Daños por vidrios rotos

que según estimaciones de la aseguradora, es de alrededor de 7 mil 800 dólares, sin contar el costo de reposición de ladrillos y losetas del inmueble diseñado por el arquitecto Rogelio Salmona , que posee la declaratoria de Bien de Interés Cultural y de Conservación Arquitectónica de Colombia —que aún no han sido cuantificados—, es el saldo que reporta el Centro Cultural Gabriel García Márquez del Fondo de Cultura Económica ( FCE ) en , que tuvo afectaciones durante las protestas sociales en Bogotá, el 1 de mayo.

Ese día, a través de un comunicado, Gabriela Roca Barrenechea , directora del FCE Colombia, informó: “El Centro Cultural Gabriel García Márquez del Fondo de Cultura Económica, FCE, rechaza enérgicamente los actos violentos cometidos en contra de sus instalaciones, el día 1 de mayo, ocurridos durante las protestas en todo el país contra la Reforma tributaria, que dañaron seriamente el edificio, declarado Bien de Interés Cultural y de Conservación Arquitectónica”.

Sin dar mayores detalles ni acompañar la información con imágenes de los daños, la funcionaria señaló que la subsidiaria en Colombia del Fondo de Cultura Económica reconocía la legitimidad de la protesta y el derecho a manifestarse pacíficamente; sin embargo, desaprobaba “toda forma de violencia como expresión de inconformidad social, porque nuestra prioridad es el cuidado de la vida”.

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El 1 de mayo un grupo entró por el frente del recinto.

El domingo 2 de mayo, la editorial mexicana hizo circular el comunicado de la subsidiaria en Colombia, sin proporcionar más información sobre los acontecimientos, ni cuantificar los daños, ni describir las afectaciones, ni presentar imágenes, aún cuando este diario le solicitó mayor información y fotografías de recinto cultural que fue inaugurado por el gobierno mexicano el 30 de enero de 2008 y está enclavado en el barrio de La Candelaria, a una calle de la Plaza Bolívar y entre numerosas instituciones culturales y educativas de Bogotá.

Justo por su vecindad con la Plaza Bolívar, centro de las manifestaciones sociales en Colombia, y donde se han dado buena parte de las protestas desde el pasado 28 de abril y que el miércoles vivieron el tercer paro nacional, el Centro Cultural Gabriel García Márquez fue uno de los espacios, junto con las obras de ampliación del Teatro Colón, a los que accedieron entre 150 y 200 jóvenes manifestantes, el pasado 1 de mayo.

Gabriela Roca Barrenechea, directora del FCE Colombia, en entrevista con EL UNIVERSAL , asegura que un grupo de “más que manifestantes eran unos vándalos, subieron por la calle 11 e ingresaron al Centro Cultural. Sufrimos algunos daños en la infraestructura como rotura de vidrios, arrancaron unas losas y también ladrillos”, pues asegura que en su avance han encontrado material para lanzar contra la fuerza pública.

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El Centro Cultural tiene la virtud de ser una construcción abierta y esa fue su desventaja ante las movilizaciones, los manifestantes rompieron vidrios que son de piso a techo, “la aseguradora, solamente en los vidrios estimaron daños por alrededor 7 mil 800 dólares, ya los estamos cambiando”, afirma Roca Barrenechea, quien dice que en términos de la fachada, la estructura, los ladrillos y las losas aun no estiman los daños.

“No tenemos todavía el costo de las reparaciones porque este edificio nuestro está declarado Bien de Interés Cultural y de Conservación Arquitectónica de tal forma que no es simplemente coger y reemplazar un ladrillo por otro, tenemos que hacerlo conservando el mismo material que se utilizó en principio, porque es patrimonio del país y no se pueden alterar los materiales, no se pueden tomar esas decisiones así, simplemente por arreglarlo”, afirma.

Hasta ahora ya tuvieron reuniones con el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural de Bogotá con el fin, dice Roca, de que los orienten sobre estas reparaciones; también la Dirección de Patrimonio y Memoria del Ministerio de Cultura de Colombia ha recorrido el espacio de tres plantas que en 2008 abrió con una galería de arte, dos aulas, tres auditorios, una tienda y una librería que hoy cuenta con 120 mil volúmenes, en una infraestructura de más de mil 200 metros cuadrados.

A la planta de abajo, donde están los dos auditorios y la sala de exposiciones, informa la directora, los manifestantes no pudieron entrar, aunque intentaron romper las puertas; tampoco lograron acceder en la planta superior, a la librería “de milagro no pudieron entrar porque eso hubiera sido fatal, tenemos aproximadamente 120 mil ejemplares y habría sido una tristeza que hubieran entrado”.

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“En los vídeos podemos ver entre 150 y 200 personas que entraron al Centro Cultural, hacia la parte más expuesta del edificio y a la segunda planta donde se encuentran las oficinas y el área administrativa donde sí hicieron daños, cogieron unas materas (macetas) de concreto y las arrojaron como armas contra la fuerza pública, fueron unas 5”, señala Roca Barrenechea.

Quien cuenta que también tomaron exhibidores de libros, “teníamos unos muebles donde hacemos ferias del libro al aire libre, sobre todo en este momento con el Covid, esos también los dañaron, hasta ahora no tengo un estimativo de los daños, pero fue todo nivel infraestructura de paredes con grafitis , arrancaron ladrillos del piso y rompieron de las paredes de la fachada y del piso, nos dañaron puertas, muebles”.

El Centro Cultural Gabriel García Márquez del FCE, como varias de las construcciones diseñadas por el arquitecto colombiano Rogelio Salmona (París, 1927-Bogotá, 2007) tienen la declaratoria de Bien de Interés Cultural y Conservación Arquitectónica, por lo que deben trabajar con la asesoría del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural y de la Dirección de Patrimonio y Memoria del Ministerio de Cultura, pero además con la colaboración de la Fundación Rogelio Salmona que vela por la obra del artista que fue el primer arquitecto latinoamericano en recibir el Premio Alvar Aalto.

“Estamos buscando toda la asesoría para que nos indiquen cómo hacer las reparaciones en detalle, con todo el cuidado y toda la conservación que merece la obra del Centro Cultural”, señala Gabriela Roca.

Alberto Escovar Wilson-White

, director de Patrimonio y Memoria del Ministerio de Cultura, asegura a EL UNIVERSAL que desde el domingo 2 de mayo que acudieron a visitar la obra de ampliación del Teatro Colón, también visitaron el Centro Cultural Gabriel García Márquez, y llegaron a la conclusión que cuando empezaron los disturbios en la Plaza de Bolívar el ESMAD (Escuadrones Móviles Anti disturbios de la Policía Nacional) por tratar de desocupar la Plaza llevó a desalojar a los manifestantes por la Calle 11 y la Carrera Sexta, “justo al frente, tanto del Centro Cultural de México como de la ampliación del Teatro Colón”.

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“El domingo vimos los destrozos que se habían ocasionado durante el enfrentamiento, pero estoy seguro de que eso no tiene nada que ver ni con la obra de Salmona, ni tiene que ver nada contra México, ni contra el Fondo de Cultura Económica. Es una situación muy particular que se presentó por esta confrontación entre manifestantes y el ESMAD”, dice el arquitecto Escovar.

El funcionario cultural señala que aún cuando por supuesto el FCE debe solicitar la asesoría del Ministerio de Cultura, del Departamento Distrital y de la Fundación Salmona, los trabajos que deben emprender en el inmueble no implican un largo proceso.

“Cuando tú vas a hacer una restauración o una intervención de cierto calado pues sí tienes que presentar un proyecto de restauración en toda regla, pero en este caso nosotros tenemos una línea de intervención que se llama Obras Mínimas donde tú simplemente nos dices: ‘voy a cambiar dos ladrillos, el piso tiene tales problemas en tal sitio y vamos a ponerlo’ y ya, nosotros a través de una carta autorizamos directamente esas obras porque sabemos que no implican una mayor complejidad y que una persona, digamos con cierto criterio, lo puede hacer muy bien”, apunta Escovar.

El arquitecto dice que en el caso de la obra del Centro Cultural, la Fundación Salmona debe estar por supuesto al tanto, “en esos casos pedimos que alguien de la Fundación Salmona acompañe el proceso y eso nos da la tranquilidad de que seguramente lo van a hacer muy bien, no tiene una gran complejidad ese trámite que ellos tienen que surtir”.

¿Y ya está en proceso?, se le pregunta al director de Patrimonio y Memoria, y responde que hasta ahora no lo han enterado si ya han recibido alguna solicitud, “pero tan pronto lo hagan lo priorizaremos, y es muy sencillo autorizar esa obra. Es un trabajo que se puede hacer sin mayores complejidades”.

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Dice que incluso los daños generados por los mismos manifestantes el mismo 1 de mayo, en la ampliación del Teatro Colón, que fue el otro conjunto dañado, vecino del Centro Cultural Gabriel García Márquez, fueron mayores en cuanto a lo económico, pues los muchachos que protestaban rompieron unos 200 metros cuadrados de mármol italiano que estaban colocando en el piso de entrada de la ampliación del recinto cultural que tienen planeado tener listo en diciembre.

“Las piezas de mármol se volvieron proyectiles para lanzarle directamente a la policía”, señala Alberto Escovar, quien asegura que estiman que las pérdidas para el Ministerio de Cultura por este mármol ascienden a 500 millones de pesos colombianos.

Escovar Wilson-White señala que la tercera etapa de ampliación del Teatro Colón, es la parte posterior del recinto cultural y que aunque tiene una comunicación con el Teatro Colón afortunadamente las personas que entraron no sabían que existía, se quedaron en la obra nueva a la que entraron entre 100 y 150 personas.

“Durante dos o tres horas los muchachos recorrieron toda la obra, básicamente se centraron en esta plazoleta, donde empezaron a romper el mármol que le lanzaron a la policía, pero otro grupo sabemos se metió al almacén de la obra y lo saquearon y se metieron a una casa aledaña a esa obra que también hace parte el proyecto y que ya habíamos restaurado. No violentaron las puertas ni hicieron nada, por consiguiente parecería que simplemente estaban buscando cosas que llevarse, pero no entraron con el ánimo de destruir nada”, dice el funcionario.

Aunque el director de Patrimonio y Memoria dice que están muy atentos a los trabajos que emprenda el FCE en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, afirma que en principio la responsabilidad de mantener ese bien es del propietario, es decir el FCE.

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“Nosotros principalmente apoyamos edificios públicos que están declarados como patrimonio pero que son de entidades públicas, también a veces cuando hay un inmueble en poder de una organización sin ánimo de lucro y piden el apoyo, miramos si lo podemos hacer, pero en este caso no habría necesidad. Si con los años por algún motivo el proyecto de Salmona se ve deteriorado o hay que hacer un proyecto de restauración, pues ahí ya se podría mirar cómo de manera conjunta se pueden unir esfuerzos para restaurarlo, pero por ahora no, es muy nueva la obra”, concluye Alberto Escovar.

Ante las manifestaciones sociales que continúan, Gabriela Roca, directora del Centro Gabriel García Márquez dice que desde el segundo paro nacional han cercado el inmueble con madera, le han puesto una malla de polisombra, y han incrementado el número de vigilantes. Normalmente tenían tres y en los días de paro han pedido diez personas a la empresa de vigilancia contratada, más el coordinador de seguridad que trabaja directamente para el FCE.

7,800 dólares

es el costo estimado por la aseguradora, pero podría ser más.

Frase

“Nosotros apoyamos edificios públicos que están declarados como patrimonio, pero son de entidades públicas, pero en este caso no habría necesidad”.

Alberto Escovar.

Director de Patrimonio y Memoria