Por su riqueza prehispánica, la capital del país es cuna de un sinfín de tesoros arqueológicos y patrimoniales que todavía yacen debajo de las avenidas, casas, edificios y plazas que conforman la arquitectura de la CDMX.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia () se ha encargado de descubrir, estudiar y proteger los restos y vestigios encontrados en las exploraciones en distintas partes de la capital.

Te presentamos un breve recuento con los hallazgos más importantes de este 2023.

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Fosas funerarias con más de 3 mil años de antigüedad

Especialistas del INAH hallaron una serie de fosas funerarias prehispánicas, entre las que destacan 10 tumbas con forma de tronco, con aproximadamente tres milenios y medio de antigüedad, la mitad de ellas con entierros humanos.

Fue a escasos metros del caos vehicular de la avenida Constituyentes, en el límite de la tercera sección del Bosque de Chapultepec, que se registró el particular hallazgo.

El descubrimiento, ocurrido a mediados de año, es resultado del acompañamiento que la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH, en coordinación con el Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, brinda a las obras de la Línea 3 del Cablebús, que lleva a cabo el Gobierno de la Ciudad de México como parte del plan integral de movilidad del proyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.

Dicho contexto se localizó en un promontorio, a la altura del Parque Cri-Cri, donde se construye una estación del Cablebús, y trasciende al ser la primera vez que se localiza arquitectura funeraria de las primeras aldeas agrícolas en el territorio que hoy ocupa el poniente de la Ciudad de México, y a una cota tan elevada: 2,416 metros sobre el nivel del mar.

De acuerdo con la coordinadora de las excavaciones arqueológicas, María de Lourdes López Camacho, el descubrimiento hace referencia a una aldea grande que debió existir en esta área de las Lomas de Chapultepec, en el límite del bosque, hacia los periodos Preclásico Temprano y Medio (2500-400 a.C.).

Hallazgo arqueológico en el Bósque de Chapultepec. Foto: INAH.
Hallazgo arqueológico en el Bósque de Chapultepec. Foto: INAH.

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Cabeza de serpiente mexica

De las entrañas del Centro Histórico de la Ciudad de México, en lo que alguna vez fue la capital del imperio mexica, emergió una pieza monumental policromática.

El 19 de septiembre del año pasado, el mismo día que un movimiento telúrico hizo que se sacudiera la tierra, una cabeza de serpiente fue hallada por arqueólogos del INAH quienes quedaron sorprendidos por el estado de conservación de la pieza, así como por sus llamativos colores: ocre, azul, rojo, negro y blanco. Sin embargo, fue hasta este año que el INAH informó del peculiar hallazgo.

Esta pieza ostenta color en 80% de su superficie, y es una evidencia más de las capacidades estéticas del pueblo mexica, quienes crearon obras de arte uniendo la escultura con la pintura.

Las características del particular vestigio fueron dados a conocer por el INAH. La pieza fue hallada a 4.50 metros de profundidad y mide 1.80 metros de largo, 1 metro de alto, 85 centímetros de ancho y tiene un peso estimado de 1.2 toneladas. Su descubrimiento se derivó de los trabajos de salvamento arqueológico de la Antigua Escuela de Jurisprudencia, ubicada en San Ildefonso 28.

Después de un año de su descubrimiento, las labores para la conservación de esta escultura continúan. Foto: INAH
Después de un año de su descubrimiento, las labores para la conservación de esta escultura continúan. Foto: INAH

Cementerio virreinal en Chapultepec

Un cementerio del periodo virreinal temprano (1521-1620 d.C.), fue descubierto por un grupo de expertos del INAH, a través de la Dirección de Salvamento Arqueológico, en el área donde se construyen el Jardín y el Pabellón Escénico del Bosque de Chapultepec.

En el área se encontraron restos óseos humanos a partir de 1.37 metros de profundidad.

El equipo de investigación recuperó las osamentas –en diversos estados de conservación– de 21 individuos, en su mayoría adultos femeninos y masculinos, incluidos un par de infantes.

Estas inhumaciones se realizaron de forma directa en el suelo y en tres momentos distintos durante el primer siglo tras la caída de México-Tenochtitlan.

Pese a que la mayoría de los entierros presentó la misma orientación oeste-este, la cual alude a la creencia de la resurrección en la fe cristiana, su disposición hace pensar en dos tipos de población: una de origen indígena, probablemente mexica, y otra europea.

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