Para la artista escénica Socorro Loeza, el proceso de montaje de la obra Sujuy Ja’ surge a partir de la búsqueda en la tradición oral, la mitología y la tradición maya: “Hay historias que más que ser habladas o narradas fueron cantadas previamente. Como la mitología, los mitos y las leyendas o la oralidad que hay en nuestro territorio, que es el maya, hay poca información acerca de cómo eran estas narraciones, la música, sobre todo, ya que mucha de la información fue prácticamente desaparecida. Tenemos ahí datos de que fueron quemados códices, destruidos. Y la poca información que nos llega, sobre todo, a partir de, los rezos de nuestros encargados de hacer los rezos y las ceremonias para la naturaleza y el agua; para pedir permiso para entrar a los montes; a partir de eso, es como se va construyendo el cuerpo de esta escena. Por eso, la describimos como un espectáculo performático, ópera maya, interdisciplinaria porque abarca la música, la narrativa y la oralidad, que es más como el teatro, y está cantada completamente en maya”, afirma la cocreadora de Sujuy Ja’, junto a su colega Lucero Flores, la actriz Dana Góngora, la percusionista Wendy Palomeque, la directora Miranda Lakerveld y el investigador Freddy Poot.

Un proceso cuya materia prima fue el pensamiento y la filosofía maya y que dio como resultado una pieza donde no se presenta una historia, en el sentido en que lo haría una novela o una obra de teatro, sino que es una especie de recapitulación de imágenes poéticas y místicas; que va del Popol Vuh y los Cantares de Dzitbalché a “ciertas oralidades” en las que se presentan vírgenes o diosas que cuidan una naturaleza viva.

“Vienen también estas narraciones orales acerca de la última gota de agua que habrá en la Tierra, la cual estará en uno de los cenotes de Maní en Yucatán. Es, digamos, un viaje a partir de la oralidad en donde hay fragmentos que se cantan, fragmentos y se narran, pero desde la tonalidad de lo recitativo. No se trata de contar una historia, sino partir de la lengua en la que encontramos la poesía”.

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La obra, cuenta Loeza, es parte de World Opera Lab, proyecto internacional del que lleva la batuta Miranda Lakerveld y que ha explorada los problemas del siglo XXI a partir de investigaciones hechas en Indonesia, Irak, Nigeria y los Países Bajos, por ejemplo. En el caso de Sujuy Ja’, la investigación sobre la y el trabajo en el que se congregó un grupo de artistas empezó desde el año pasado.

La llegada de cientos de turistas que utilizan los cenotes de Yucatán como piscinas; que utilizaron los ojos de agua como balnearios y terminaron por contaminarlos, sin entender que no eran para el consumo humano es uno de los temas que subyacen en la pieza. “La península tiene uno de los mantos acuíferos más importantes de Latinoamérica; de hecho es una reserva hidrológica importantísima, pero también está en peligro, porque ya ha sido contaminada con heces fecales de cerdos. Acá tenemos una gran cantidad de granjas y fábricas que vienen prácticamente a abastecerse del agua que hay”, concluye.

Sujuy Ja’, cuyo nombre signfica agua sagrada, puede verse el 7 de enero, a las 18:30, en el Teatro de Xocén, Yucatán; el 18, a las 19:00, en la plaza principal Telchaquillo; y al día siguiente, a las 18:30 horas, en la capilla al aire libre del Ex Convento de San Miguel Arcángel en Maní.

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