asume la literatura con la misma pasión que el periodismo, pero mientras en la ficción tiene la posibilidad de contar historias fantásticas como lo hace en su segunda novela “La gran desaparición” (Planeta, 2024), donde relata un extraño suceso en el Museo de Louvre donde un buen día los protagonistas de las más famosas pinturas de notables artistas comienzan a desaparecer y cuyo misterio sólo puede ser resuelto por el guardia que custodia a la Mona Lisa, en la realidad asume el periodismo como la herramienta más contundente para que las sociedades sean más críticas del acontecer mundial y tengan armas para confrontar la mentira, la desinformación, la violencia, las teorías de la conspiración, el agravio, el resentimiento y la desconfianza que priva en estos tiempos de canallas, como señala.

El columnista de EL UNIVERSAL plantea en su nueva novela una historia fantástica que nace de su pasión por el arte y la pintura, una obra a través de la cual reconoce el poder de la literatura que permite imaginar tiempos mejores y reconectar a las sociedades con la sensibilidad y la humanidad a pesar de estar tan tecnologizadas y atadas a una pantalla, pero desde su faceta periodista y analista internacional también analiza la realidad mundial determinada por la polarización, la desinformación y las fake news, y en especial se centra en las relaciones de México con Estados Unidos, que avizora complicadas y dolorosas para las familias mexicanas y derivar en crisis humanitarias inéditas. Ante lo cual asegura que al gobierno que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum le tocará ser muy inteligente y sagaz para tejer con hilo fino las relaciones con el Estados Unidos de Donald Trump.

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¿Tu nueva novela es un llamado a recuperar la humanidad vía el encuentro con el arte?

Creo que de pronto la humanidad ha perdido la capacidad de contemplar la belleza, de aquilatarla, de disfrutarla y eso es parte de lo que está en “La gran desaparición” y lo que da origen a esta novela de aventuras que se pregunta ¿qué pasaría si un día, de un momento a otro, desaparecieran los personajes más famosos de los cuadros más célebres del mundo, y solo una persona, mágicamente, tuviera el talento, las herramientas para develar el misterio y encontrar, quizá una solución?, y de ahí partimos a una aventura.

¿La literatura te salva, te saca del periodismo y de la información que reportas?

La literatura y el arte nos ofrecen esa posibilidad, hace poco después de la elección de Trump una amiga muy querida que ha leído el libro me decía “hoy quisiera vivir en tu libro”. Sí, por supuesto, para mí escribir y pintar también y contemplar el arte y leer es una manera de reconectarme con algo que es más infinito, porque después de toda la coyuntura, lo que hacemos en el periodismo y la coyuntura de nuestros días, pues también tiene algo de evanescente, y el arte permanece.

Como mexicano y periodista ¿cómo avizoras la relación de México con Estados Unidos?

Son tiempos muy difíciles, así como en esta conversación hemos reivindicado la belleza, en la realidad estamos cada vez más sujetos a la mentira, a la desinformación, a la violencia, al agravio y me parece que el mundo está en la batalla de las ideas, de las conquistas más esenciales del siglo XX: la libertad, la democracia, la tolerancia, el sueño de la igualdad y esas conquistas que tanto trabajo nos costaron a nosotros y a la generación de nuestros padres y abuelos, contra un lado muy oscuro que más bien está conspirando para aprovechar las herramientas de la desinformación, la confusión, las teorías de la conspiración, el agravio, el resentimiento, la desconfianza y hacerse del poder y perpetuarse en el poder.

Me preocupa mucho lo que estamos viendo, no nada más en Estados Unidos sino en buena parte del mundo, las fuerzas que encabezan Vladimir Putin, Viktor Orbán y otros líderes autoritarios, que están fomentando esta cultura de la desinformación y la confusión. Está también Trump, Erdogan, en Turquía y desgraciadamente también veo rasgos de esto en el ex presidente de México y en otras figuras y no tiene que ver la ideología, tiene que ver la manera como se relacionan con la cotidianidad y cómo la interpretan y cómo la venden. Tenemos que aprender a mirar con nuestros propios ojos.

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¿Cómo interpretas el regreso de Trump?

Hay razones típicas, la economía en Estados Unidos durante un tiempo no anduvo bien, la inflación golpeó a la clase trabajadora, pero hay otros factores, no típicos, como la presencia constante de Trump durante años, el escenario político, el negarse a aceptar un resultado, y el ambiente de desconfianza en las instituciones, esta narrativa de la desinformación y luego hubo actores que estuvieron tratando de dividir y polarizar a las ciudades estadounidense y lo lograron. Todo eso junto nos ha dado este gobierno que ya está dando señales de a qué grado será radical, y será muy radical y hará mucho daño.

¿El gobierno mexicano ha sopesado lo que viene con el equipo que conforma?

Los nombramientos no podían ser más preocupantes; es decir, tenemos los nombramientos de Seguridad Nacional, de política migratoria y Trump ha escogido a los radicales entre los radicales, todavía faltan los nombramientos en materia económica, no hay ninguna razón para esperar que la agenda comercial no sea determinada por radicales entre los radicales. Espero que el equipo que rodea a la presidenta Sheinbaum y la propia presidenta Sheinbaum estén preparados para lo que viene porque puede ser un reto inédito en muchísimas áreas.

Harris ganó el voto latino, pero muchos latinos votaron por Trump pensando “no vienen por mí, van a deportar al criminal, no a mí, no a mi pariente indocumentado vienen por los criminales”; y yo ahí sí recuerdo aquella famosa frase de la Alemania nazi: “primero vinieron por aquel, no dije nada; luego vinieron por este, no dije nada, y al final vinieron por mí”. En su peor versión, es lo que puede ocurrir y si eso ocurre vamos a ver la peor crisis humanitaria en América del Norte en su historia, y mucho dolor y mucho de ese dolor de familias mexicanas.

¿Ante las declaraciones del embajador Ken Salazar, sirve un extrañamiento?

La presidenta Sheinbaum insistió en el agravio de las declaraciones y la soberanía mexicana. Yo no creo que sea el discurso más productivo. Cuando hablo del cuidado que hay que tener en la relación, eso no quiere decir claudicar no quiere decir ceder, creo que el énfasis tendría que estar en la colaboración con dignidad absoluta. Es un hilado tan fino, declarar cosas como las que se han declarado después de lo que dijo el embajador Salazar o mandar cartas al Washington Post… Estos desplantes no construyen y estamos en tiempos de canallas, hay que tener mucha mesura.

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¿Ves en el equipo de la presidenta Sheinbaum la habilidad de tejer este hilado fino?

Es gente con mucha experiencia, el secretario De la Fuente es un hombre muy inteligente, el secretario de Economía Ebrard tiene muchos años en esto, manejó la Cancillería en el gobierno pasado de manera polémica, yo creo que cometió errores en la relación con Estados Unidos, creo que hay una voluntad del gobierno mexicano de rodearse de personas que puedan tener injerencia positiva, influencia en el gobierno estadounidense, creo que están entendiendo que lo que viene puede ser muy grande, pero de pronto llegan señales más bien de lo contrario, no hay tiempo ni espacio para la improvisación. Yo espero que prevalezcan las mentes más lúcidas, más serenas y también más firmes frente a los 4 años que van a convivir el gobierno de Sheinbaum y el gobierno de Trump, todo el gobierno de Trump y la mayor parte del gobierno de Claudia Sheinbaum. Es mucho tiempo.

¿Tendría que haber un distanciamiento de la política de la administración pasada?

Creo que no habrá de otra, la política de seguridad va a tener que cambiar porque todas las figuras que Trump ha puesto en su gabinete, desde el secretario de Estado Rubio hasta el encargado de la autoridad migratoria Homan, no van a tener paciencia y la crisis del fentanilo es una preocupación bipartidista y se soluciona porque se soluciona; también la noción de que en México se ha perdido el control territorial en un porcentaje del país es una preocupación bipartidista que tampoco se va a tolerar porque Estados Unidos no va a tolerar un estado fallido o tomado por el crimen organizado. ¿Qué va a pasar si Trump de verdad comienza a deportar a millones de personas?, ¿México se quejará, dirá que no va a colaborar, con qué legitimidad, moral sin duda, pero con qué legitimidad en función de lo que pasó antes? Trump llega con todo el poder, no tiene que preocuparse por la reelección, él interpreta que ha llegado al poder como un mandato disruptivo brutal en función de toda la agenda interna y exterior de Estados Unidos, y si hubo un villano en esta elección desde la narrativa trumpista, ese villano se llama México. Pensar que esa narrativa con ese mandato no se va a traducir en acciones pues es una ingenuidad, por decir lo menos.

Hay un entendido en el universo lopezobradorista y ahora con la presidenta Claudia Sheinbaum que es también parte de ese universo de ‘vamos a lograr manejarlo, vamos a poder manejarlo’ Ojalá que sí. Yo sólo diría este Trump no es aquel Trump, no llega igual, ni siquiera es la misma persona. Y México ante Estados Unidos tampoco es el mismo ahora que hace ocho años. Estamos en una posición mucho más débil y mucho más peligrosa y él es un hombre mucho más fuerte y mucho más peligroso. Ya veremos si realmente van a lograr convencerlo de moderarse. Ojalá que sí.

Te has convertido en un analista puntual de esta relación México Estados Unidos.

Tengo muchos años de tener la pasión por la política estadounidense, desde que era muy chico, pero ahora creo que lo que tenemos que hacer es documentar. Documentar lo que viene, va a ser una gran era para el periodismo porque con tanto poder yo sí creo que si lo analizamos Donald Trump es el hombre más poderoso, quizás de la historia moderna de Estados Unidos, porque ni siquiera tiene contrapesos reales en su propio partido y tiene una oposición que está en una crisis, la suprema corte está con él. Lo que deriva de ese tipo de poder casi siempre es la corrupción. Y entonces hay que tener los ojos muy abiertos como periodistas, narrar los abusos desde que comiencen a ocurrir para que Estados Unidos no caiga más en esa espiral que no nos conviene en ningún sentido, “que les vaya mal a los gringos”, dicen algunos; no, que no les vaya mal a los gringos, no queremos eso de verdad, estamos de su lado y debemos estarlo. Esa es otra cosa que ojalá el gobierno comprenda, no es Venezuela y Cuba y China, nuestro socio es, aunque haya una historia tan difícil, nuestro socio es el que es.

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