“Estresante, francamente estresante. Incluso para las personas en situación más privilegiada como nosotros, los , que tenemos visa, documentación en regla, permiso y respaldo de una institución”, dice una mexicana que desde hace unos años vive en Estados Unidos cursando un programa de escritura creativa dirigido a estudiantes latinos, pero cuya trayectoria académica y laboral se ha visto trastocada por la nueva política migratoria del presidente , que ha traído una ola de redadas contra migrantes y mantiene en la angustia a cientos de mexicanos que estudian en universidades estadounidenses.

Esta escritora joven con una voz potente opta por resguardar su identidad, pero no acalla su palabra, externa su temor y manifiesta que la situación actual es absolutamente estresante e incierta. “No sé medir, no creo que nadie sepa medir la carga emocional estresante, de vivir así, en estas condiciones; pero es alta”. Lo dice tras ver cómo hubo protestas propalestinas de sus colegas latinos, pero ahora todos han salido de las redes sociales y temen manifestarse.

Ve mucha confusión, falta de información certera, dice que todo cambia día con día y es estresante, que se arriesga mucho al estudiar en otro país. “Es muy costoso en dinero y en términos emocionales, es realmente complicado, porque todos estos programas que reciben estudiantes internacionales funcionan con una beca de trabajo. Tú llegas a merced de que vas a cumplir con un empleo que va a pagar tu colegiatura y te va a dar un estipendio para tu renta. Pero todo eso está a merced del financiamiento de la universidad y de tu visado en regla”.

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Es enfática: “Momento en el que tú no tengas visa no puedes trabajar; momento en el que recorten los fondos para las becas, te pueden suspender. Estás ahí, ya entraste al sistema, o sea, ya tienes número de seguridad social, un visado que lo permite, pero siempre tienes que andar cargando tu hoja, tu B-2, que respalda el visado estudiantil y la visa F1”.

Concibe como aterradora la situación. Ya terminaron el semestre, entrarán en septiembre y existe la posibilidad de que no haya fondos. Sabe que las autoridades de la universidad luchan pues los departamentos se han construido en función de los migrantes, “no somos los primeros en llegar, esto viene generaciones atrás. Pero es un riesgo constante”. Incluso ahora para solicitar la beca exigen tener las redes sociales abiertas, “eso es unilateral y es bien peligroso. No han dicho cómo va a aplicar hacia la gente que ya está adentro, pero es muy fácil rescindir un visado”.

De manera institucional, las universidades han pedido a los estudiantes internacionales que se abstengan de opinar en redes sociales, “que intentemos no salir del país en verano, que siempre carguemos con nuestra documentación, que, aunque tenemos visado, nadie está exento, y que asumamos como una situación de altísimo riesgo”.

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Natalia Trigo, otra escritora y profesora mexicana que llegó a Estados Unidos mediante una beca-trabajo y ha dado clases en la Universidad de Houston, asegura que ha habido muchas manifestaciones de descontento por parte de estudiantes en lugares públicos o sitios abiertos de la universidad. “Algunos estudiantes hablan un poco de esto, sobre todo en nuestras clases. He tenido estudiantes DACA o que sus padres son indocumentados, es un tema preocupante para ellos”.

Aulas adentro

Desde 2017, la escritora y Premio Pulitzer Cristina Rivera Garza dirige el primer doctorado en Escritura Creativa en Español, en la Universidad de Houston, ella señala que gran parte son estudiantes extranjeros y todos obtienen una beca-trabajo, una beca que les permite trabajar por 20 horas a la semana, ya sea dando clases de español, trabajando como investigadores o como sus asistentes dentro del programa.

Sin embargo, hoy sólo ve políticas antimigrantes, xenofóbicas y francamente antimexicanas que, dice, han autorizado a personal de ICE secuestrar y desaparecer a migrantes en plena vía pública. Esas acciones los tienen profundamente consternados, pues se suman a las noticias sobre las limitaciones para las visas a estudiantes internacionales. “Se ha dicho que las visas para estudiantes internacionales se han vuelto a abrir y eso por lo menos nos asegura que vamos a tener estudiantes el próximo semestre, sin embargo, reina, como en todo el país, una aprehensión justificada, un temor creciente y una atmósfera de censura y de falta de libertad; una atmósfera de autoritarismo y de fascismo creciente”.

Lo define como un estado de ansiedad, muy justificado, lo que queda, dice, es cuidarnos, escucharnos, estar ahí y trabajar juntos y capear el temporal. “Sin estudiantes, no hay programa. Ellos son nuestra razón de ser. Y ese es nuestro mensaje, que estamos allí para apoyarlos, para hacer lo que esté a nuestro alcance, concentrarnos desde nuestra trinchera, hacer lo que la estructura nos permite hacer, que es tener una actitud crítica, solidaria y de cuidado con nuestras comunidades en ambos lados de la frontera”.

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También desde Estados Unidos, donde da clases en la Universidad de California, en Santa Bárbara, la escritora y académica Sara Poot-Herrera dice que EU ha sido históricamente formado por inmigrantes, y es muy gratificante ver cómo los hijos de jardineros, cocineros y trabajadores rurales ahora forman parte de las primeras generaciones de estudiantes y egresados con estudios de licenciatura y posgrado.

“Sucede, sin embargo, que muchos de ellos son ‘ilegales’, terrible denominación para quienes tan sólo son indocumentados, pues sus familiares llegaron a Estados Unidos en formas irregulares y azarosas, pero siempre en búsqueda de un mejor futuro. Llevan aquí muchos años contribuyendo a la prosperidad del ‘sueño americano’, pagan impuestos, participan en la cultura del país y muchos tienen ya la capacidad de enviar a sus hijos a la universidad. Sin duda, eso es un avance benéfico para la sociedad en su conjunto y con ello todos ganamos, México incluido”, afirma la directora de UC-Mexicanistas, asociación académica que se enfoca en estudios mexicanos en literatura, historia y cultura.

Afirma que esta universidad está clasificada como Hispanic Serving Institution, que implica al menos que 25% de la matrícula de tiempo completo sea hispana. Sin embargo, ese sueño que se iba alcanzado se ha comenzado a interrumpir.

Una de sus estudiantes de licenciatura que realizó un magnífico trabajo de traducción al inglés de partes del Diario de Frida Kahlo no pudo ir a su ceremonia de graduación pues “durante los días de la ‘redada’ en Los Ángeles se vio obligada a esconderse en casa por miedo a la deportación por ‘ilegal’. Muchos de nuestros estudiantes son indocumentados, pero no ilegales”, concluye.

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