Ayer sucedió un hecho inédito: una reunión abierta y pública, entre estudiantes en paro de la Escuela Nacional de Arte Teatral , autodenominadas Morras ENAT , con autoridades escolares e institucionales del Instituto Nacional de Bellas Artes ( INBAL ). Algunos de los funcionarios se dijeron gratamente sorprendidos por el nivel de organización y de respeto con el que las morras dirigieron el encuentro que se transmitió en redes sociales; en los comentarios el apoyo hacia las jóvenes fue también muy significativo. Uno de los acuerdos más importantes es que las estudiantes convocarán a todas las escuelas del INBAL para que participen en la creación de un protocolo para la erradicación de la violencia de género , y en general de todo tipo de violencia, en el interior de las aulas, así como en la planta docente y administrativa. El objetivo es que se logre tal consenso que pueda ser puesto en marcha en el siguiente ciclo escolar.
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Su lucha no es menor. Y sus logros, sin duda, serán un parteaguas para la enseñanza artística. La ENAT sigue en paro y no lo levantará hasta que haya avances significativos y claros. Las morras no salieron en pantalla, algunas incluso distorsionaron sus voces para evitar su reconocimiento, tampoco se conocen sus nombres. Su anonimato es para su protección por probables represalias, vengan de donde vengan, pero además resulta simbólico porque una institución tuvo que ceder al diálogo, no con un grupo, sino con la representación de una comunidad que está harta de su inacción y de su poca efectividad para resolver un grave problema. Los funcionarios fueron corteses, cuidadosos, parecía que no querían dar un paso en falso. Ellas, claras, contundentes. Si las cosas cambian, fueron las morras.
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