“Los rumores van generando la intriga y hay que ver cuál es la verdadera historia, pero mientras tanto pasan los días y se suceden los conflictos”, afirma el escritor guionista y ensayista, Guillermo Saccomonno, de su novela Arderá el viento, la historia con la que obtuvo el Premio Alfaguara de Novela 2025 que relata la vida de un pueblo de la costa argentina, que bien podría ser cualquier pueblo de América Latina, al que llega un extraño matrimonio que saca a flote la miseria, corrupción y traiciones de los habitantes.
“Los conflictos estaban allí cuando esa familia llega, pero la mujer opera como un catalizador, como un precipitador. No hace más que navegar por todas las aguas de la roña y de la mugre que encuentra a su paso, incontaminada, porque a ella, daría la impresión de que el mal no la roza”, señala el escritor que es considerado uno de los intelectuales más destacados de Argentina.
Guillermo Saccomanno (Buenos Aires, 1948) reconoce que la novela funciona como una metáfora, un universo literario creado por él en el que dice “está la coima (corrupción), están los narcos, la impunidad, va pasando de todo, la corrupción, el sexo, la traición, el adulterio, la violencia doméstica, todo eso está vigente. Hemingway sostenía que ‘todo escritor debe andar con un detector de mierda prendido todo el día’, un radar para andar capturando todas las miserias y virtudes del mundo donde esto ocurre y que es lo que la literatura retrata”.
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¿Cómo está Argentina?, se le pregunta al autor de otras novelas como El oficinista, Cámara Gesell y Un maestro. Apunta que Argentina es la antítesis de México.
“A diferencia de México, Argentina no supo construir un frente. Acá en México se construyó un frente y en un momento se unieron todas las voces, aún las disidentes, para encontrar en qué se confluye, pero en mi país el peronismo está dividido y la central trabajadora es una banda de gangsters, los partidos políticos son todas trampas y celadas, la violencia está todo el tiempo, hay marchas de jubilados y los reprimen, cada tanto desaparece alguien, cada tanto hay feminicidios, como se les llama ahora, hay homicidios a granel. Este gobierno pretende terminar con la ciencia, con la salud, con el trabajo, con la educación, con la vivienda, con el estado. Convirtió ministerios en secretarias, quienes asumieron los cargos son, si no gangsters, pichones de gangsters. Entonces, en un estado así yo miro México y digo, ‘México parece alzar la cabeza’”, afirma el narrador.
Llama a aferrarse a lo bueno, a encontrar lo bueno, y apunta veloz, que así lo considera él que no es nada optimista, más bien pesimista y Arderá el viento lo prueba.
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“Siempre digo que como dice John Berger, ‘hay que escribir con la esperanza entre los dientes’. Mi literatura pretende eso. Yo quiero con la literatura incomodar, molestar, provocar, excitar, cuestionar, preguntar, no dar recetas, no dar realismo socialista. Que el lector arme su propio crucigrama”, afirma.
Al ser declarado ganador, el Jurado definió Arderá el viento como una novela que permite oír la conciencia que late en toda ciudad pequeña, y es capaz de capturar el horror en la vida de una villa de mar y la belleza que todavía anida en ella. Agregaron que Guillermo Saccomanno se apropia de un territorio, de sus habitantes, de su pasado y de sus secretos para mostrar ese entramado de complicidad entre la política, el narco, la policía y el periodismo, en medio del cual las personas corrientes sobreviven a su propia existencia
El narrador reconoce que el del escritor es un oficio paranoico, “Nunca estás tranquilo”, asegura que la realidad de América Latina es atosigante. “¿Quién era que decía? ‘Ayer estábamos al borde del abismo, hoy hemos dado un paso al frente’. Y es tremendo. Ojo, ustedes ahora están en un gran país. No me jodas, porque ahora tienen a Claudia, que es un orgullito en Latinoamérica”, apunta.
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Saccomanno dice que no es la primera vez que está en México, que es un país que conoce bien, que ha estado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y varias veces ha participado en las ferias que organiza Paco Ignacio Taibo II. “Somos amigos con Paco desde hace 30 años. Yo noto que hay una euforia, no sé si euforia, pero hay como una especie de atención alegre. A ver cómo sigue esto. Esta mujer a Trump le hizo ‘fuera’ con una elegancia y una delicadeza diplomática que el otro boludo se quedó atónito”.
Luego apunta que él admira a México porque tuvo la primera revolución del siglo XX, antes que la rusa, pero también porque fue un país extraordinariamente hospitalario, por el que pasaron Breton, Trotsky --todos los años voy al Museo Trotsky como si fuera un ritual, yo fui un niño trotskista---, alojaron a André Breton, por acá pasó D. H. Lawrence, Graham Greene, Malcolm Lowry, Tina Modotti. Y México alojó a todos y alojó también a los intelectuales argentinos perseguidos de la última dictadura”.
Guillermo Saccomanno dijo que también México “tuvo que soportar gobiernos corruptos como soportamos todos y esto no quiere decir que ahora estamos en un estado ideal, México tiene problemas y muchos y muy graves”, sin embargo, dice que está mejor que otras naciones latinoamericanas.
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Afirma que la violencia está en nuestra vida cotidiana, está en todas partes. “Me interesan mucho las noticias más escabrosas del diario, las policiales y me interesan mucho también todos los programas de trivia. Creo que el plan económico que intenta explicarte un ministro no lo entiendes, lo vas a entender en la página de policiales. No te digo que las policiales sean un tratado de economía política, pero explican bastante”, concluye.