La reapertura del Palacio de Bellas Artes, tras permanecer casi seis meses cerrado , ha implicado la realización de una serie de protocolos para definir la desinfección de cada espacio y superficie, así como protocolos con medidas sanitarias y distanciamiento social específicos para grupos artísticos, técnicos y trabajadores; incluso, la nueva normalidad obligó a modificar la museografía de la muestra "El París de Modigliani y sus contemporáneos". Además, de momento, el aforo permitido será solo del 20%.
A partir del 2 de septiembre se podrá acceder al área de murales y al Museo Nacional de Arquitectura , al restaurante y a la librería; el 8 de septiembre estarán abiertas las salas de exhibición con la exposición del artista italiano, así como el vestíbulo en donde cinco músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) ofrecerán recitales relacionados con la vida y obra de Modigliani. Además, las vallas que hasta este fin de semana rodean al inmueble, serán retiradas en acuerdo con el Gobierno de la Ciudad de México.
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Permanecerán cerradas la Sala Principal, las salas Manuel M. Ponce y Adamo Boari y las oficinas, su apertura ocurrirá cuando el semáforo marque verde, pero se contempla que la Sala Principal pueda comenzar a utilizarse en las próximas semanas para ensayos de grupos reducidos de la OSN y de la Compañía Nacional de Ópera, así como para actividades artísticas que serán transmitidas en línea, como una ópera que formará parte de la programación del Festival Internacional Cervantino que este año será virtual.
"Se han tenido que hacer protocolos de los protocolos, porque no sólo es un recinto monumental, es también un espacio en el que conviven diversas formas de práctica artística y diversas superficies. Cada espacio tiene su propio protocolo; además, hay otro protocolo para la Orquesta Sinfónica Nacional y para los demás grupos artísticos, porque las necesidades son distintas. Se analizó cada grupo y cada área", dice la directora del INBAL, Lucina Jiménez.
Usar cubrebocas obligatoriamente, así como gel; desinfectar calzado y tomarse temperatura.
Hace unos días, el Museo de Louvre anunció una caída del 75% de sus visitas durante el verano. En México, el Museo del Palacio de Bellas Artes tiene previsto que, ante la pandemia, también habrá un desplome respecto al año anterior. Sin embargo, dice su director, Miguel Fernández Félix, se mantiene positivo: "No nos queremos ir por una cifra, sino por la atención que daremos, pero también queremos seguir apostando por la estrategia digital para que en todo el país puedan visitarnos de manera virtual. Sabemos que sí habrá un descenso, por supuesto, pero la puesta es por una buena atención y por un público constante de manera presencial y en formato virtual".
Y agrega: "No sabemos cuánto va a durar esta práctica de nueva normalidad, por eso todas las medidas se han pensado como permanentes. Todos esperamos que las cosas cambien pronto, pero también es cierto que debemos pensar en que esto continuará de manera indefinida".
¿Cómo será el regreso?
Para el 2 de septiembre las medidas para recibir al público están definidas. En un recorrido hecho en exclusiva por EL UNIVERSAL, los responsables del Palacio y de sus museos, explicaron cómo será el acceso de los visitantes.
Entrar de forma individual o en par si son cohabitantes.
La entrada para acceder al área de murales y al Museo Nacional de Arquitectura será por la puerta izquierda, cercana a la Alameda Central. A partir del día 8, la puerta central se abrirá para Arquitectura, restaurante y librería. En todos los casos, la salida será por la puerta derecha, del lado de Eje Central. En la entrada habrá señaléticas para recordar al público que no puede acceder con mochilas porque no habrá servicio de guardarropa, que debe portar cubrebocas en todo momento, guardar distancia social, pasar por el filtro de desinfección de calzado, por toma de temperatura, uso de gel antibacterial, y respeto a las señalizaciones colocadas en el piso para marcar la distancia y la dirección del recorrido, así como el costo de entrada.
La fila para acceder estará dirigida a un costado del recinto, en dirección a la Plaza Ángela Peralta. Se permitirá el acceso de dos personas sólo si son cohabitantes, de no ser así, la entrada será individual. En la fila en el exterior podrán estar máximo 40 personas. En la entrada y durante todo el recorrido por los diversos espacios, habrá mediadores para orientar a los visitantes sobre cómo respetar las medidas durante su permanencia en el espacio. De acuerdo con la arquitecta Karen Aguilar, coordinadora de Arquitectura del Museo del Palacio, se ha capacitado al personal de apoyo para brindar confianza a los visitantes y es que, dice, el objetivo es que la visita no se convierta en un momento de angustia debido a las restricciones de movilidad.
Al respecto, dice Lucina Jiménez, se ha insistido en que será prioritario brindar atención afectiva: "No queremos que los visitantes se sientan con angustia, que se sientan en una zona de peligro; por el contrario, lo que queremos es generar la idea de que somos un espacio seguro, que son nuestros museos y que son como un refugio, que la gente puede venir con su hijo, con su pareja, con la certeza de saber que alguien más ya se encargó de la seguridad para que puedan dedicarse únicamente al disfrute estético".
El acceso será por grupos de hasta seis personas solas o 12 si son cohabitantes. Después de pasar a taquilla, el flujo marcado será hacia la izquierda, es decir, no podrá haber movilidad libre por vestíbulo o escaleras.
En todo momento se debe guardar la distancia social, y con un aforo del 20%.
La capacidad será variable en cada espacio. En el área de murales podrán permanecer 41 personas o hasta 82 si son cohabitantes. En Arquitectura se permitirá la visita de ocho personas o 16; la sala Diego Rivera con 14 o 28, la sala nacional 38 o 76 y la sala Siqueiros con ocho o 16. En total, cada hora se podrán atender hasta 160 personas en promedio para todos los espacios.
Los elevadores darán servicio a embarazadas, adultos mayores y personas con discapacidad, pero sólo de dos en dos. En los sanitarios sólo podrán estar dos personas. No habrá ningún tipo de información impresa, pero el boletaje será físico. Al finalizar la visita se invitará al público a llenar de forma virtual una encuesta sobre su experiencia.
Previo a los protocolos para el acceso al público, el Centro Nacional Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble realizó un estudio para determinar la desinfección específica que requiere el Palacio de Bellas Artes, debido a los diferentes materiales que conviven y al cuidado de la obra artística.
“Todas las superficies deben limpiarse de manera constante, como barandales, manijas y perillas. Hay recomendaciones que no podemos usar en ciertas superficies, por ejemplo, las duelas no pueden ser limpiadas con alcohol porque podríamos dañar el barniz, pero usaremos el método de triple balde: agua jabonosa, agua simple y un paño de saco. El mármol se debe limpiar con una dilución de jabón neutro. Hay métodos para cristal, metal y acero; la recomendación general es evitar el exceso de cloro en inmuebles patrimoniales porque libera gases que pueden dañar las superficies; en su lugar se puede usar alcohol o agua y jabón”, explica Karen Aguilar.
Antes de la pandemia, en el Palacio de Bellas Artes podían convivir hasta 3 mil 454 personas sin contar la Sala Principal. Ahora, con el aforo reducido al 20%, podrán permanecer al mismo tiempo sólo 266 o hasta 518 si hay visitantes que vienen en par porque son cohabitantes.
Permanecer en las salas de exposición durante 20 minutos. No hay servicio de guardarropa.
Además, antes de la pandemia laboraban hasta 400 personas simultáneamente, pero en este momento se está contemplando que sólo podrán regresar alrededor de 200, pero no de manera simultánea, sino con horarios y fechas escalonados.
Medidas para Modigliani
La exposición de Modigliani, que se iba a abrir en marzo, se puede ver de manera virtual desde el 1 de agosto. Ahora, se podrá ver presencialmente. Sin embargo, explica Miguel Fernández Félix, director del Museo del Palacio Bellas Artes, ante las medidas sanitarias se modificó la museografía prevista: “Tuvimos que hacer muchos cambios, la exposición que teníamos planeada en marzo es distinta a la que verán ahora. Por ejemplo, teníamos el tema de poder tocar, ya no podremos; ahora habrá sensores de movimiento”.
El recorrido en las salas Diego Rivera y Nacional se deberá hacer en aproximadamente 20 minutos cada uno, para que cada cuadro u obra se pueda contemplar en alrededor de 40 segundos. El flujo será unidireccional.
Cecilia Reyes, encargada de mediación, explica que cada sala plantea su capacidad máxima no sólo en función de los metros cuadrados, sino también para que haya un radio de dos metros entre cada visitante. “En algunos casos se planteó la sana distancia, pero también para que tengan una perspectiva visual de las obras”, asegura.
Una vez que concluya la exposición de Modigliani, se tiene contemplado que la siguiente muestra será el último mural que realizó Rina Lazo, fallecida el 1 de noviembre. Después, se prevé una colaboración con el Abierto Mexicano de Diseño.
La pandemia, dice Lucina Jiménez, ha implicado grandes retos. “El Palacio se cerró el 18 de marzo, nunca pensamos que cerraríamos cinco meses. Ha sido muy fuerte”, dice. Y es enfática al advertir que han elaborado un riguroso sistema de monitoreo de todo el personal que labora en el instituto, cuyo universo asciende a 7 mil personas si se consideran todos los esquemas de contratación de todas las áreas. Y, asegura, que si hubiera un contagio en cualquier lugar que sea responsabilidad del instituto, se tomarán medidas tan rigurosas como el cierre temporal para evitar brotes.
"El trabajo que se ha hecho a lo largo de varios meses en Bellas Artes ha sido muy generoso, muy comprometido, muy documentando, pero al mismo tiempo muy esperanzador porque creo que abrir el Palacio de Bellas Artes, es abrir la esperanza a otra etapa", concluye Jiménez.