Pese a todas sus metamorfosis históricas y sociales, al arte le caracteriza la transgresión, paradigma que guía la obra del pintor Rafael Cauduro (Ciudad de México, 1950), expuesta actualmente en el Colegio de San Ildefonso con la exposición Un Cauduro es un Cauduro (es un Cauduro), nombre que recalcitra en la originalidad que define, más no extralimita, al artista, cuya evolución estética a lo largo de medio siglo engloba, además de las sombras y éxtasis humanos, un contenido politizado, pues Cauduro siempre ha sido consciente de la verdad tergiversada que padecemos y de la que hemos sido testigos, víctimas y, quizá, victimarios alguna vez.

“Me entusiasma mucho saber que mis obras llegan a miles de miradas, han sido procesos de experimentación, simbolismos, mentira y fantasía. Cuando los espectadores se me acercan por correo, en un comentario o mensaje de redes, y me relatan el impacto que mi obra ha tenido en sus vidas, o que encontraron alguna inspiración, o lo que sintieron, eso es para mí la mayor satisfacción”, dice Rafael Cauduro, a propósito de su exposición, planeada desde hace tres años.

Un Cauduro es un Cauduro (es un Cauduro) permite conocer al pintor y al hombre íntimo, pues su obra es reflejo de su vida, marcada por una vocación para explorar los impulsos de la psique a través del lenguaje de la pintura: “Descubrí por intuición que yo era pintor y, al asumir mi vocación, cambió mi vida y mi forma de ver la realidad. El arte nos educa, nos enseña con sutilezas, contornos, claridades y oscuridades, nuestra fragilidad; es la voz de lucha, los reclamos de aquellos a los que los desilusionaron, violentaron o hirieron, es conducto de movimientos sociales. Todo en una sola expresión.”

También lee: 

Desde sus inicios, Cauduro caminó por la divergencia: aunque estudió arquitectura y diseño industrial, su aprendizaje fue siempre autodidacta, ya que el talento artístico fue inculcado en su familia: “Mi padre fue el gran mentor del arte en mi infancia, siempre nos mostraba el arte clásico, de Giotto a Tiziano; en casa todos sabíamos dibujar muy bien, mis hermanos, arquitectos, también marcaron un camino para mí”.

Uno de los ejes representativos del aporte artístico de Cauduro es la experimentación con materiales tan diversos como las láminas oxidadas, las resinas o el vidrio, que le han permitido dar a su obra una impresión deteriorada, analogía de la realidad en que vivimos: “Generalmente me acusan de ser poco ortodoxo. Creo que el uso de esos materiales era una necesidad para plasmar las realidades y mentiras, traté de salir de las técnicas clásicas y que mis piezas tuvieran un carácter innovador, pero realista. Esos procesos me tomaron muchas horas de prueba y error para perfeccionarlas, cosa que no hice solo: la fallecida escultora Carla Hernández , quien fue mi primera esposa, me ayudó a crear un arte que hasta el momento no existía, un nuevo comienzo”.

A nivel abstracto, en su creación persiste la idea sobre el paso del tiempo: “Me gusta considerar que mi pintura es una arqueología entre la vida y la muerte, las huellas del paso del tiempo no son otra cosa que gritos y exequias de: ‘aquí estuve’, ‘existí’, ‘fui parte de’, todo eso para darnos consuelo y sentir que aún estamos vivos”. Asimismo, los habitantes de su pintura son también cambiantes, reflejan pasiones, la violencia y la vulnerabilidad de la que es capaz un cuerpo: “Todas las personas merecemos vivir con dignidad, de ahí parten muchas de mis creaciones. Cuando pinto, me interesa poner a la persona al centro, mirarla en su condición humana, no solamente como un o una modelo que está ahí para llenar una necesidad”.

También lee: 

Rafael Cauduro: “Que mi obra impacte es la mayor satisfacción”
Rafael Cauduro: “Que mi obra impacte es la mayor satisfacción”

La interpelación al ámbito religioso es una de las constantes en el arte de Rafael Cauduro.

Uno de los temas en el trabajo de Cauduro es la interpelación al ámbito religioso, de donde toma el imaginario que, por ejemplo, podemos ver en su serie sobre Sodoma y Gomorra, o en las sobreposiciones del cuerpo sexualizado de Cristo comparado con modelos de Calvin Klein: “Mis padres eran sumamente religiosos, esto hizo mella en mi educación; de ahí vino el cuestionamiento, los murales religiosos y el arte sacro estaban para convencernos de lo divino, de la misericordia y de la brutalidad de Dios, yo tomé esa visión a partir de los 90 y le di un sentido que me hiciera lógica: los ángeles justicieros, despiadados, exterminadores y el castigo por vivir en pecado e ignominia”.

Más que una provocación, la pintura de Cauduro es una denuncia de la injusticia en todos sus sentidos, sociales y metafísicos. Sus lienzos demandan las mentiras que nos rodean, sus figuras lanzan una luz sobre lo terrible que nos invade, resultado de la precariedad y la miseria en que la corrupción y el poder han sometido a los más desamparados: “El artista tiene la obligación de mostrar la realidad y sus mentiras, y sobre todo hacerse cargo de lo que va a plasmar en el lienzo, es en ese momento de reflexión donde le otorgas voz a los desvalidos, castigo a los tiranos y reconocimiento a los héroes que caminan entre nosotros.”

Con más de 800 obras en su haber, Cauduro habla de su inspiración: “Me gustaría seguir creando, pero por salud puse en pausa mi carrera como artista. Disfruto mucho estos momentos de tranquilidad y pienso que mi motivación son mis hijas, el amor de mi familia y, a través de la exposición, llegar a gente que desconoce mi trabajo y estar más cerca de quienes se inspiran en él. Poder transcender a través de mi obra”.

La muestra estará en el Colegio de San Ildefonso hasta el próximo 26 de junio; consulte más actividades en www.sanildefonso.org.mx/expos/cauduro/

Rafael Cauduro 

Artista plástico

El arte es la voz de lucha, los reclamos de aquellos a los que los desilusionaron, violentaron o hirieron, es conducto de movimientos sociales. Todo en una sola expresión”

800 OBRAS Ha creado Rafael Cauduro a lo largo de su carrera artística