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En un contexto internacional donde el “blanqueamiento” de las tendencias domina la conversación y el llamado “buen gusto” sigue dictado desde Europa, las han tenido que enfrentar un dilema: diseñar para verse como los demás o crear para reconocerse a sí mismas. En los últimos años, vestir con lo conocido —el minimalismo beige y la camisa blanca impecable— se ha convertido en norma. Lo que antes se entendía como estilo propio, hoy se diluye para encajar en los tableros de Pinterest.

La homogeneización estética no sucede en el vacío. Llega acompañada de un contexto político donde la ultraderecha encontró formas de permear los discursos. Desde los filtros que blanquean pieles hasta las pasarelas que siguen premiando la extrema delgadez, la idea de elegancia se ha vuelto un campo de batalla. En la moda, lo aspiracional ha tomado la forma de un ‘old money style’ con aroma a colonia de Penhaligon's, camisas Ralph Lauren y una nostalgia por un privilegio que nunca nos perteneció.

Mientras en Estados Unidos el lujo sigue anclado a la imagen congelada de Audrey Hepburn, en México se libra una lucha constante contra la invisibilización de nuestras propias raíces. Lo local se ha usado como adorno, como guiño exótico, pero pocas veces como un eje de poder. Sin embargo, entre las grietas de ese sistema, la cultura pop ha comenzado a construir sus propios símbolos de resistencia.

El Bogueto (izquierda), Carín León (centro) y Gera Mx (derecha) son parte de la historia de la firma. Foto: Especial. Instagram @braggao
El Bogueto (izquierda), Carín León (centro) y Gera Mx (derecha) son parte de la historia de la firma. Foto: Especial. Instagram @braggao

Ahí es donde entra Antonio García, el tapatío detrás de , una firma que entiende el lujo no como imitación, sino como narrativa. En un mundo donde la identidad mexicana suele traducirse a clichés folklóricos, Braggao propone algo más radical: joyas que son declaraciones políticas, piezas que portan símbolos religiosos, donde su estética gótica, barroca y poderosa no busca complacer, sino confrontar.

Redefinir el lujo no es tarea sencilla, pero en tiempos en los que México gana presencia en la industria global y se mantiene resiliente ante discursos poco ortodoxos emitidos desde la Casa Blanca, Braggao y sus rostros en la cultura pop muestran que “lo nuestro” brilla con la misma fuerza que un Cartier Santos, y que la joyería mexicana puede ser tan provocadora y elegante como cualquier pieza de Van Cleef & Arpels —solo que con un alma que late desde este lado del continente—.

Antonio García es la mente maestra detrás de Braggao. Foto: Especial. Instagram @donbraggao
Antonio García es la mente maestra detrás de Braggao. Foto: Especial. Instagram @donbraggao

Braggao: raíces, filosofía y una nueva narrativa del lujo mexicano

En entrevista para De Última, García ha compartido su visión de lo que conocemos como Braggao. Conversamos sobre las celebrities que se han decantado por lucir sus creaciones, tendencias y su ojo para ver más allá es impresionante. Desde los escenarios del regional mexicano hasta los videoclips del pop urbano, sus diseños se han vuelto también una forma de protesta clara que ha vertebrado el camino que varias marcas deberían seguir: abrazar sus raíces, transformarlas y demostrar que siempre hemos marcado la diferencia.

—Braggao nació con la idea de representar un “nuevo lujo” desde México. ¿Cómo explicarías ese concepto a alguien que todavía piensa que el lujo solo viene de Europa?

El lujo tradicional ha estado monopolizado por ciudades como París o Milán, pero hoy también tiene que ver con identidad, con autenticidad y con contar historias que conecten con la gente. Braggao es un “nuevo lujo” porque no copia a Europa, sino que lo redefine desde aquí con nuestras raíces, símbolos y energía cultural.

Para mí, el lujo no es solo un precio alto o un apellido extranjero, es crear piezas que representen poder, legado y arte. México es tierra de reyes y leyendas, y Braggao toma esa fuerza para convertirla en joyas que viajan al mundo con sello propio.

—Tus colecciones son relatos de vida, muerte y resurrección. ¿Cómo nace esa necesidad de contar historias en lugar de “solo” diseñar?

La joyería va más allá del adorno. Una pieza de Braggao debe tener un alma. Para mí, contar historias es la forma de inmortalizar emociones y momentos. El oro y los diamantes son eternos, pero lo que realmente da valor es el relato que los sostiene: el amor, la pérdida, la lucha o la resurrección. Diseñar sin historia sería crear objetos vacíos.

—¿Cuál fue la primera joya que diseñaste que dijiste: “esto es Braggao”?

Definitivamente la Masterpiece de la colección Resurrection, una pieza que se quedó Christian Nodal. Esa joya marcó un antes y un después porque representaba todo lo que yo soñaba que fuera Braggao: oro sólido, diamantes de la más alta calidad, diseño con storytelling y un artista que simboliza el nuevo poder cultural de México. Esa pieza confirmó que Braggao no era solo joyería, sino un estandarte de lo que significa el nuevo lujo desde México para el mundo.

Entre el desierto y el gótico: la estética poderosa de Braggao

En la colección Resurrection, Antonio García fusiona dos mundos que parecen opuestos: el desierto mexicano y la estética gótica del rock de los 80 y 90. Cada pieza nace de su fascinación por la fuerza cultural de México y la rebeldía de la música que marcó su juventud, reinterpretando símbolos religiosos, paisajes y mitologías personales para crear joyas que cuentan historias de poder, pérdida y resurrección.

—¿Cómo dialogan tus raíces mexicanas con la estética gótica, neoclásica y rockera que vemos en tus piezas?

Ese estilo gótico y rockero lo trabajamos en Resurrection porque desde chico me apasionó el rock de los 80 y 90. Quise fusionar esa estética con México, su desierto, y con símbolos religiosos que tienen un trasfondo de cambio y superación personal. Al final, Resurrection fue mi forma de unir dos mundos: la fuerza cultural de mis raíces mexicanas y la rebeldía del rock, para darle vida a una joyería que cuenta una historia de renacimiento.

La joyería no es un simple adorno: es narrativa. Cada diamante y cada línea de oro sólido lleva consigo un relato, y la combinación de tradición artesanal y precisión tecnológica permite que estas historias se mantengan intactas.

Parte de las piezas de “Resurreción”, colección usada por Nodal. Fotos: Cortesía
Parte de las piezas de “Resurreción”, colección usada por Nodal. Fotos: Cortesía

—En un país donde la tradición artesanal es tan rica, ¿cómo decides qué técnicas conservar y cuáles reinventar?

Conservamos siempre la parte artesanal porque la mano del artesano es insustituible. Hay procesos que requieren sensibilidad, detalle y alma humana. Pero también apoyamos esos oficios con tecnología de precisión para lograr mayor perfección y durabilidad en cada pieza. La tecnología no sustituye lo manual, lo complementa. Así honramos la tradición mexicana y al mismo tiempo la elevamos a estándares internacionales.

Este enfoque estético y narrativo convierte a la firma en un referente que va más allá de la joyería convencional: cada pieza funciona como puente entre cultura, identidad y lujo. Un lujo que no se limita a escenarios exclusivos, sino que también dialoga con la cultura urbana.

Del old money al lujo urbano: Braggao y la redefinición del estatus

Mientras el 'old money style' sigue marcando los estándares de elegancia en camisas impecables, relojes clásicos y eventos exclusivos, Braggao propone una reinterpretación audaz: un lujo que no se mide por apellidos ni pasaportes, sino por historias, símbolos y autenticidad. Sus piezas atraviesan escenarios de rap y regional mexicano, alfombras rojas y colecciones de moda contemporánea, llevando consigo un mensaje claro: el poder también puede tener acento mexicano.

—Hoy vemos un choque entre el “old money” y la estética urbana. ¿Dónde entra Braggao en esa conversación?

Braggao tiene un profundo respeto por la estética urbana: entendemos que la expresión puede ser arte, independientemente de quien o de donde venga. Pero buscamos un nuevo camino hacia la excelencia global, tomando los altos estándares del ‘old money’ y reinterpretando la elegancia junto con la rebeldía de la cultura urbana. Hoy un diamante puede brillar tanto en una gala como en un escenario de rap, y lo más importante es que el diseño represente nuestros símbolos mexicanos.

—El lujo suele ser aspiracional. ¿Braggao lo es, o tu apuesta va más hacia la conquista personal?

El lujo tradicional busca que la gente aspire a tener algo inalcanzable. Braggao no: es conquista personal. No se trata de aparentar, sino de celebrar lo que ya lograste. Cada pieza representa un triunfo, un cambio, una superación. Es un recordatorio de que el lujo no es para soñar con él, es para vivirlo como símbolo de lo que ya eres y de lo que conquistaste.

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Del escenario al altar del lujo: cuando la cultura pop se viste de Braggao

Si algo ha dejado claro Braggao es que el lujo mexicano no solo vive en vitrinas o pasarelas, sino en la cultura pop. Desde los escenarios más encendidos del regional mexicano, las joyas creadas por Antonio García han acompañado a figuras que hoy marcan el pulso cultural de toda una generación. Christian Nodal, Peso Pluma, Junior H, Saúl ‘Canelo’ Álvarez, Myke Towers, El Bogueto e incluso el campeón de la Liga MX, Alexis Vega, han llevado sus piezas como un manifiesto de poder, identidad y orgullo mexicano.

Ese diálogo entre el lujo y la cultura pop no es casualidad. En una época donde la estética urbana, el regional y el pop latino se funden, Braggao se ha convertido en una firma que entiende el lenguaje visual de los nuevos ídolos: el brillo ya no solo significa estatus, también representa territorio, herencia y narrativa.

El cantante de regional mexicano Junior H y la colección Sadness Master Pieces. Fotos: Cortesía, Instagram @juniorh
El cantante de regional mexicano Junior H y la colección Sadness Master Pieces. Fotos: Cortesía, Instagram @juniorh

—¿Qué significa para ti que figuras como Peso Pluma y Christian Nodal lleven joyas de tu marca y las pongan frente a los ojos del mundo?

Es un honor enorme y también una gran responsabilidad. No solo llevan una joya, llevan una historia de México. Ellos son referentes culturales que amplifican nuestro mensaje, y cada vez que aparecen en un escenario internacional con una pieza nuestra, demuestran que el lujo puede hablar español y tener raíces mexicanas. Para mí significa que Braggao está cumpliendo su misión: ser un símbolo de orgullo y de nuevo lujo mexicano en el mundo.

Y si las joyas de Braggao han alcanzado los escenarios más sonados de la cultura pop, su espíritu sigue anclado a las raíces de la historia mexicana. Cuando se le pregunta a Antonio García a quién le diseñaría una pieza dentro del imaginario patrio, responde sin titubeos:

“Sería para José María Morelos y Pavón, porque él representa liderazgo, visión y compromiso con el pueblo. Diseñaría una corona-penacho en oro sólido, con detalles minimalistas inspirados en símbolos prehispánicos y diamantes azules que representen libertad. Sería una pieza imponente, no solo para adornar, sino para reflejar la fuerza de un hombre que marcó el destino de México. Una joya pensada como estandarte de independencia y poder”.

En esa misma sintonía, García imagina el futuro de su marca como un estandarte cultural, una bandera que ondea en medio de la música, el arte y la moda. Cuando se le pregunta qué símbolo representaría a Braggao, no duda.

Myke Towers (izquierda), el delantero Alexis Vega (centro) y Christian Nodal (derecha) lucen joyas hechas por Braggao. Foto: Especial. Instagram @braggao
Myke Towers (izquierda), el delantero Alexis Vega (centro) y Christian Nodal (derecha) lucen joyas hechas por Braggao. Foto: Especial. Instagram @braggao

—Si Braggao fuera un símbolo patrio, ¿cuál sería y por qué?

Seríamos el águila. Porque representa poder, libertad y visión. Es un símbolo que conecta con nuestras raíces prehispánicas y al mismo tiempo con la fuerza de un México moderno que se proyecta al mundo. Así como el águila domina desde lo alto, Braggao busca elevar el lujo mexicano y mostrar que desde aquí también podemos volar alto con identidad y orgullo.

El nuevo lujo mexicano: poder, identidad y permanencia

Hablar de Braggao es hablar de una nueva generación de creadores que entienden el lujo no como un privilegio heredado, sino como una conquista cultural. En un momento en que las redadas migratorias en Estados Unidos reabren heridas y conversaciones sobre pertenencia, García levanta una bandera distinta: la del lujo que nace de las raíces.

Desde Guadalajara hasta los escenarios internacionales, Braggao ha construido una narrativa de orgullo nacional reinterpretando símbolos, materiales y técnicas para contar historias que dialogan con el presente. Sus joyas son más que accesorios: son cápsulas de tiempo que contienen identidad, resistencia y una belleza que no pide permiso para brillar.

—¿Cuál es el legado que sueñas dejarle a México con tu marca?

Sueño con que Braggao sea un legado cultural para México, una marca que demuestre que desde aquí también se puede crear lujo con estándares mundiales. Quiero que inspire a nuevas generaciones de diseñadores y emprendedores a creer en su país, en su talento y en su cultura. Mi legado ideal es que dentro de muchos años se diga: México no solo exporta arte y tradición, también exporta lujo con identidad propia.

—La joyería ha acompañado momentos históricos (de las coronas europeas a los grills del rap), ¿dónde imaginas a Braggao en 50 años?

En 50 años imagino a Braggao como un referente global de identidad y lujo mexicano. Así como hoy pensamos en coronas europeas o en la joyería del hip hop como símbolos de época, quiero que el futuro recuerde a Braggao como el sello de una generación que cambió la narrativa: México como cuna de un nuevo lujo. En 50 años, veo nuestras piezas en museos, en escenarios mundiales y en colecciones privadas que hablen de cómo el diseño mexicano redefinió la forma en que el mundo entiende el poder, la herencia y el estilo.

¿Hacia dónde vamos? Al futuro

Braggao no solo diseña joyas: construye un universo donde la memoria, la identidad y el lujo convergen. Cada pieza de Antonio García es un relato de México que brilla con fuerza propia, un manifiesto que habla de raíces profundas, resistencia y orgullo.

En un país donde, desde el poder Ejecutivo, se ha declarado un frente unido contra el regional mexicano, y donde personas de zonas acomodadas se han decantado por el beige, el universo cultural compuesto por Christian Nodal, Peso Pluma, Myke Towers y ‘Canelo’ Álvarez se ha convertido en portadores de una narrativa más actual que trasciende modas y fronteras. Estas figuras nos recuerdan que el verdadero lujo no se mide por etiquetas, sino por historia, autenticidad y poder.

Puede que todavía el glamour se mida con ojos europeos, pero Braggao demuestra que México tiene su propio brillo: audaz, irreverente y eterno. Son cápsulas de cultura que proyectan nuestra identidad al mundo, reafirmando que el lujo del futuro tiene acento mexicano y una fuerza que perdura mucho más allá del instante.

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