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antonio.diaz@clabsa.com.mx
La Secretaría de Cultura federal, a tres años de su creación, comienza el 2019 con cambios que representan una reestructura, con un presupuesto de 12 mil 894 millones de pesos y sin que todavía se hayan hecho públicos todos los nombramientos.
Uno de los cambios fundamentales será la fusión del Fondo de Cultura Económica (FCE), Educal y la Dirección General de Publicaciones (DGP), que ha sido anunciada en diferentes entrevistas por Paco Ignacio Taibo II, quien podría llegar a la dirección de la editorial estatal.
La agrupación FCE —paraestatal adscrita a la SEP—; Educal — paraestatal adscrita a la Secretaría de Cultura y que encabeza Fritz Glockner, y la DGP —que dirige Marilina Barona del Valle y hasta ahora depende de la Subsecretaría de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura—, de concentrarse, operará desde la Secretaría de Educación Pública, no desde Cultura. Todo esto implicará un largo proceso con modificaciones que tendrá que hacer el legislativo.
Lo anterior explica que ahora se hable de Subsecretaría de Diversidad Cultural y no se incluya en el nombre de ésta de Fomento a la Lectura.
El fomento a la lectura será un tema que se prevé sea anunciado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en las siguientes semanas, y será parte de un programa nacional de lectura.
El Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart) cambiará de la Secretaría de Bienestar, antes llamada Secretaría de Desarrollo Social, y estará dentro de la de Cultura.
Fonart, fideicomiso público que dirige la historiadora Emma Yanes Rizo, se encuentra en un proceso jurídico, para que vía decreto, sea sectorizado en Cultura; aquí estará adscrito a la Subsecretaría de Desarrollo Cultural, que encabeza el cineasta Édgar San Juan.
Una vez concluido el cambio de una secretaría a otra, para el funcionamiento de Fonart será anunciado un plan de la mano de la Secretaría de Economía, que busca, entre otras cosas, fortalecer la exportación.
Como lo anunció el Presidente de la República en sus 50 puntos de anticorrupción y austeridad, ya no existen las figuras de Oficial Mayor de las secretarías de Estado. En la Secretaría de Cultura hay ahora una Unidad de Administración y Finanzas, cargo que ocupa Omar Monroy.
Para el ejercicio 2019, la Secretaría de Cultura tiene un presupuesto 12 mil 894 millones de pesos. El incremento en algunas direcciones refleja el énfasis que quiere dar la Secretaría de Cultura, encabezada por Alejandra Frausto. Por ejemplo, la Dirección General de Vinculación Cultural, adscrita a la Subsecretaría de Diversidad Cultural tiene un presupuesto de 655 millones de pesos, diez veces más que en 2018, cuando se le asignaron 66 millones. La titular de esta dirección es Esther Hernández.
También es el caso de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural que obtuvo un aumentó de recursos por 941 millones, cuatro veces más que en 2018, año en el que ejerció con 220 mdp. No se ha dado a conocer el titular.
Cambios que no convencen. Carlos Lara y Eduardo Cruz Vázquez, especialistas en políticas culturales, ven con desconfianza la reestuctura en la Secretaría de Cultura.
Lara, analista y abogado especializado en derecho cultural, sostiene que la actividad artesanal es “eminentemente económica, algo que no se ha tenido la capacidad de ver. Era un pésimo lugar Sedesol para Fonart, porque la misión de esta secretaría es el combate a la pobreza, es decir, los veía en un marco asistencialista y la actividad artesanal es más que eso”.
Eduardo Cruz Vázquez, fundador del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (Grecu) de la UAM, analiza la historia de Fonart, fideicomiso público que surgió en 1974, que había estado (hasta 1995) en Conaculta, antecesora de la Secretaría de Cultura: “El regreso puede tener sentido si vemos el tema artesanal históricamente irresuelto como un asunto de política cultural; sin embargo, si este regreso al ámbito cultural no está acompañado de una política económica, no pasará nada”.
Lara recuerda que ninguna dependencia federal ha intervenido ante el tema de plagios de los trabajos artesanales, hechos por ejemplo por marcas como Zara o Mango.
“En lugar de darles la oportunidad de crecer en el área económica, los llevas a Cultura, donde lo único que harán es libros, coloquios y actividades meramente ornamentales, cuando en realidad, están siendo plagiados. El cambio de una secretaría a otra es un pésimo error. Los llevas a Cultura a bien morir porque no hay una política cultural”, dice Lara.
Lara considera que la dependencia ideal para instalar Fonart es la Secretaría de Economía, pues “los artesanos crean para vender, no para decorar oficinas”. Opina que “en la Secretaría de Cultura hay un serio desconocimiento en muchas áreas, pero en ésta en particular, porque confunden la actividad artesanal con una actividad recreativa”.
Con respecto a la fusión de FCE, Educal y DGP, Eduardo Cruz Vázquez asegura que es un proceso que abre un problema jurídico, entre otras cosas, porque el FCE opera con ciertas reglas empresariales y de mercado, y dejó de ser una empresa formalmente paraestatal. Mientras que “Educal (empresa paraestatal) enfrenta un problema de viabilidad económica importante”.
Lara ve como positivos algunos cambios: “Se dejarían de hacer programas y se haría una política pública en materia de cultura; una política cultural en materia de fomento artesanal o una política pública de fomento a la lectura. ‘Hacer más con menos’ (como ha dicho Alejandra Frausto) es un eslogan, es el qué, (pero) el cómo no lo saben hacer o lo están planteando mal. Tendría que hacerse un diagnóstico de qué áreas deben estar para hacer política pública. No hay diagnósticos, hay ocurrencias”.