EL UNIVERSAL

presenta, con apoyo de la Arqueóloga Bertina Olmedo Vera, curadora de la Colección mexica del Museo Nacional de Antropología, un trabajo en el que detallamos la estructura y la simbología de esta pieza histórica. Es el monumento más estudiado después de dos siglos y prueba del alto nivel cultural y científico alcanzados por el pueblo mexica. Ya que en sus relieves se enmarcan las tres fases por la que atravesaba el Sol a diario. La piedra recorrió varios caminos hasta llegar al Museo Nacional de Antropología, su residencia actual.

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El material

La roca con que fue elaborada es olivino de basalto, proveniente de los derrames basálticos ubicados en las planicies de los lagos del sur de la Cuenca del Valle de México.

Traslado

Se piensa que una gran cantidad de gente proveniente de toda la Cuenca realizó la tarea. Primero en tierra firme y después por la gran calzada que comunicaba por el sur a la isla de Tenochtitlan con tierra firme.

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La posición de la piedra

Esta debió haber sido horizontal ya que muy probablemente fue concebida como un gran cuauhxicalli o “vaso del águila” (recipiente de corazones), o un temalácatl o “rueda de piedra” (altar para el sacrificio gladiatorio).

El descubrimiento

El monolito se localizó cerca de la superficie, cuando se realizaban los trabajos de excavación para crear el drenaje de la Nueva España.

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Fuentes: Escultura Monumental Mexica, Eduardo Matos Moctezuma y Leonardo López Luján. Fondo de Cultura Económica.

Fundación Conmemoraciones 2010, 2012; y Casa de Moneda de México.