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Un giro tomó el proyecto de una isla de museos en Chapultepec —un sueño acariciado por el coordinador de Chapultepec Naturaleza y Cultura, Gabriel Orozco, a la manera de Berlín o del sistema de museos de Washington—. Ese giro no es por la promesa de que el Pabellón Contemporáneo Mexicano será diseñado por Renzo Piano y que sus honorarios los pagarán Agustín Coppel y Probosque, sino por el anuncio de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, del nuevo Parque de Diversiones Aztlán, donde habrá un museo Dolores Olmedo que expondrá las 26 obras de Frida Kahlo, de Diego Rivera y otros artistas que componen la colección del museo que hace tres décadas abrió en La Noria, Xochimilco. Nos recuerdan que en 1993 se creó un fideicomiso para ese recinto cuya colección integró Dolores Olmedo, fideicomiso que recibió recursos de Hacienda, del entonces Conaculta y otras instancias. ¿Se puede cerrar entonces el recinto de La Noria? Eso es algo que aún no responde su director, Carlos Phillips Olmedo. Mientras, en Chapultepec, en el vecindario del que será Aztlán se preguntan por el futuro que tendrán las concesiones y por lo que pasará con el Museo Nacional de Energía y Tecnología, que arrastra una larga historia de proyectos museográficos, anuncios de apertura e intereses que no son del todo claros.
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