Chichén Itzá. —La zona arqueológica maya de Chichén Itzá, una de las más importantes de todo México y la más visitada del país, lleva semanas en disputa.
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Artesanos, guías de turistas y ejidatarios de municipios colindantes a esta zona maya realizaron durante 10 días bloqueos al acceso principal, lo que impidió el acceso de 7 mil turistas al día, con la consiguiente pérdida económica para el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y el Patronato Cultural que opera el parador turístico en Chichén Itzá.
El origen del conflicto: el plan para reubicar a 850 personas dedicadas a la venta de artesanía y recorridos turísticos, que serían trasladados al nuevo Centro de Atención a Turistas y Visitantes (CATVI), actualmente en construcción a 3 kilómetros de distancia de la zona arqueológica.
Además, los ejidatarios de los municipios colindantes de Pisté y Tinum reclaman el pago de una indemnización económica porque, aseguran ellos, los monumentos arqueológicos, patrimonio de la nación, están dentro de sus tierras
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Todos exigen también la destitución del director del sitio, Marco Antonio Santos.
Los bloqueos en la carretera 180, tramo Pisté-Xcalacoop, que lleva al acceso principal a Chichén Itzá, iniciaron el 2 de enero y concluyeron el día 11, luego de que los manifestantes acordaron con autoridades estatales y federales mantener una mesa de diálogo. Sin embargo, el origen del conflicto se mantiene latente, así como el riesgo de activar nuevos bloqueos.
A pesar de la reapertura de la zona arqueológica, el espectáculo “Noches de Kukulkán”, uno de los principales atractivos turísticos en este sitio maya, no ha sido reanudado.
El problema del ambulantaje
Desde hace décadas, los artesanos —en su mayoría pobladores de los municipios de Tinum y Pisté— están ubicados en el acceso principal a la zona arqueológica y a lo largo del recorrido de los visitantes en el interior del sitio. Ellos ofrecen de forma directa sus productos: figuras mayas de barro, otras talladas en piedra o en madera, crucifijos, tazas, blusas y guayaberas bordadas, sombreros de paja y tela, bolsas, entre muchos otros productos.
Eran conocidas las quejas de turistas nacionales y extranjeros en el sentido de que los vendedores prácticamente los “acosaban y hostigaban” con el fin de que les compraran algunos de sus productos. Y ante la inacción de las autoridades se decía que existían intereses detrás para mantener “secuestrado” el sitio arqueológico para beneficio de los pobladores y artesanos.
En marzo de 2014, con el nombramiento de Marco Antonio Santos Ramírez como director de la zona arqueológica de Chichén Itzá, iniciaron los conflictos.
El nuevo director comenzó a poner horarios y reubicaciones parciales para artesanos y guías de turistas.
Pero la preocupación creció cuando llegó una recomendación internacional.
Chichén Itzá es Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO desde 1988 y también Maravilla del Mundo Moderno desde 2007.
No obstante, especialistas aseguran que su estatus de Maravilla del Mundo Moderno se encuentra en riesgo, pues en 2016 la organización New7Wonders (N7W), establecida en Suiza, exigió a las autoridades mexicanas atender una serie de recomendaciones para no retirarle esa distinción. La principal exigencia de New7Wonders (N7W) era reubicar a los cientos de vendedores y artesanos.
El proyecto CATVI
El Centro de Atención a Turistas y Visitantes (CATVI) es parte del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza) que lleva a cabo el gobierno federal como parte de la construcción del Tren Maya.
Las obras del CATVI iniciaron hace seis meses y está previsto que quede listo en diciembre, aunque a la fecha no se registra mucho avance. Su operación estará a cargo de FONATUR y se tiene planeado reubicar aquí a los vendedores y guías de turistas.
Pero los artesanos rechazan el proyecto. Argumentan que salir de la zona maya no les garantiza que el turismo vaya a ir al CATVI, ubicado a 3 kilómetros de distancia de Chichén Itzá, solamente para comprarles artesanías o para contratar guías de turistas.
Por su parte, los empresarios turísticos de Yucatán y Quintana Roo consideran que el comercio ambulante genera “mala imagen”, pues se observa desorden y daña la experiencia del turista. Mientras que los artesanos se dicen víctimas de una campaña de difamación.
Señalan que desde que Chichén Itzá recibió la distinción de Maravilla del Mundo Moderno temen que el gobierno estatal y federal los desaloje de la zona.
Villevaldo Pech Moo, asesor legal de algunos de los vendedores, aseguró que los comerciantes y artesanos “sólo quieren que los dejen trabajar, ya que tienen los mismos derechos que tienen los grandes empresarios, incluso las autoridades los discriminan”.
Subrayó que el sector empresarial lleva años exigiendo la expulsión de los artesanos de la zona arqueológica con el argumento de que acosan a los turistas. Pero al mismo tiempo, los artesanos y comerciantes ambulantes desde hace una década amenazan con bloqueos, lo cual finalmente cumplieron este mes.
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Una gran fuente de ingresos
Datos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) revelan que Chichén Itzá recibe a diario unos 7 mil turistas; es decir, 200 mil al mes y 2 millones al año, cifra que la convierte en la zona arqueológica más visitada del país, lo que representa una derrama económica de alrededor de 240 millones de pesos. De ese dinero, unos 99 millones 570 mil pesos son para el INAH, mientras que el gobierno del estado recibe unos 100 millones de pesos.
Para los operadores turísticos de Yucatán y Quintana Roo, el sitio arqueológico también es un jugoso negocio, pues las excursiones que salen de Cancún, Mérida o la Riviera Maya hacia este sitio es uno de los productos más vendidos.
Así, mientras se dialoga con los inconformes y se hacen los últimos arreglos de indeminización a ejidatarios, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) planea invertir este año 2 mil 100 millones de pesos para obras en Chichén Itzá.
Estos recursos se destinarán para la construcción del Museo Arqueológico de Chichén Itzá, donde se expondrán más de 800 piezas arqueológicas, además de la construcción del CATVI.
José Arturo Chab Cárdenas, director del INAH Yucatán, asegura que estas obras servirán para resolver el añejo conflicto de artesanos y vendedores ambulantes. “Los trabajos empezaron desde hace 6 meses y se estima que concluyan en diciembre de este año; este proyecto dignificará el trabajo que actualmente realizan pobladores, artesanos y comerciantes de las comunidades mayas”.
Declara que el CATVI dará cabida a todos los ambulantes, comerciantes, gente de las comunidades aledañas, prestadores de servicios turísticos y guías de turistas certificados.
Y es que el funcionario asegura que los bloqueos y protestas de un grupo de artesanos, guías de turistas y artesanos frenan el proyecto y recalca que al INAH le corresponde custodiar y defender los tesoros de la nación que se guardan en Chichén Itzá.
De acuerdo con José Arturo Chab Cárdenas, este proyecto cuenta con el respaldo del Consejo Empresarial Turístico (Cetur) de Yucatán, de la Secretaría de Turismo federal, así como del Estado y del gobierno del estado. Sin embargo, más de 850 artesanos y prestadores de servicios turísticos no están del todo convencidos de los beneficios que se les prometen, y ya demostraron, con los bloqueos, que pueden poner en jaque una de las zonas arqueológicas más importantes del país.
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