Tan fácil como pedir una hamburguesa en cadenas de comida rápida: mirar el menú, seleccionar tu favorita, ordenar y disfrutar. Puedes no cocinar la carne, untar mayonesa al pan o desinfectar la lechuga, pero sabemos con seguridad que no tendrá el mismo sabor que una hamburguesa casera. Algo similar ocurre con el diseño y la inteligencia artificial (IA).
El pasado 25 de marzo, OpenAI, empresa matriz de ChatGPT, actualizó su modelo GPT-4o. Las mejoras permiten generar imágenes precisas en segundos a partir de instrucciones sencillas. Fue sólo cuestión de días para que las redes sociales se inundaran de imágenes de internautas que le pidieron a la IA crear imágenes con el estilo artístico de Studio Ghibli, los Simpson o Disney.
La tendencia ha vuelto a reavivar el descontento entre ilustradores y artistas, quienes advierten una eventual pérdida y precarización de sus empleos. Además, el avance y perfeccionamiento de este tipo de tecnología pone en entredicho fundamentos básicos de la actividad del gremio, como la originalidad, el concepto de autoría y el proceso creativo.
¿Una herramienta más o máquinas de plagio?
El uso de la IA levanta controversias entre quienes ven con optimismo esta tecnología y las personas que advierten de sus riesgos. “La herramienta tecnológica ayuda a potenciar la creatividad de un autor”, sostiene en entrevista Kiyoshi Tsuru, abogado especializado en propiedad intelectual.

No obstante, Carlos Arrojo, ilustrador español que ha trabajado con medios como The New York Times, tiene una opinión distinta: “Photoshop, Illustrator y las tabletas gráficas sí han sido de ayuda para nosotros, pero los generadores de imágenes sólo son un software que plagia el trabajo de otros artistas”, denuncia.
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Coincide en esta postura el mexicano Adrián Ibarra Lugo, ilustrador freelance que ha colaborado con Paramount. “Estos programas están hechos para plagiar, son máquinas de plagio”, asevera. Sin embargo, pese al malestar de los artistas, articular una defensa legal se ha vuelto una tarea complicada.
“No es una cuestión de plagio. Lo que hacen estos sistemas es producir ilustraciones y dibujos en determinado estilo (...) entonces, si no es identificable la obra subyacente en el producto final, no estamos hablando de una reproducción no autorizada”, puntualizó Kiyoshi Tsuru, quien también es socio del despacho de abogados TSURU.
Piden regularizar el uso de la IA
Ibarra Lugo pronostica que las imágenes generadas con IA crearán un declive en los campos laborales que utilizan a la imagen en su trabajo diario, sin embargo, aseguró que estos empleos no van a desaparecer por las limitaciones actuales de la tecnología.
Por ejemplo, el artista explico que, por el momento, es imposible realizar una pequeña modificación precisa a una imagen generada con IA, mientras que una persona ilustradora sí puede hacer cambios a sus obras. “No veo el peligro de que desaparezcan estos trabajos, sino que los sueldos se van a precarizar”, señaló.
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“Me preocupa mi trabajo. Los ilustradores ofrecemos un servicio, y quiero pensar que, nuestros clientes fieles, valorarán más esa parte artística y van a seguir apostando por trabajar con humanos, pero hay otros clientes más corporativos que se guiarán por esta manera más rápida y económica”, opinó Carlos Arrojo
Los ilustradores aseguraron que aunque no se posicionan en contra de la IA, consideran que debería existir una regulación de esta tecnología, aunque advierten que el gremio del diseño no es tan apoyado ante este tema como en el caso del cine, la escritura o la música.
Sin embargo, el Doctor en inteligencia artificial, Alejandro Platas López, considera que la regulación es “difícil debido a que esta tecnología avanza muy rápido, por lo que es complicado seguirle el paso. Regulas una parte y al otro día ya avanzó más”, advirtió.
“Falta mucha educación al respecto para las personas que lo utilizan, deberían conocer las lo que implica utilizar estas herramientas como costos ambientales y éticos. A partir de ello, deberían utilizarla no sólo para jugar con ella, sino que tengan la intención de crear algo. No vulnerar a las demás personas o los demás estilos que ya se han creado”, aseveró Platas López.
¿La IA puede hacer arte?
Juan Pablo Duque, investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM y dirigente del programa Macrodatos, Inteligencia Artificial e Internet, consideró que la inteligencia artificial ahorra tiempo en tareas repetitivas porque supera cognitivamente al ser humano. La cantidad de información que puede manejar esta herramienta es mayor que la información que puede operar un ser humano.
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Sin embargo, “la inteligencia artificial no genera arte, porque para generar arte hay que tener una conciencia de la generación del arte. Lo que hace esta tecnología es una sumatoria de información, primero cualitativa, que pasa por capas cuantitativas para crear un producto cualitativo”, finalizó el investigador.
Los ilustradores entrevistados coincidieron en que estos generadores de imágenes atentan contra el proceso creativo de quienes los utilizan. “El chiste de hacer arte no es el resultado, sino el proceso”, sostiene Ibarra Lugo. Este conjunto de acciones, compuesto por sentimientos, emociones y vivencias, termina por plasmar en una imagen el resultado de una idea que surgió de un ser humano.

Alberto Venegas, Doctor en Historia por la Universidad de Murcia, señala que el uso de IA replantea la definición de originalidad en el ámbito artístico. “Si realmente estamos apostando por este tipo de técnica, lo que estamos haciendo es matando la innovación, la creatividad y cualquier tipo de autoría personal”, sentenció el académico en entrevista,
El especialista en cultura visual explica que la IA no puede crear un producto realmente original, pues funciona a partir de una base de datos integrada por un historial de búsquedas y peticiones previas. El resultado es una recombinación de todo lo que ya ha sido creado anteriormente por personas reales.
Para el historiador, el hecho de que un ser humano dicte órdenes a la IA para generar su petición no lo vuelve autor de la imagen. “Con las imágenes generadas con IA perdemos el contexto, el significado, las interpretaciones y, realmente, no van a crear una conexión más profunda con el arte”, señaló.