Doha, Qatar.— El Museo 3-2-1 Olímpico y de los Deportes de Qatar vive sus tiempos extras de paz y tranquilidad antes de que, en sólo unos días, sea invadido por cientos o miles de aficionados al Mundial de Futbol que asistirán al Estadio Internacional Khalifa, una mole construida en 1976 y renovada para recibir a 40 mil aficionados en cada partido, ubicado a un costado del nuevo recinto qatarí.
Ropa de famosos como Tom Brady y David Beckham y hasta un Ferrari fórmula 1 que fue conducido por Schumacher hay en el recinto. Foto: Julio Aguilar/ EL UNIVERSAL
Algunos de esos hinchas serán el público cautivo que entrará a este nuevo museo en Doha , apenas inaugurado en marzo.
El español Joan Sibina es el arquitecto de este edificio que, de golpe, parece una inmensa tienda de juguetes, con una estructura cilíndrica rodeada de cinco anillos que, al atardecer, se encienden cada uno con diferentes colores: es el emblema olímpico ensartado como espiral gigante en una construcción de cristal de 19 mil metros cuadrados.
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Al entrar, el edificio, en efecto, se revela como una extensa vitrina de juguetes: objetos deportivos históricos, raros, legendarios, de todo el mundo y muy costosos. De hecho, en estos días aquí se exhibe, de forma temporal, el objeto histórico deportivo más caro de la historia de las subastas en el mundo. Una pista: costó casi 9 millones de dólares y fue hecho en México.
El director del museo, Abdulla Yousuf Al Mulla , nos recibe después de hacer la primera oración musulmana de la tarde; explica que hay siete salas con diferentes temáticas, algunas con asuntos muy locales, sobre el deporte en Qatar y su participación en encuentros deportivos, y otras con un enfoque internacional, en las que se puede ver una panorámica sobre la historia del deporte en el mundo, además de la exposición temporal "El mundo del futbol", preparada con motivo del Mundial, con objetos procedentes de diversas colecciones públicas y privadas, entre ellas las del Musée du Sport de Francia, del National Football Museum de Gran Bretaña y del Museo FIFA.
En la galería histórica del deporte está el único lugar donde México tiene un espacio destacado en el museo, o mejor dicho, las culturas prehispánicas del país, con el juego de pelota como gran referencia, ilustrado con algunas piezas arqueológicas y réplicas. Qué pena, en el museo del deporte más importante de Medio Oriente, el momento deportivo glorioso mexicano para la historia mundial ocurrió hace más de 500 años, desde entonces, puro cruzazulear.
Foto: Julio Aguilar/ EL UNIVERSAL
Las vitrinas de los héroes deportivos
Con perdón de la esforzada y heroica participación de Qatar en el deporte, que los responsables del museo se empeñan en resaltar, la verdad es que el gran atractivo de este lugar es la exposición temporal sobre el futbol y el salón de los atletas, donde está la mayor parte de los objetos históricos más preciados de la colección, es decir, los juguetes más interesantes del 3-2-1 Museum.
Este es el espacio de los héroes. En tres pisos, la colección expone una breve historia de 90 destacados atletas de los siglos XX y XXI, ilustrada con objetos que fueron parte de sus hazañas. Es el gran salón de los fetiches, de reliquias históricas ante las que cada quien viene a sorprenderse y algunos incluso casi a persignarse o a entrar en éxtasis.
Por ejemplo, los peregrinos de India, ante el bate de la leyenda viva del cricket Sachin Tendulkar ; los brasileños, frente a los zapatos del rey Pelé.
El español Joan Sibina es el arquitecto del museo inaugurado en marzo. Foto: Courtesy Qatar Museums
Pero hay mucho más, es un lugar ecuménico para todas las aficiones deportivas: desde un Ferrari fórmula 1 que fue conducido por Michael Schumacher, hasta el guante de box izquierdo que Muhammad Alí usó al ganar su medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma en 1960; también hay reliquias de Bruce Lee, ropa de Messi y muchos otros objetos históricos de los héroes del deporte de casi todo el mundo.
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Y en la exposición temporal El mundo del futbol, la joya de la colección, o mejor dicho, el juguete más costoso que se exhibe en el Museo 3-2-1 Olímpico y de los Deportes de Qatar: la playera que usó Diego Armando Maradona en el legendario juego de la “mano de dios”, en el Mundial de México 86.
Detrás de una vitrina y a media luz, como dice el tango, se exhibe el objeto histórico deportivo más caro de la historia que Maradona vistió en el Estadio Azteca, en el partido de la selección argentina contra la de Inglaterra.
En mayo pasado, cuando su compra se volvió noticia mundial, no se sabía qué millonario coleccionista la había adquirido en una puja por Internet de la casa de subastas Sotheby’s en 8.8 millones de dólares, para sumar un total de poco más de 9 millones con la comisión incluida; sólo trascendió que era un coleccionista de Medio Oriente. Aunque ahora se sabe dónde está la prenda, el misterio sobre su propietario no ha quedado aún resuelto. Desde octubre, Qatar la expone en su museo deportivo, pero anuncia que está sólo como un préstamo.
De los objetos más admirados: los zapatos del rey Pelé. Foto: Julio Aguilar/ EL UNIVERSAL
La camiseta azul, como todo lo relacionado con Maradona, ha tenido su polémica. Hubo dos playeras, pero ésta es la del segundo tiempo, cuando el jugador argentino metió los dos goles en aquel partido. Poco antes de la subasta, la hija de Maradona negó que fuera la prenda original, pero Sotheby’s mostró cómo hicieron un peritaje con imágenes de alta resolución para comparar los detalles finos del objeto con las tomas fotográficas del partido, y recordó la curiosa historia de la confección de la playera: cada camiseta de los jugadores argentinos era diferente porque poco antes del partido se cosieron los parches amarillos de la Asociación de Futbol Argentino y se plancharon los números en la espalda de las playeras de la marca Le Coq Sportif que fueron cambiadas apuradamente porque el entrenador, Carlos Bilardo, decidió que para el calor que iba a hacer durante el juego en la Ciudad de México no era adecuado que los muchachos usaran ropa de algodón.
El periodista argentino Andrés Burgo ha hecho en su libro El partido (del siglo) y en varios artículos periodísticos publicados a lo largo de los años, una minuciosa reconstrucción de ese episodio muy mexicano de la selección argentina: las empleadas del Club América fueron quienes hicieron los apurados ajustes en las playeras mundialistas que fueron adquiridas en una pequeña tienda de artículos deportivos, quizá en el Centro Histórico del entonces Distrito Federal.
La legendaria playera de Maradona, zurcida y parchada por mujeres mexicanas y que al parecer incluso dice en su etiqueta “Hecho en México”, ha pasado a la historia como el fetiche deportivo más caro gracias a la hazaña perpetrada por el argentino en el Estadio Azteca.
A final de cuentas, algo de México tiene un lugar destacado en uno de los museos del deporte más ricos del mundo, aunque sea de chanfle.
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