El escándalo, la indignación son un par de elementos que componen la historia detrás de las obras que se exhiben en “Faltas a la moral”, la exposición organizada en el marco del XXXVI Festival Internacional por la Diversidad Sexual, que se encuentra en el Museo Universitario del Chopo.
Si bien es una exposición que surge como parte de la agenda de junio, el mes del orgullo, esta exposición va más allá y aborda también el aspecto político de las faltas a la moral, explica en entrevista Aldo Sánchez, el curador invitado.
“Quería darle la vuelta a la expectativa de ver penes y vaginas que se espera en una exposición gay. (Quise hacer) lo político porque la vida privada tiene repercusiones en lo público y las políticas públicas también repercute en lo privado, por eso no se puede disociar”, explicó Sánchez.
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La obras en exhibición abarcan varios años de la historia moderna y contemporánea de México, desde una fotografía de Gustavo Casasola que data de 1934 en la que se ve a familiares protestan en contra de la educación sexual, hasta una obra que Teresa Margolles hizo en abril de 2023, titulada “El testigo”, que consiste en la fotografía a gran formato de una calle donde dos mujeres fueron asesinadas a plena luz del día y un cartón de basura que se encontraba en la escena del crimen.
Aldo Sánchez explica que no le interesaba hacer una exposición erótica, sino mostrar el panorama político de las faltas a la moral como “un acto de resistencia al olvido, en pos de la no repetición”.
En la muestra también se podrán ver una serie de fotografías de Gloria Trevi, que tomó Maritza López para un calendario en 1993 que fue censurado, una escena de la película “Aventurera”, piezas con las que Sánchez señala también se muestra una forma distinta de hacer feminismo.
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“Faltas a la moral” cuenta con 48 piezas en total, entre las que hay algunas que en sí no fueron concebidas como obras de arte, como dibujos que hizo Serguei Eisenstein en 1931 o fotografías de redadas policiacas a hombres homosexuales, de Devars Jr., que se publicaron en “Magazine de Policía”, en 1970; y cartones políticos de Helio Flores, cartonista de EL UNIVERSAL.
También hay otras obras “ready made” –objetos que ya existen y los artistas les dan esa carga de obra de arte– que dan cuenta del estado de violencia y corrupción al que se han enfrentado el país en los últimos años, como “Barrena 1, 2 y 3”, de la artista Gina Arizpe, que consiste en unas varillas de acero con las que los buscadores se dedican a rastrear los cuerpos de desaparecidos, y “Batopilas”, de Óscar Gardea, una obra que consiste en unas sandalias de un campesino que cosecha amapola en una región disputada por el narcotráfico.
“Faltas a la moral” estará abierta al público hasta el 25 de junio. El 22 de junio, a las 18 horas, se llevará a cabo la charla “¡Mi crimen pasional!”, entre Alejandra Bogue y Manu Mojito, que hablarán sobre “notas sobre personas que se escapan del binarismo de género en los años 80 y 90”.
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