Es un enigma que en el Conacyt son incapaces de resolver. Verá usted, el 15 de diciembre de 2020, María Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt, entregó el anteproyecto de la Ley General de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación a López Obrador, en Palacio Nacional. El siguiente miércoles se cumplen nueve meses de ese hecho sin que se tenga claro qué pasó con ese documento y qué observaciones hizo el Presidente. Nos recuerdan que el anteproyecto fue presentado en medio de críticas, pues la comunidad científica reprochó que no se le tomó en cuenta para la realización del anteproyecto y por ello el Conacyt dijo que podían enviar sus comentarios a través de una plataforma; además ha realizado algunos foros para, supuestamente, escuchar a su gremio. Sin embargo, ¿Conacyt realmente tomará en cuenta todas esas expresiones o reforzará el sello de la 4T al tomar decisiones arbitrarias? Veremos.
Un consejo para legitimar el discurso retórico
Hace unos días le contamos en este espacio que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, anunció la creación de un Consejo Asesor de Cultura de la Ciudad de México, que está conformado por 13 personalidades del ámbito cultural, algunos de ellos son abiertamente simpatizantes de la 4T. Bien, pues nos contaron que muchos de los artistas que por meses han fomentado el diálogo con las autoridades culturales para encontrar caminos legales, presupuestales y fiscales para reactivar la economía cultural están francamente ofendidos porque consideran que dicho consejo servirá para legitimar un discurso retórico. La Secretaría de Cultura local ha tenido, en los últimos meses, tres titulares, razón por la que, nos dicen, las estrategias en común no avanzaron. Luego vinieron las largas respecto a la falta de recursos para concretar proyectos de sostenibilidad. Hoy se preguntan: ¿Están archivando nuestras propuestas?, ¿van a empezar de nuevo con esos compañeros?, ¿para qué están entonces las autoridades? El ninguneo, coinciden, es lo que ofende.