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La novela histórica es una especie de espejo retrovisor donde uno ve hacia el pasado, pero al mismo tiempo tiene los ojos en el presente y en el futuro, asegura el escritor Enrique Serna a EL UNIVERSAL tras saberse ganador del VIII Premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura que otorga la Universidad de Guanajuato y que en esta edición está dedicado a la categoría de novela histórica.
El autor de El seductor de la patria, Ángeles del abismo y El vendedor de silencio, que considera sus tres novelas históricas, reconoce sentirse muy honrado con el galardón que lleva el nombre de uno de los escritores mexicanos que más admira. “Leí a Jorge Ibargüengoitia desde la adolescencia, escribí un ensayo sobre su obra y siempre me ha deslumbrado su talento para exhibir la ridiculez humana”.
Y esa exhibición de la naturaleza humana la ha encontrado cuando ha hecho la documentación para esas novelas, donde ha visto cómo se van originando “muchas lacras de nuestra vida política y social” desde tiempos remotos, desde la Colonia, en la que se sitúa Ángeles del abismo, o la Conquista, que es el periodo en que se ubica su nueva novela.
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Descubrió que allí están “varias de las lacras que no nos hemos podido quitar”, por ejemplo, la sociedad de castas, el patrimonialismo, que es el sistema de gobierno donde los puestos públicos son propiedad de quienes los ocupan, y también la presencia del crimen y de la delincuencia que ya estaban presentes incluso desde la Conquista porque México es un país donde la presencia del pasado siempre está muy fuerte.
“Este premio me sorprendió cuando estoy terminando mi nueva novela histórica que ocurre en tiempos de los aztecas. Y justamente me asombra mucho cómo, por ejemplo, las guerras que había en esa época que eran siempre para imponerle al pueblo vencido el pago de tributos, se asemejan al modus operandi de los cárteles de la droga en el México moderno, y no sólo eso, acabo de oír que en el rancho Izaguirre les daban de comer carne humana antes de entrar al cártel, o sea, el canibalismo también está resucitando y sí me parece terrible porque es un canibalismo incluso peor que el que había en tiempos de los aztecas, donde tenía una justificación religiosa, aquí no hay más que un daño humano llevado a límites aterradores”, señala.
El galardón que recibirá el 3 de abril en la 67 Feria Internacional del Libro de la Universidad de Guanajuato, le es otorgado por su habilidad narrativa con una perspectiva crítica y mordaz, su uso ágil del lenguaje, su ejercicio de distintos matices del humor y su interés por los absurdos de la vida cotidiana, así como la exploración de los oscuros entresijos del ser humano y la descripción de los cuadros humanos en sus esferas sociales, culturales e históricas que posee su obra, rasgos que lo acercan, desde el punto de vista estilístico, a Jorge Ibargüengoitia.
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“No creo parecerme tanto a Jorge Ibargüengoitia, creo que mi humor tiende más hacia lo esperpéntico, él es quizás más ácido, más corrosivo y además Ibargüengoitia era un humorista mucho más elegante que yo; pero sí hay ciertos lazos y es una de las lecturas fundamentales de mi juventud; y hay otra coincidencia, él también incursionó en novela histórica con Los pasos de López”, afirma Serna.
El autor con más de 30 años de trayectoria, asegura que todas sus novelas históricas han sido proyectos de estudio, “yo no las he escrito porque ya supiera mucho de la época en la que transcurren, sino porque quería aprender y compartir mi aprendizaje con los lectores”. Dice además que este premio es un estímulo para no cejar en su empeño de reinventar nuestro pasado. “No sé si las novelas históricas sean lo mejor de mi obra, pero son las que más quebraderos de cabeza me han costado”.