Lejos de irse de Nicaragua al contar en su, "", la historia de una princesa que en 1905, en la región de los Cárpatos y en tiempos del Imperio austrohúngaro, viaja de pueblo en pueblo llevando un carrusel de caballitos de madera, el escritor de origen nicaragüense nacionalizado español, , explora en el pasado de Nicaragua, su patria y va hasta la Managua de 1917, que está bajo la ocupación militar de los Estados Unidos y en momentos donde cae una dictadura, pero se levanta otra.

Esta nueva pieza que se suma al universo literario creado por el escritor, periodista, político y abogado nacido en Masatepe, Nicaragua en 1942, es una gran experimentación literaria, de lenguaje e imaginación que alude al relato de aventuras y al de enredos, pero también a la historia de intrigas palaciegas y picaresca moderna. Pero, además, es un homenaje a la literatura rusa y a otros tantos escritores que fueron fundamentales en su formación, por lo que es novela libresca que rinde tributo total a la imaginación.

Y esa apasionada entrega literaria que homenajea a maestros como Cervantes, Dostoievski, Chéjov, Joseph Roth, Tolstoi, Balzac, a Standhal, a Flaubert, no lo aparta ni un segundo de su pensamiento sobre Nicaragua, país del que fue arrojado al exilio en España, en 2021, por el régimen de Daniel Ortega, ni lo distancia de América Latina y el mundo, por ello habla de la dictadura, de los nacionalismos, de los gobiernos de extrema derecha y de la esperanza.

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El Caballo dorado. Foto: de  www.penguinlibros.com/mx/
El Caballo dorado. Foto: de www.penguinlibros.com/mx/

¿Quería un ejercicio literario absolutamente distinto a su narrativa reciente?

Siempre me ha cuidado como escritor no ser previsible, pero además creo que cualquiera que sea la edad que uno tenga nunca debe perder la curiosidad por la experimentación, por decir cosas nuevas, en un lenguaje nuevo, probar estructuras distintas. Con esta novela quise romper el esquema. Sí lo que se esperaba de mí era una novela política, dada mi condición política de exiliado de una dictadura, pues yo me aparté del camino y me metí por una vereda a probar la sorpresa y la experimentación.

¿A seguir descubriendo la imaginación?

Esta novela es un tributo mío a la imaginación como tal, un escritor está hecho de imaginación y de memoria y, por lo tanto, aquí yo puse a la imaginación en el estado más absoluto de libertad y que fuera la imaginación la que me guiara a mí. Uno debe aspirar a la libertad siempre, la libertad de palabra, tanto lo que escribe como lo que dice.

¿Hay un deseo de plasmar al Sergio Ramírez gran lector?

Es un tributo a la literatura rusa, a los escritores rusos con los cuales yo me formé de adolescente, empezando por Antón Chéjov. Esta es una novela muy literaria por no decir libresca, que es una mala palabra, una novela muy literaria que está alimentada de muy distintos ríos de lecturas y de la literatura misma.

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¿Por qué partir de los Cárpatos para llegar a Managua?

La literatura lo que hace es explorar esas vecindades de realidades que parecen tan lejanas y se vuelven tan vecinas, en primer lugar, por toda la influencia que la cultura europea, desde el siglo XVIII para acá, ha tenido en América Latina; sin la cultura de la Ilustración del siglo XVIII, la independencia no hubiera sido posible, y toda la literatura del siglo XIX pone la base para la literatura latinoamericana del siglo XX, en el siglo XIX no tuvimos casi novelas y la novela nace en el siglo XX, pero apoyada en los fundamentos de la novela del siglo XIX, y a mí siempre me gusta regresar a lo que se llama la novela decimonónica, son los marcos estilísticos de referencia que yo prefiero, que me deleito en usarlos, desde Tolstoi a Dostoievski, a Balzac, a Stendhal, a Flaubert.

¿El caballo dorado sólo pudo haber sido escrito en España?

No lo sé porque este libro yo lo venía llevando en la mente y en apuntes en la computadora hace mucho tiempo; generalmente ocurre, con un libro, que cuando uno no da la clave de salida, por donde salirte de lo que tiene pensado, lo guarda y sigue otra cosa hasta que vuelve y encuentra la salida, y este libro estaba entretenido en esa falta de salida que yo encontré estando en España.

¿La salida tuvo que ver con que la historia llega a Nicaragua?

Sí, tenía que ver en qué momento de la historia de Nicaragua debería llegar la princesa con su carrusel, si debería llegar acompañada o no de Julio Sedano. Esas son decisiones estratégicas que tomé en el último momento. Uno de los personajes más seductores para mí de la novela es el de Julio Sedano y por eso no quise abandonarlo. Yo cierro la novela con el juicio militar que le hacen por traición en España, que resulta en su fusilamiento. Es un personaje fascinante.

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¿Qué la princesa llegara en una Nicaragua con otro dictador?

Terminando una dictadura y engendrándose otra. Yo cambié los tiempos para que no llegara con José Santos Zelaya sino con un presidente más débil, y es un traidor al Partido Liberal que se alía con los conservadores a los cuales apoya Estados Unidos, él era gobernador de la costa del Caribe, se suma la rebelión y en pago lo hacen presidente, pero un presidente con muchos enemigos, y el drama está contado un poco jocosamente de cómo quiere él anular las conspiraciones que hay en su contra. Yo uso aquí un procedimiento muy valleinclanesco, que es subirlo a un caballo del carrusel y ahí lo capturan, se lo llevan y lo deponen.

La princesa tiene una idea de Nicaragua, de que es un país de salvajes. ¿Lo es?

Qué idea puede tener una princesa de los Cárpatos de un país que se llama Nicaragua, que de repente alguien le dice “quiero mandarle de regalo su carrusel al presidente de Nicaragua” y ella se va a correr esta aventura con el carrusel a un país del cual habla en los términos que ella piensa que Nicaragua es.

¿Qué es Nicaragua hoy?

Yo salí al exilio en el año 21, ya estoy cumpliendo tres años. Tres años que han sido muy difíciles, yo no soy el único exiliado ni el único despatriado. Yo no digo que la situación que vivo es la peor, hay otros nicaragüenses despatriados que se la están viendo negras, hay que imaginarse que lo saquen a alguien de su casa, lo pongan en la frontera sin segunda camisa, su familia atrás, sin fuentes de trabajo. Esa es la dureza del exilio. Yo tuve la dicha de que fui acogido inmediatamente en España, he recibido responsabilidades muy honrosas, como ser curador de la feria, he caído en tierra apisonada, otros han caído en pura roca ruda.

¿Ganará ese régimen que busca perpetuarse?

Nunca se sabe, uno no puede poner falsas esperanzas de que mañana se van a resolver las cosas por arte de magia. Ha sido un proceso de consolidación de una dictadura y tendrá que venir un proceso de liberación, pero tienen que articularse muchas fuerzas, tienen que concertarse muchas voluntades. Yo no tengo ninguna duda de que Nicaragua volverá por el camino de la democracia, de la normalidad, no es normalidad que un régimen quiera perpetuarse de la manera en que se quiere perpetuar en Nicaragua. Lo que quiere es dejar a su esposa, a sus hijos, es un gobierno familiar, hay que verlo desde ese sentido, si no, no se entiende. La meta es consolidar a una familia en el poder, no una ideología, no un sistema político, sino una familia.

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¿Y en ese contexto cómo impactará el regreso de Trump en Estados Unidos?

No sólo tiene que ver nosotros, con América Latina, sino con el mundo. Viene un periodo bastante tenso, con Canadá o México para empezar, pero también con Europa, con la Alianza del Atlántico Norte, habrá crisis, ¿cómo se va a resolver la guerra de agresión contra Ucrania?, ¿cómo se va a resolver la crisis del Medio Oriente con Israel?, acaba de estallar un nuevo foco en Siria, hay muchas fuerzas en juego ahí, la relación tensa con China, qué va a pasar en la relación con rusa. Son muchas interrogantes, pero todas preocupantes, terribles.

¿No hay buenos tiempos para la humanidad?

En general hay un repunte de la extrema derecha en el mundo, de las ideas atrabiliarias respaldadas popularmente, eso no se puede negar, antes la extrema derecha llegaba al poder a través de golpes de estado, hoy llega a través del voto popular.

¿El nacionalismo y la polarización abonan a esos tiempos oscuros?

Todos los “ismos” son perjudiciales contra el entendimiento. La sensatez es llamar al entendimiento político.


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