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Olga Harmony
(1928-2018) fue dramaturga, narradora y profesora, pero destacó sobre todo por las certeras reseñas del arte escénico que publicó en distintos periódicos durante décadas, labor por la que ha merecido el título de decana de la crítica teatral. A escasos días de su fallecimiento, se celebró ayer en el Palacio de Bellas Artes un homenaje póstumo a este personaje tan emblemático de l a esfera teatral en México.
La crítica, que también llevó a escena sus obras La ley de Creón , El lado humano y Teresa entre los cuerdos, entre otras, fue reconocida y elogiada por familiares, amigos y conocidos. “La pluma de Olga Harmony era sencilla; no fue estilista sino eficaz en transmitir las ideas, problemas y valores que veía en un espectáculo. Eso la pone en un lugar invaluable para entender a toda una generación” aseguró David Olguín, dramaturgo y director de teatro que plasmó la vida y memorias de la crítica teatral en la biografía Olga Harmony.
De Harmony contaron anécdotas y experiencias que marcaron a creadores y espectadores de toda una generación: la presión que ejercía al aparecer entre butacas, su presencia imponente que angustiaba a los directores; la pluma implacable que siempre veía por el espectador ordinario: “Olga Harmony es un referente obligado de la crítica de teatro. Su escritura, directa y sencilla, permitía que pudiera ser leída con facilidad por cualquiera” dijo el director del Centro Universitario de Teatro de la UNAM, Mario Espinosa.
Fue el pasado 11 de noviembre cuando la decana de la crítica teatral falleció a los 90 años en la Ciudad de México. “Nuestra maestra se fue con toda la fragilidad humana; se fue pensando en el teatro, porque se le iluminaron los ojos cuando le hablé sobre eso” concluyó Olguín.
akc