus Bader y su reciente desembarco como rostro de Chanel, Dua se ha movido con la misma precisión con la que creó himnos como “Levitating” o “Houdini”: sin titubeos, sin imposibles.

Con el “Radical Optimism Tour” agotado en todo el mundo y su cierre en México, los tres días que Dua estará en el Estadio GNP vienen cargados de microtendencias difíciles de ignorar. Desde la vibra melancólico-futurista de Training Season hasta ese pop pulido que heredamos desde Future Nostalgia, la cantante llega a la capital con prendas curadas, estética replicable y un lenguaje visual tan dominante como cualquier talento que sale de los estudios londinenses.

De no saber bailar a sus primeros pasos como figura de estilo

Desde que Tap Management le ofreció un sueldo mensual para dejar la barra de un bar londinense, la vida de Dua Lipa dio un giro definitivo. Ese dinero —pensado para permitirle enfocarse al 100% en la música— rindió frutos dos años después con el lanzamiento de “Be the One", el single que la catapultó a Europa, Estados Unidos, México y Oceanía.

A mediados de los 2010, cuando reinaban las bomber satinadas, las gargantillas al cuello y el pelo lacio sin ondas, Dua llegó con esas mismas tendencias, pero aún sin la etiqueta de “ícono de estilo”.

En aquel 2015, las que dictaban las reglas eran King Kylie, Selena Gomez o Chiara Ferragni, y la propia Dua navegaba ese universo estético desde un código muy Tumblr. En “Blow Your Mind”, un año después, seguíamos viendo el combo de pelo largo, lentes redondos y ropa ajustada: la fantasía completa de la era digital.

Foto: Facebook: Corona Capital. Su primer concierto se dio en el Corona Capital de 2017
Foto: Facebook: Corona Capital. Su primer concierto se dio en el Corona Capital de 2017

Su primera visita a México fue en noviembre de 2017 durante el Corona Capital. Dua apareció con un total look amarillo deportivo para presentar su álbum debut y, aunque ya asomaba un cambio visual —el corte bob que le enmarcaba el rostro y que luego sería tendencia—, su presencia en el escenario aún estaba lejos de la coordinación que hoy domina. De hecho, muchos recuerdan más la espera por ver a William Bowerman en la batería que los pasos de baile de la cantante.

El verdadero punto de inflexión comenzó en 2018 gracias al video de “One Kiss”. Ahí, Dua empezó a fijarse como referente de estilo: trajes ajustados con vibra noventera, medias de colores, accesorios de inspiración grecorromana y una energía más bailable que se traducía en decisiones de moda cada vez más conscientes. Su bob se volvió uno de los cortes del verano y esos trajes, el epítome del revival de los 90.

Para 2018, la cantante lanzó “One Kiss”, sencillo que la puso en la mira mundial como ícono de la moda
Para 2018, la cantante lanzó “One Kiss”, sencillo que la puso en la mira mundial como ícono de la moda

En 2019, con “Electricity” y el boom de “Don’t Start Now", Dua adoptó las tendencias del momento: athleisure, jeans más sueltos y un pelo decolorado que funcionaba, pero aún no rompía del todo. Ese salto llegaría en 2020 con Future Nostalgia, el disco que nos acompañó en los días más duros del confinamiento y que la consolidó —ahora sí sin discusión— como uno de los referentes de estilo más influyentes del pop contemporáneo.

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El momento Dua Lipa: “Future Nostalgia” como punto de no retorno

Aferrándose a la frase “sobre aviso no hay engaño”, la cantante anunció el 1º de diciembre de 2019 el disco que cambiaría para siempre la manera en que la percibimos. Con Future Nostalgia puso como fecha límite el 3 de abril de 2020 para entregar el material completo, pero lo único que nadie podía prever era que ese año no lo bailaríamos en festivales, sino desde nuestras casas, convertidas en pistas improvisadas. En pleno desconcierto global, Dua llegó con un mensaje claro: el pop tenía que seguir brillando aunque el mundo estuviera detenido.

Recibiendo el 2020 al ritmo de “Physical” y poco después con “Break My Heart”, entendimos que algo había cambiado. En cuestión de semanas quedó claro que su estilo se había refinado y que, finalmente, había abrazado una coreografía propia. Era la última fase de una Dua Lipa rubia decolorada, obsesionada con referencias grecorromanas y cada vez más interesada en mezclar archivo con actualidad.

De repente, verla en faldas de tweed Chanel con medias negras y accesorios Versace, o en sweaters de Givenchy con bombers Moncler, se convirtió en un statement estético que marcó el inicio de una era más madura y calculada.

Foto: Instagram @lorenzoposocco. De 2020 a 2022, los looks de Dua acapararon las revistas
Foto: Instagram @lorenzoposocco. De 2020 a 2022, los looks de Dua acapararon las revistas

Si pensamos en “Levitating” dentro del contexto pandémico, era la canción que queríamos bailar cuando todo acabara: luminosa, optimista, pegajosa. Pero Dua la llevó a un terreno aún más fantasioso, donde todo el trayecto que había recorrido se consolidó en un estilo reconocible al instante. Transparencias arriesgadas, guantes de ópera, maquillaje de alto impacto y vestidos Versace —hechos especialmente por Donatella— que, cinco años después, funcionan como un archivo viviente de las tendencias más hot que la Covid-19 nos negó disfrutar en público. Esa estética retrofuturista no solo acompañó al disco: lo convirtió en un objeto cultural.

El electropop de “Future Nostalgia" le dio visibilidad global, una temporada entera de premios y, lo más importante, un lugar definitivo en la moda. Durante presentaciones grabadas, livestreams y apariciones especiales, Dua reforzó una estética llena de brillo, energía positiva y pop bailable.

Un mood que alcanzó su punto de ebullición en 2022 con el “Future Nostalgia Tour", una gira monumental que la llevó por el mundo con una pasarela integrada en cada show. Valentino, Balenciaga, Mugler, Marine Serre y otros diseñadores se sumaron a esa nueva iconografía visual, creando looks que hoy son referencia de la década.

Con la estética de 2020 ya completamente cimentada, Dua Lipa cerró esta era con “Dance The Night”, canción hecha para Barbie (2023) que —otra vez— se convirtió en himno del verano, un verano rosa, brillante y lleno de glitter que confirmaba la permanencia de su influencia.

Aún así, la despedida estaba anunciada. La bola disco cayendo en mil pedazos en el video fue un gesto clarísimo: había llegado el fin del universo que ella misma construyó junto a Lorenzo Posocco, la mente maestra detrás de cada uno de sus looks. Era el adiós a una etapa que no solo definió su carrera, sino un momento entero del pop y de la moda.

Lorenzo Posocco: el arquitecto silencioso detrás del “Dua Lipa look”

Hablar del estilo de Dua Lipa sin mencionar a Lorenzo Posocco es como hablar de Future Nostalgia sin sintetizadores o de Radical Optimism sin esa vibra azul metálica que lo define: simplemente no existe. Posocco, estilista maltés convertido en uno de los ojos más afinados de la moda contemporánea, opera desde un lugar casi mítico: es discreto, reservado, pero su influencia es tan grande que termina por moldear la conversación cultural sin necesidad de estar en primera fila. Con Dua no solo selecciona ropa; arma un statement. Diseña una narrativa.

Desde que comenzaron a trabajar juntos, él entendió algo que la industria tardó meses en procesar:

  • Dua no cabía en el molde de la diva tradicional ni en el de la anti-pop star. Era una superestrella en formación con una estética mutante, capaz de mezclar nostalgia con futurismo sin que pareciera experimento, y modernidad con sensualidad sin caer en lugares comunes. Esa lectura terminó siendo su brújula para desarrollar lo que hoy reconocemos como “el Dua Lipa look”: una estética que respira club culture europea, high fashion, energía millennial tardía y un pulso digital completamente contemporáneo.

Posocco convirtió cada etapa de Dua en un archivo vivo. En sus looks hay guiños al fetichismo elegante de las top models de los 2000 —látex, corsetería, botas de caña infinita—, pero también a la nocturnidad londinense, a ese universo donde la música electrónica y el maquillaje gráfico se vuelven parte del mismo lenguaje.

Sus transparencias tienen un pie en el futurismo de los 90 y otro en la estética hiperpop que hoy domina las plataformas digitales. Del fucsia juguetón y nostálgico de “Future Nostalgia" a los tonos fríos, pulidos y ligeramente industriales de Radical Optimism, cada era tiene una paleta emocional y estilística que él define casi quirúrgicamente.

Pero quizá su aporte más decisivo ha sido convertir a Dua en una figura creíble dentro del lujo. Posocco es el puente entre la estrella pop y las casas que quieren dialogar con ella. Él es quien afina la narrativa para que una campaña de Saint Laurent, un look de Mugler o un vestido Versace no se sientan como préstamo de marca, sino como extensión natural de su identidad.

Su rol, en realidad, se acerca más al de un director creativo que al de un estilista tradicional. Posocco diseña cómo Dua existe culturalmente: qué comunica cuando camina, qué representa cuando sube al escenario, qué provoca cuando publica una foto. Construye un personaje coherente en un ecosistema donde la coherencia —visual, emocional, narrativa— es oro.

Y por eso, en cada era, cada gira y cada aparición pública, se siente algo muy claro: Dua Lipa es una persona, sí, pero también es un concepto. Un concepto que Lorenzo Posocco sabe leer, modelar y afinar con una precisión que muy pocas estrellas en la actualidad pueden presumir.

Foto: Instagram @lorenzoposocco. Foto: Detrás de los looks de la era de Future Nostalgia estuvo Posocco
Foto: Instagram @lorenzoposocco. Foto: Detrás de los looks de la era de Future Nostalgia estuvo Posocco

Radical Optimism: experimentación, tropiezos y el ajuste fino del estilo

La estética de Radical Optimism nació en un punto extraño de su trayectoria: justo cuando muchos esperábamos una evolución lineal y pulida, Dua decidió hacer lo contrario. En 2023 se alejó temporalmente de Lorenzo Posocco para trabajar con Jahleel Weaver —el estilista que redefinió a Rihanna—, buscando un mood más visceral, más callejero, casi tan impulsivo como “Training Season” y tan descarado como la energía luminosa de “Houdini”. Weaver llevó a Dua hacia un estilo que respiraba caos controlado: menos fantasía pop, más sudor de backstage.

Así, los monos escultóricos de Mugler y Balenciaga que eran sello de Future Nostalgia cedieron el paso a camisetas de bandas de segunda mano, microshorts sin pretensión y cinturones con tachuelas que parecían salidos de la protagonista de “Illusion”. Y entre estos experimentos estuvo la MET Gala 2024, quizá su aparición más debatida, un recordatorio de que incluso las pop stars se pueden tambalear cuando buscan nuevos códigos.

Pero el magnetismo de una estrella siempre regresa a su eje: a inicios de 2025, Dua volvió a Posocco para depurar las intuiciones de Weaver y convertirlas en algo elegante, editorial y plenamente usable.

Foto: Cortesía. Las botas son creación de la firma francesa Christian Louboutin
Foto: Cortesía. Las botas son creación de la firma francesa Christian Louboutin

De esta dupla —Weaver encendiendo la mecha y Posocco refinando la explosión— nacieron algunos de los looks más potentes de esta era: el Jean Paul Gaultier hecho a la medida para el Royal Albert Hall (tan dramático como un puente de “These Walls”), los estilismos de Glastonbury donde mezcló Acne Studios, Versace de Dario Vitale y el Gucci de Sabato de Sarno.

Y esas botas de Gianvito Rossi que añadían una tensión casi cinematográfica a cada aparición. Además de las Boot Strass de Christian Louboutin, que se volvieron fetiche inmediato: una traducción perfecta de ese optimismo radical que vibra entre la melancolía y la celebración.

Foto: Instagram @illjahjah. De izquierda a derecha: Jean Paul Gaultier, Acne Studios y Gucci personalizado
Foto: Instagram @illjahjah. De izquierda a derecha: Jean Paul Gaultier, Acne Studios y Gucci personalizado

Con el regreso de Posocco, la vibra indie-sleaze de los primeros meses no desapareció; se transformó. Se volvió couture, más narrativa, más afín a la vibra expansiva de “Whatcha Doing” y ese mood de libertad pulida que define el álbum. Y en ese proceso —donde Dua no solo se viste, sino que se edita estéticamente— también comienza a tomar fuerza un capítulo crucial para entender su impacto cultural: su romance con México, un país donde su estilo no solo se mira… se vive.

Dua Lipa + México: el romance que sí se viste bonito

No hay celebrity que abrace a México con tanta naturalidad como Dua Lipa. Aunque por trabajo la hemos visto tres veces en la CDMX, su historia con el país vive más allá de los escenarios: paseos por Ciudad Universitaria, entrar a tiendas vintage sin producción excesiva, escaparse a mercados locales y, ahora, inaugurar su propia taquería temporal mientras dura su estancia para el “Radical Optimism Tour”. Dua no solo visita México: lo habita.

En su primera visita formal en 2022, llegó a la ciudad con Jacquemus y, antes del show en el antiguo Foro Sol, se detuvo en Goodbye Folk para probarse piezas como cualquier mortal con prisa glam. Esa misma noche vivió un sismo en pleno after party —una anécdota que solo reforzó la vibra surrealista que siempre la acompaña— y se ganó un Doctor Simi vestido a su imagen y semejanza. Desde entonces, su español mejoró, su slang se soltó y no ha dejado de cantar fragmentos de artistas locales en cada concierto latinoamericano donde tiene oportunidad.

Su radar también adoptó a la moda mexicana como parte integral de su universo personal. Montserrat Messeguer figura entre sus favoritas: durante la pandemia y los meses posteriores lució las Jordana Boots en repetidas ocasiones, y la icónica texana azul cielo —destinada originalmente al video de “Love Again”— es prácticamente un amuleto de esa relación que México tiene con la estética western-pop que tanto va con ella.

Tampoco podemos olvidar sus piezas de Blobb, esos accesorios juguetones y saturados de color que Dua ha usado tanto en fotos personales como en apariciones públicas, sellando un puente genuino con la creatividad local.

Y si hablamos de historia compartida, su campaña para YSL Beauty filmada en General Prim es quizá la postal definitiva de cómo la ciudad funciona como escenario natural para su narrativa pop. En México, Dua no solo se vuelve más cercana: se vuelve más ella. Una artista que entiende que estilo, ciudad y música pueden dialogar sin esfuerzo.

México como final de gira… y el cierre que tenía que ser aquí, obvio

Llegar a México para cerrar una gira mundial no es solo un gesto: es una declaración de estilo, energía y conexión. Con “Radical Optimism”, Dua Lipa no trae solo un repertorio afinado; trae un estilo que finalmente encontró su equilibrio entre lo editorial, lo callejero y lo profundamente personal.

En la CDMX, esa estética se siente más humana, más cercana, más viva. Como si la ciudad la obligara a bajar el ritmo sin apagar la luz, cada look y cada movimiento se vuelve parte de un lenguaje que solo aquí se entiende del todo.

México siempre ha sido espejo y combustible para Dua, y estas fechas sold out lo confirman. Entre taquerías pop-up, paseos espontáneos por mercados vintage y guiños a diseñadores locales, la cantante se reinventa constantemente. Aquí no solo se viste: se reinterpreta. Cada outfit —desde los más pulidos hasta los más juguetones— encuentra eco inmediato en un público que la celebra, la vive y la devuelve amplificada, como si la ciudad misma participara en su narrativa visual.

Por eso este cierre importa tanto: no solo clausura una era, sino que abre la puerta a la siguiente mutación de una artista que nunca repite fórmula. Entre la nostalgia intensa de “These Walls", la melancolía seductora de "French Exit" y la energía vibrante que México le devuelve, Dua se despide en un punto alto, radiante y casi cinematográfico. Es el final ideal de esta etapa… y el comienzo perfecto de la que viene. Aquí, donde siempre vuelve, donde siempre brilla y donde México ya no solo forma parte de su vestuario: lo lleva tatuado en cada guiño, look y paso de baile.

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