Imaginarse un puerto, un embarcadero o una playa en lo que hoy es el Metro y la avenida Chapultepec puede resultar difícil, ya que los edificios, el concreto, las viviendas y las avenidas con asfalto pintan un panorama urbano y moderno que parece borrar de la memoria que, en algún punto de la historia, esa zona fue un pueblo prehispánico que vivió en gran cercanía con el medio ambiente y, específicamente en este caso, con el agua.
Con esa premisa, la arqueóloga María de Lourdes López Camacho encabezó un equipo de investigadores que encontró los vestigios de un muelle y parte de una playa ubicado al lado del Metro Chapultepec, debajo de la calle Lieja, y a un costado del edificio que por varios años albergó a la Secretaría de Salud.
En entrevista, López Camacho detalla que este descubrimiento deriva de una profunda investigación realizada en la zona de Chapultepec, y destaca que a inicios de año se encontraron los vestigios de una casa que estaba conectada con el embarcadero que descubrieron en meses recientes.
Lee también: Los rótulos, un gran arte popular que se extingue o se adapta
“En la zona de Chapultepec y en los alrededores hay evidencia de que existió una población indígena, que en época virreinal se volvió un pueblo de indios. De ahí continuó su existencia hasta el Porfiriato y desapareció de la memoria; debemos fijarnos que la colonia San Miguel Chapultepec es nacimiento de la época porfirista, nace a inicios del siglo XX, con esto quiero decir que el pueblo original fue borrado de la memoria cuando edificaron una hacienda, conocida como La Teja”, explica la investigadora.
Para López Camacho y su equipo de arqueólogos, el hallazgo del embarcadero es sólo una pieza de un rompecabezas enorme que dibujará lo que fue el pueblo indígena que habitó la zona de Chapultepec. “Otra pieza de este rompecabezas fue el hallazgo de la unidad habitacional en el área de estacionamiento de la Secretaría de Salud, muy cerca de este embarcadero. En esa unidad llegaba un canalito doméstico, ¿qué quiero decir? Hoy nosotros tenemos nuestras casas y afuera tenemos los autos, en la época prehispánica eso pasaba con las canoas, era su medio de transporte”, detalla.
López Camacho explica que normalmente los caminos de agua se acompañaban de caminos de tierra a los costados, para poder desplazarse en todas las temporadas del año.
De acuerdo con las evidencias halladas en la investigación, el embarcadero formó parte de una playa, ya que las aguas de ese entonces tenían oleajes provenientes de los ríos cercanos. “En ese pequeño pedazo que pudimos estudiar, encontramos restos de una playa. Parte de la playa se encuentra en las áreas del Metro, en Circuito Interior, pero se conservó esta parte y, más grandioso aún, se conservaron restos de las plantas que crecían en ese momento”, explica la especialista.
Otro de los descubrimientos importantes fue una serie de pilotes, lo que habla que en esa zona el canal era delimitado por estos pedazos grandes de madera.
“En la época prehispánica, construyeron esta estructura a las orillas de la playa para delimitar el espacio, por lo que ahora inferimos es que los pusieron para amortiguar los oleajes, pero tenemos que investigar más, ya que sólo analizamos un pequeño pedazo del canal”, subraya la arqueóloga.
Caminos de agua
Para sostener la afirmación de que esa zona fue un embarcadero, López Camacho explica que en medio de los pilotes hallaron una puerta o entrada con piso firme. “Esto podría ser la entrada al muelle, lo infiero porque justo ahí encontramos más pilotes y la entrada, que pudo ayudar a acercarse a las embarcaciones y amarrar las canoas”, ahonda.
La investigadora señala que probablemente la zona contó con 40 pilotes, sin embargo, la mitad de estos fueron destruidos cuando se construyeron las tuberías actuales.
Explica que el hallazgo de estos pilotes y la entrada al embarcadero estuvo acompañado de una ligera capa de arena, lo que indica que la zona era una pequeña playa, a la orilla del cerro de Chapultepec.
“Las playas se forman con la arena que arrastran los ríos. En algunas playas de mar puedes apreciar que no hay muchas piedras ya porque no hay ríos que desemboquen al mar y que arrastren arena. Entre más virgen es una playa, más arena tendrá. En ese sentido, las aguas que bajaron de la Sierra de las Cruces y de la zona de las Lomas trajeron la tierra y formaron la arena”, explica la investigadora, quien destaca que, gracias a los trabajos de excavación y recuperación de materiales, lograron rescatar las arenas de playa, separando la tierra que cayó después en otros periodos de la historia.
Igual de sorprendente es, indica la arqueóloga, que también se encontraron materiales de tipo ritual, tales como sahumadores, braceros, navajillas, entre otros, lo que señala que los antiguos habitantes daban ofrendas al agua, específicamente la de los manantiales.
“Ahora sabemos que había más de un manantial que surtía de agua a este canal con embarcadero, lo que quiero decir es que los indígenas sabían conducir el agua de los manantiales para crear vías de comunicación, sin importar si era temporada seca. Lo hicieron para poder navegar y moverse sin depender si los grandes lagos subías o bajaban”, destaca la especialista.
Con esta información, María de Lourdes López Camacho subraya la importancia del hallazgo, ya que apunta que el embarcadero y el canal fueron una vía de comunicación fija, que sirvió a los habitantes del cerro de Chapultepec a desplazarse hacia el centro de la ciudad o hacia la zona de Texcoco.
“Es como decir que encontramos un tramo de una carretera. Sin embargo, la discusión sigue en torno de la conectividad de este canal. Los primeros mapas señalan que conectaba a la laguna de México, pero esta laguna, pasando el Peñón de los Baños, conectaba con las aguas de Texcoco. No hay que perder de vista que, durante tres siglos, el camino entre Chapultepec y lo que hoy es la Alameda era de agua, de ahí la importancia de conocer cómo se movían los antiguos habitantes”, dice.
Explica que Chapultepec es un área alta, por lo que las bajadas de agua corrían naturalmente hacia el área de Texcoco. Sobre la fecha de construcción del muelle, López Camacho explica que posiblemente fue levantado en el Posclásico Tardío y en los primeros años de la Conquista Española. “Fue usado principalmente en el primer siglo de la colonia, y claro que sirvió para conectarse con la capital mexica. Creemos que su conexión también llegaba a zonas como San Lázaro y un poco más allá”, apunta.
Lee también: “Lágrimas de sal”: Elina Chauvet utiliza postales para abordar la desaparición de mujeres en México
El uso de este canal, explica la arqueóloga, fue la transportación de alimentos, sobre todo verduras, y fue el camino de personas que se trasladaban de Chapultepec a otras zonas de la ciudad. “Infiero que era más rápido llegar en canoa que caminando; en la época prehispánica no había animales de carga, por lo que las aguas eran una de sus principales vías de comunicación”.
También se encontraron piezas semicompletas y completas del periodo Colonial Temprano: una macuquina —las primeras acuñaciones martilladas de la Nueva España—, loza de vidriado verde y lebrillos, en cuyos fondos se observan los sellos de hospitales y órdenes religiosas, así como materiales pertenecientes al siglo XX.
Sobre el estado de la investigación, la arqueóloga indica que ya se cerraron los frentes de excavación y recopilación, y lo que está en marcha es el análisis de las piezas recuperadas y de los contextos encontrados. “Estamos sistematizando toda la información, trabajando los datos duros con las áreas correspondientes”, concluye.