Integrantes del Sindicato Nacional de Restauradores (Sinar), conformado en un 80% por mujeres , señalaron que han sido víctimas de discriminación en razón de género por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia ( INAH ), pues no les ha tomado en cuenta en comparación con otras agrupaciones sindicales.
La denuncia se hizo durante el encuentro virtual “La Conservación-Restauración como función sustantiva del INAH”, en el que Ximena Rojas, secretaria general del Sinar, dijo que en comparación con otros sindicatos “al Sinar se le deja de lado”, esto porque “se esperaba” que fuera una agrupación tranquila y como sucedió lo contrario, provocó que haya una especie de “ violencia de género ”, a través de “acciones muy sutiles” por parte de las autoridades del INAH.
En el encuentro también participaron las restauradoras Liliana Giorguli, de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM); Haydeé Orea, del Centro INAH Chiapas; Claudia García, del Centro INAH Yucatán; Marina Corres, del Centro INAH Oaxaca; Jannen Contreras, así como el restaurador Germán Fraustro, de la ENCRyM.
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En el conversatorio, se enfatizó en la importancia de considerar a la conservación como una actividad esencial del INAH y se habló de problemas derivados de la falta de recursos y la actitud de omisión para la toma de decisiones.
Haydeé Orea indicó que también el gremio de restauración percibe un menor en comparación con otros especialistas: “Somos en este momento tres restauradoras. Una está de permiso de estudio, otra está a punto de tener un bebé y necesitamos que nos echen la mano. La gente no quiere venir por un salario tan bajo, no se dan viáticos, no se paga nada excepto el salario”.
Pero ese no es el único problema. Por ejemplo, el 24 de mayo, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Reglamento de la Ley Orgánica del INAH , algo que sucedió por primera vez en los 82 años de historia del Instituto. Sin embargo, el área de conservación no fue tomada en cuenta para la redacción de ese documento.
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Frente a esa situación, Liliana Giorguli exigió que a su gremio “se le dé su justo lugar” en la toma de decisiones y planeación de políticas culturales: “Los recortes no sólo son una afectación al área de conservación sino al patrimonio cultural , a la responsabilidad institucional y nacional".
“Espero que podamos incidir en la mejora de lo que contiene (el reglamento). Hemos detectado, no solo en el área de conservación, circunstancias que requieren modificación y para esto tendríamos que generar foros de discusión. Desde hace un par de años que empezó la redacción del Reglamento y sí resiento que otra vez el área de conservación se vio limitada en los espacios de discusión. Limitada no por desconocimiento, sino como una política de no incluir adecuadamente”, indicó Giorguli, quien fue titular de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural .
Y es que cuando se trabajó en ese reglamento, declaró Liliana Giorguli, el área de conservación estuvo “subrepresentada”, es decir, “hubo un limitado número de restauradores”.
Al respecto, Jannen Contreras comentó que esa falta de representación es algo “llamativo y hasta preocupante”, sobre todo porque en esas discusiones sí estuvieron representantes de las otras coordinaciones que hay en el INAH.
fjb